La comisión Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal
Argentina, emitió un mensaje con motivo del primero de Mayo, Día del Trabajo.
Los obispos se hicieron eco de la voz de quienes son explotados en trabajos
indignos, de quienes están mal remunerados o trabajan en 'negro', de los
jóvenes que quedan marginados del trabajo, y de quienes el trabajo no lo tienen
debiendo contentarse con subsidios paliativos.
A los trabajadores le pidieron honrar la tarea
encomendada aportando los propios dones para hacer “las cosas bien”, obrando
con fidelidad y responsabilidad, respetando a los subalternos. A los
sindicalistas les solicitan proteger los genuinos intereses de los
trabajadores, deponiendo intereses y cuestiones personales. A los
empresarios le indican la necesidad de desarrollar la vocación emprendedora,
generando puestos de trabajo con salarios justos y plena vigencia de las leyes
laborales. A los gobernantes le solicitan apoyar el trabajo de los
empresarios, crear empleo y combatir el que se realiza en negro. Así como
"crear las condiciones para superar la prolongada etapa de los subsidios
paliativos del desempleo, y posibilitar el acceso a fuentes de trabajo
auténticas que dignifiquen plenamente a las personas".
A continuación el comunicado:
Convocados a recrear una cultura del trabajo
Con motivo del Día del Trabajo, queremos celebrarlo junto
con todos nuestros hermanos, agradeciendo por tantos ejemplos que conocemos de
quienes trabajan para sostener y contribuir al desarrollo de sus familias y de
nuestra Patria, pidiendo al Señor una bendición especial para todos los
trabajadores y sus familias.
Queremos también hacernos eco de la voz de quienes son
explotados en trabajos indignos y mal remunerados, trabajan “en negro”,
carentes de los derechos que la ley les otorga, y de quienes no tienen trabajo,
en particular de los muchísimos jóvenes a los que estamos marginando porque,
por diversas razones, nuestra sociedad los hace competir muy desventajosamente
para acceder al mercado laboral, con un saldo de desempleados que triplica las
cifras del también lamentable desempleo y subempleo adulto.
El trabajo decente es fundamental para la dignidad y
desarrollo integral de las personas. Por eso, destacamos, junto a nuestros
obispos, que la generación de fuentes de trabajo debe ser uno de los objetivos
compartidos por todas las fuerzas políticas en el actual debate electoral, y
alentamos a que se constituya como una de las anheladas políticas de Estado.
En esta línea, con humildad pero con el convencimiento de la
importancia que tiene el trabajo para nuestra sociedad, proponemos:
A los trabajadores, cualquiera sea su rol y jerarquía:
honremos la tarea que nos ha sido encomendada aportando nuestros dones para
hacer “las cosas bien”, obrando con fidelidad y responsabilidad, respetando a
subalternos, compañeros y jefes, promoviendo el diálogo, la armonía y la solidaridad
en el ambiente de trabajo, respetando y haciendo respetar nuestros derechos y
los ajenos, conscientes de que el bien común se construye también desde cada
uno y cada día;
A los dirigentes sindicales: representar fielmente los
genuinos intereses de los trabajadores, deponiendo intereses y cuestiones
personales en pos del bien común del movimiento obrero, utilizando el poder que
otorga la negociación colectiva para la defensa de la remuneración justa y
condiciones y seguridad laborales, contribuyendo a cuidar las fuentes de
trabajo con visión de largo plazo y desarrollando demandas y negociaciones
honestas y siempre en el marco de la ley;
A los empresarios: desarrollar con energía y creatividad su
vocación emprendedora, generando puestos de trabajo con salarios justos y plena
vigencia de las leyes laborales, anteponiendo el bien de las personas al lucro
y comprendiendo el sentido solidario de su actividad,como una misión de ofrecer
los dones recibidos para bien de los demás;
A los gobernantes, legisladores y líderes políticos:
priorizar las acciones tendientes a generar empleo genuino, productivo y de
calidad, incentivando a los emprendedores a crear, invertir y tomar riesgos,
promoviendo la competitividad de las empresas, facilitando su crecimiento y
desarrollo, y velando por la abolición del trabajo esclavo y “en negro”.
En particular, otorgar prioridad al empleo de los jóvenes y crear las
condiciones para superar la prolongada etapa de los subsidios paliativos del
desempleo, y posibilitar el acceso a fuentes de trabajo auténticas que
dignifiquen plenamente a las personas.
A los jóvenes: capacitarse y prepararse para asumir una
tarea creativa y valiosa para la comunidad, asumiendo el trabajo como verdadera
vocación, evitando la tentación de esperar que todo les sea dado; y
A los educadores: que con su palabra y testimonio
contribuyan a recrear la cultura del trabajo, preparando a niños y jóvenes para
asumir responsabilidades y aportar sus dones a las comunidades a las que
pertenecen.
Que esta nueva conmemoración del Día del Trabajo nos aliente
a responder a la tarea que nos compete para poder celebrar el próximo
aniversario con más trabajo de calidad, con menos desempleo y trabajo “en
negro”, con mejores salarios y condiciones de trabajo más adecuadas, sin
trabajo esclavo, con más oportunidades para los jóvenes y, en consecuencia, con
una sociedad más justa.
Ponemos estas intenciones a los pies de San Cayetano,
permanente depositario de la fe de nuestro pueblo trabajador, y de San José
Obrero en su fiesta.
Comisión Nacional de Justicia y Paz
(HSM)