UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





miércoles, 13 de mayo de 2015

Lectio Divina (Método en 10 pasos): Jueves, 14 de Mayo, 2015: Evangelio según San Juan 15, 9-17.: (Fiesta de san Matías, Apóstol - 6ª Semana del Tiempo de Pascua - Ciclo B -)

LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DE LA 6ª SEMANA DE PASCUA: 
JUEVES 14 DE MAYO 2015.
FIESTA DE SAN MATÍAS, APÓSTOL.
La "Lectio Divina" es un método para leer, meditar, rezar, actuar y encarnar la Palabra de Dios en la vida diaria. El método consiste en 10 pasos progresivos muy fáciles de realizar y que permiten a cada cristiano entender y realizar la Voluntad de Dios.

1°. PREPARACIÓN:
Señor, la caridad, tu mandamiento de amor es la esencia del cristianismo y debe ser mi distintivo, en todo lo que haga, piense y diga. Necesito ser dócil a tu gracia para que seas Tú el que tome las riendas de mi vida; yo humildemente te la ofrezco en mi oración de hoy. Amén
2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. 15, 9-17
Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me amó, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo cumplí los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto. Éste es mi mandamiento: Ámense los unos a los otros, como yo los he amado. No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando. Ya no los llamo servidores, porque el servidor ignora lo que hace su señor; yo los llamo amigos, porque les he dado a conocer todo lo que oí de mi Padre. No son ustedes los que me eligieron a mí, sino yo el que los elegí a ustedes, y los destiné para que vayan y den fruto, y ese fruto sea duradero. Así, todo lo que pidan al Padre en mi nombre, él se lo concederá. Lo que yo les mando es que se amen los unos a los otros”.
Palabra del Señor.
3°. MEDITACIÓN:
A. COMENTARIO INTRODUCTORIO
  • El breve pasaje del evangelio según san Juan, que la liturgia nos presenta en la festividad de san Matías, nos sitúa ante el misterio de la llamada de Dios que siempre escapa a nuestros cálculos humanos demasiado razonables.
  • El Padre demostró su amor a Jesús comunicándole la plenitud de su Espíritu.
  • Jesús demuestra su amor a los discípulos de la misma manera, comunicándoles el Espíritu que está en Él; la unión a Jesús se formula ahora en términos de amor.
  • Los discípulos son llamados a vivir en el ámbito de ese amor. 
  • Estos mandamientos implican una vida de servicio a los hombres. 
  • No existe amor a Jesús sin compromiso con los demás.
  • La alegría que Jesús les anuncia nace de la experiencia que produce el amor practicado.
  • No son siervos sino amigos. La diferencia entre el siervo y el amigo se basa en la confianza.
  • El nombre de Matías significa don, regalo de Dios
  • Esta fiesta del apóstol Matías nos muestra que todo es don en nuestra vida
  • Dios reparte su gracia con generosidad a la que debemos corresponder también con generosidad para ser, igual que Matías, testigos fieles del amor y elección de Jesús.
B. REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
El Evangelio de hoy  – Juan, capítulo 15 – nos vuelve a llevar al Cenáculo, donde escuchamos el mandamiento nuevo de Jesús. Dice así: “Este es mi mandamiento: ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (v. 12). Y, pensando en el sacrificio de la cruz ya inminente, añade: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos. Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando” (vv.13-14).
Estas palabras, pronunciadas durante la última Cena, resumen todo el mensaje de Jesús; es más, resumen todo lo que Él ha hecho: Jesús ha dado la vida por sus amigos. Amigos que no lo habían comprendido, que en el momento crucial lo han abandonado, traicionado y renegado. Esto nos dice que Él nos ama aun no siendo merecedores de su amor: ¡así nos ama Jesús!
De este modo, Jesús nos muestra el camino para seguirlo, el camino del amor. Su mandamiento no es un simple precepto, que permanece siempre como algo abstracto o exterior a la vida. El mandamiento de Cristo es nuevo, porque Él, en primer lugar, lo ha realizado, le ha dado carne, y así la ley del amor es escrita una vez para siempre en el corazón del hombre (Cfr. Jer 31,33). ¿Y cómo está escrita? Está escrita con el fuego del Espíritu Santo. Y con este mismo Espíritu, que Jesús nos da, ¡podemos caminar también nosotros por este camino!
Es un camino concreto, un camino que nos conduce a salir de nosotros mismo para ir hacia los demás. Jesús nos ha mostrado que el amor de Dios se realiza en el amor al prójimo. Ambos van juntos. Las páginas del Evangelio están llenas de este amor: adultos y niños, cultos e ignorantes, ricos y pobres, justos y pecadores han tenido acogida en el corazón de Cristo.
Por tanto, esta Palabra del Señor nos llama a amarnos unos a otros, incluso si no siempre nos entendemos, no siempre vamos de acuerdo… pero es precisamente allí donde se ve el amor cristiano. Un amor que también se manifiesta si existen diferencias de opinión o de carácter, ¡pero el amor es más grande que estas diferencias! Éste es el amor que nos ha enseñado Jesús. Es un amor nuevo porque ha sido renovado por Jesús y por su Espíritu. Es un amor redimido, liberado del egoísmo. Un amor que da la alegría a nuestro corazón, como dice el mismo Jesús: “Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto” (v.11).
Es precisamente el amor de Cristo, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones, el que realiza cada día prodigios en la Iglesia y en el mundo. Son tantos pequeños y grandes gestos que obedecen al mandamiento del Señor: “Ámense los unos a los otros, como yo los he amado” (Cfr. Jn 15,12).
Gestos pequeños, de todos los días, gestos de cercanía a un anciano, a un niño, a un enfermo, a una persona sola y con dificultades, sin casa, sin trabajo, inmigrada, refugiada… Gracias a la fuerza de esta Palabra de Cristo, cada uno de nosotros puede estar cerca del hermano y de la hermana que encuentra. Gestos de cercanía, de proximidad. En estos gestos se manifiesta el amor que Cristo nos ha enseñado.
Que en esto nos ayude nuestra Madre Santísima, para que en la vida cotidiana de  cada uno de nosotros el amor de Dios y el amor del próximo estén siempre unidos. (Regina Coeli de Papa Francisco, 10 de mayo de 2015).

4°. ORACIÓN: Dialogo con el Divino Maestro

Salmo de alegría y esperanza

Con un corazón limpio y
sincero queremos darte gracias.
Tu Palabra es sincera y llena el corazón de alegría;
tus obras son grandiosas,
y están iluminadas de verdad;
Tú amas, Dios nuestro, la justicia; toda la tierra está rociada
con la lluvia de tu bondad.

Dios, nos sentimos pequeños,
como granitos de arena, ante ti;
Tú tienes palabras de vida que no pasan;
palabras que se hacen acción;
solamente Tú, Señor, tienes poder
para hacer lo que dices.

Tú contemplas nuestro suelo
desde la altura de tus cielos;
tu corazón de Padre ama,
uno a uno, a todos los hombres;
desde tu casa te alegra el bien del hombre
y su progreso; desde tu casa te entristece
el mal del hombre y su retroceso.

Tus ojos llenos de amor y ternura
cuidan de la obra de tus manos,
todos los que esperamos en el triunfo de tu amor,
tendremos respuesta; porque Tú,
Oh Dios, has liberado nuestra alma de la muerte
entregando en la cruz al Hijo amado,
al Enviado: El nos ha dado vida nueva
y en Él te decimos: Abba, Padre.
(Emilio Mazariegos)


6°. CONSOLACIÓN: Es sentir íntimamente el "gusto" de la Palabra de Dios.

7°. DISCERNIMIENTO: Pensar y Discernir la Palabra.
¿Vivo mi relación con Jesús en términos de amistad?
¿Experimento la llamada gratuita de Dios en mi vida?

8°. COMPARTIR: Comparto la Palabra.

9°. DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.

10. ACCIÓN CONCRETA: Propósito del día.
Hoy buscaré de vivir con generosidad el amor sincero y desinteresado hacia mi prójimo.
SANTOS DE HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS
-San Matías, apóstol,  Judea, s. I. Judas, elegido del Señor, abandonó al Maestro, entregándolo para ser apresado y condenado; y desde ese momento, en el número simbólico de Doce apóstoles quedó una vacante que convenía ocupar. La comunidad de Jerusalén, y Pedro con ella, decidieron cubrir esa ausencia eligiendo entre todos a un nuevo apóstol. Las exigencias para el candidato son: haber acompañado a Jesús durante su ministerio y ser testigo de su resurrección. “Echaron suerte”, y Matías, fue elegido por la comunidad para que ocupara el puesto número doce, quedando asociado al grupo de los once apóstoles. Para Lucas, era urgente recomponer el número de doce, porque ellos constituyen las doce columnas de la Iglesia, en claro paralelismo con las doce tribus de Israel.
-San Bonifacio, mártir, Tarso (Asia Menor), siglo IV.
-San Poncio, mártir, Francia 257.
-San Víctor y Santa Corona, mártires, Siria, s. II.
-Santas Justa, Justina y Henedina, mártires, Cerdeña.
-San Pascual, papa, que sacó innumerables cuerpos de mártires de las Catacumbas y los distribuyó por todas las iglesias de Roma, 824.
-San Bonifacio, obispo, Forentino (Italia), s. VI.
-San Pomponio, obispo de Nápoles, 538.
-San Pacomio, abad, fundador de innumerables monasterios en Egipto, 384.
-San Gadescalco, abad de San Bertin (Francia), 1176.
-San Gerásimo, abad, Calabria (Italia).
-San Gil de Santarén, 1265.

-Santa Juliana de Norwich, (Inglaterra, 1342). Es uno de los más asombrosos ejemplares que el cristianismo ofrece como apasionados del sufrimiento. Todos los días pedía tres gracias: sentir hondamente la pasión de Cristo, padecer graves enfermedades por su gloria y vivir unida con Dios. A los treinta años cayó enferma y el resto de su existencia fue una agonía terrible.