LECTIO
DIVINA DEL EVANGELIO DE LA 7ª SEMANA DE PASCUA:
La
"Lectio Divina"(Lectura Orante de la Palabra de Dios) es un método
para leer, meditar, rezar, actuar y encarnar la Palabra de Dios en la vida
diaria. El método consiste en 10 pasos progresivos muy fáciles de realizar y
que permiten a cada cristiano entender y realizar la Voluntad de Dios.
1°.
PREPARACIÓN:
Señor Jesús abre mis ojos y mis oídos a tu
palabra.
que lea y escuche yo tu voz y medite tus enseñanzas,
despierta mi alma y mi inteligencia
para que tu palabra penetre en mi corazón
y pueda yo saborearla y comprenderla.
que lea y escuche yo tu voz y medite tus enseñanzas,
despierta mi alma y mi inteligencia
para que tu palabra penetre en mi corazón
y pueda yo saborearla y comprenderla.
Dame una gran fe en ti
para que tus palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen
hacia ti por el camino de la justicia y de la verdad.
para que tus palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen
hacia ti por el camino de la justicia y de la verdad.
Habla señor que yo te escucho y deseo
poner en práctica tu doctrina, por que tus palabras
son para mí, vida, gozo, paz y felicidad.
poner en práctica tu doctrina, por que tus palabras
son para mí, vida, gozo, paz y felicidad.
2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. 21,
1. 15-19.
Después de la aparición a la orilla del lago, Jesús
resucitado dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?”.
Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta
mis corderos”. Le volvió a decir por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me
amas?”. Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te quiero”. Jesús le dijo:
“Apacienta mis ovejas”. Le preguntó por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me
quieres?”. Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo
quería, y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Jesús le
dijo: “Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te
vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos,
y otro te atará y te llevará a donde no quieras”. De esta manera, indicaba con
qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo:
“Sígueme”.
3°.
MEDITACIÓN:
A.
COMENTARIO INTRODUCTORIO
- Junto al lago de Tiberíades Jesús llama a Pedro por su nombre original, “Simón hijo de Juan”.
- Pedro escucha atento la voz del Señor.
- Pedro a pesar de haber afirmado que no lo abandonaría, luego lo negó tres veces, jurando que no lo conocía.
- Ahora, la experiencia de la resurrección ha madurado su corazón y sus ideas, y quiere seguirlo no al compás de sus caprichos o exaltaciones, sino animado por el Espíritu del Resucitado.
- A la pregunta de Jesús, Pedro tiene que contestar con mucha más humildad.
- Pedro, el apóstol impulsivo, que quería de veras a Jesús, aunque se había mostrado débil por miedo a la muerte, tiene ahora la ocasión de reparar su triple negación con una triple profesión de amor.
- La triple negación es ahora una triple pregunta.
- Esto es lo que Pedro experimenta.
- Pero la relación personal con Jesús, no se cierra sobre ellos dos. Este amor lanza a Pedro hacia los demás.
- Jesús restituye a Pedro delante de todos y esto le exige hacerse cargo de los demás; ser su pastor, cuidarlos, conducirlos por el camino verdadero.
- Pedro ahora responderá con la dedicación exclusiva al servicio de la comunidad y dará testimonio de Jesús ante el pueblo, ante los tribunales, en la cárcel y finalmente con su propio martirio en Roma.
- El amor lo llevó a la obediencia y al abandono confiado.
- También a nosotros el Señor nos llama a seguirlo.
- Desde nuestra debilidad podemos hacer nuestras las palabras de Pedro: «Señor, tú sabes que te amo».
- El amor es la raíz en que se alimenta todo verdadero seguimiento y el seguimiento es el sello de todo verdadero amor.
- Jesús quiere de nosotros un auténtico compromiso de amor que nos lleve a amar y servir a nuestro prójimo hasta el extremo, como nosotros hemos sido amados por Cristo.
B.
REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.
«“¿Me
amas?... Apacienta mis ovejas”. Las palabras de Jesús a Pedro en el Evangelio
de hoy son las primeras que os dirijo, queridos hermanos. Estas palabras nos
recuerdan algo esencial. Todo ministerio pastoral nace del amor... nace del
amor. […]
Ser embajador de Cristo significa, en primer lugar, invitar a todos a un renovado encuentro personal con el Señor Jesús (Evangelii Gaudium, 3), nuestro encuentro personal con él. Esta invitación debe estar en el centro de vuestra conmemoración de la evangelización de Filipinas. Pero el Evangelio es también una llamada a la conversión, a examinar nuestra conciencia, como personas y como pueblo. Como los obispos de Filipinas han enseñado justamente, la Iglesia en Filipinas está llamada a reconocer y combatir las causas de la desigualdad y la injusticia, profundamente arraigadas, que deforman el rostro de la sociedad filipina, contradiciendo claramente las enseñanzas de Cristo.
El Evangelio llama a cada cristiano a vivir una vida de honestidad, integridad e interés por el bien común. Pero también llama a las comunidades cristianas a crear “ambientes de integridad”, redes de solidaridad que se extienden hasta abrazar y transformar la sociedad mediante su testimonio profético.» (Homilía de Papa Francisco, 16 de enero de 2015).
Ser embajador de Cristo significa, en primer lugar, invitar a todos a un renovado encuentro personal con el Señor Jesús (Evangelii Gaudium, 3), nuestro encuentro personal con él. Esta invitación debe estar en el centro de vuestra conmemoración de la evangelización de Filipinas. Pero el Evangelio es también una llamada a la conversión, a examinar nuestra conciencia, como personas y como pueblo. Como los obispos de Filipinas han enseñado justamente, la Iglesia en Filipinas está llamada a reconocer y combatir las causas de la desigualdad y la injusticia, profundamente arraigadas, que deforman el rostro de la sociedad filipina, contradiciendo claramente las enseñanzas de Cristo.
El Evangelio llama a cada cristiano a vivir una vida de honestidad, integridad e interés por el bien común. Pero también llama a las comunidades cristianas a crear “ambientes de integridad”, redes de solidaridad que se extienden hasta abrazar y transformar la sociedad mediante su testimonio profético.» (Homilía de Papa Francisco, 16 de enero de 2015).
Jesucristo,
como a Pedro, hoy me preguntas si te amo. Te respondo con todo mi corazón: ¡Sí,
te amo! Quiero decírtelo no sólo con mis palabras, sino con mi vida toda: te
amo, creo en Ti y en Ti confío.
Amén
Sólo
tu Amor me llama y me consume
en las entrañas mismas de la ausencia
sólo en Ti conozco la clemencia
del aroma fontal de tu perfume.
Sólo por Ti transito peregrino
el valle azul de la presencia ignota.
Sólo por Ti mi amor en una nota
se hace canto de amor en tu camino.
Sólo tu aroma suave en las entrañas
embriaga el hondo vivir de mi jornada
y me envuelve la música soñada
de la presencia fiel que no me engaña.
Sólo en tu honor cantaré yo en este día
la canción de la vida y la memoria
la que canta los triunfos de tu gloria
y ha vencido la muerte y me da vida.
en las entrañas mismas de la ausencia
sólo en Ti conozco la clemencia
del aroma fontal de tu perfume.
Sólo por Ti transito peregrino
el valle azul de la presencia ignota.
Sólo por Ti mi amor en una nota
se hace canto de amor en tu camino.
Sólo tu aroma suave en las entrañas
embriaga el hondo vivir de mi jornada
y me envuelve la música soñada
de la presencia fiel que no me engaña.
Sólo en tu honor cantaré yo en este día
la canción de la vida y la memoria
la que canta los triunfos de tu gloria
y ha vencido la muerte y me da vida.
5°. CONTEMPLACIÓN:
Silencio ante la Palabra.
¿Sobre qué baso mi seguimiento y mi
fidelidad al Señor?
¿Vivo desde el amor o el temor mi
relación con Jesús?
¿Experimento en mi vida su llamada
de amor?
8°.
COMPARTIR: Comparto la Palabra.
9°.
DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.
10. ACCIÓN
CONCRETA: Propósito del día.
Hoy pediré
a Jesús que envíe su Espíritu Santo para
que me transforme en un alegre, fiel y eficiente embajador de su amor.
Rita nació
en Rocca-Porena, a 5 km del
pueblo de Casia en 1381.
A pesar de
que quería ser monja,
cuando tenía 14 años de edad sus padres la casaron con un hombre del
pueblo llamado Paolo Mancini. Su esposo le causó muchos sufrimientos, pero ella
se consolaba en la oración y le devolvió su crueldad con bondad, logrando su
conversión a Cristo con el paso de los años.
Tuvieron
dos hijos mellizos, Jacobo y Paolo. Un día Mancini, que trabajaba como sereno y
tenía muchos enemigos por su vida pasada, fue emboscado y asesinado. Un año más
tarde (1417) también
murieron sus dos hijos muy jóvenes. Fallecieron ambos al mismo tiempo, de
muerte natural. Con un amor heroico por sus almas, le había suplicado a Dios que
ambos adolescentes murieran, porque temía que estuvieran planeando vengar el
asesinato de su padre (la ley de la vendetta). Ambos se enfermaron y
murieron, también pidiendo perdón a su madre por todos los dolores que le
habían causado.
Ya sin
obligaciones familiares, Rita fue aceptada en el convento, recibió los hábitos
de monja, y más tarde realizó su profesión religiosa. Tenía 36 años. En el
convento, Rita se entregó a una vida de oración y penitencia.
En 1428, una madrugada,
Rita recibió de manos de Cristo una larga astilla de madera clavada
en el hueso de la frente. Se trataba de un estigma divino:
la marca de la corona de espinas que Jesucristo había
exhibido en la cruz. Le extrajeron la astilla y la guardaron como reliquia
sagrada.
Uno de los
símbolos de santa Rita es la rosa. En su vejez, ella contaba que su marido le
prohibía dar de comer a los pobres. Un día en que estaba saliendo de su casa
con un pan bajo sus ropas, Mancini, su esposo, la confrontó y le quitó el
vestido: pero el pan se había convertido milagrosamente en rosas. Al final de
su vida, la visitó su prima de su aldea de Rocca Porena. Le preguntó si quería
algo y Rita le pidió que le llevara una rosa del jardín del convento. En pleno
invierno, la prima creyó que no encontraría nada, pero cuál no sería su
sorpresa al encontrar un pimpollo de rosa. Se lo llevó a Rita. Esa rosa
representaría el amor de Cristo hacia Rita, y la capacidad de Rita de
interceder por las causas imposibles.
Rita murió
en el convento agustiniano el 22 de mayo de 1457 a la edad de
76 años. La gente se agrupó en el lugar para mostrar los últimos respetos a su
cadáver, que emitía una intensa fragancia dulce (como si hubiera sido
embalsamado).
-Santos
Faustino, Timoteo y Venusto, Roma.
-Santos
Casto y Emilio, mártires, Africa, 210.
-Santa Julia,
mártir; Córcega, s. V.
-San
Basilisco, mártir, Comona del Ponto (Asia Menor), 308.
-San
Marciono, obispo, Ravena.
-San Román,
abad, Auxerre, s. VI.
-San Fulco,
confesor, Aquino (Italia); s. XII.
-Beato Atón
de Pistoya (Italia), 1155.
-Santa
Elena, Auxerre (Francia).