UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





viernes, 22 de mayo de 2015

Lectio Divina (Método en 10 pasos): Viernes, 22 de Mayo, 2015: Evangelio según San Juan 21, 1. 15-19. : (7ª Semana del Tiempo de Pascua - Ciclo B -)

LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DE LA 7ª SEMANA DE PASCUA: 
VIERNES 22 DE MAYO 2015. FIESTA DE SANTA RITA DE CASIA.

La "Lectio Divina"(Lectura Orante de la Palabra de Dios) es un método para leer, meditar, rezar, actuar y encarnar la Palabra de Dios en la vida diaria. El método consiste en 10 pasos progresivos muy fáciles de realizar y que permiten a cada cristiano entender y realizar la Voluntad de Dios.

1°. PREPARACIÓN:
Señor Jesús abre mis ojos y mis oídos a tu palabra.
que lea y escuche yo tu voz y medite tus enseñanzas,
despierta mi alma y mi inteligencia
para que tu palabra penetre en mi corazón
y pueda yo saborearla y comprenderla.
Dame una gran fe en ti
para que tus palabras sean para mí otras tantas luces que me guíen
hacia ti por el camino de la justicia y de la verdad.
Habla señor que yo te escucho y deseo
poner en práctica tu doctrina, por que tus palabras
son para mí, vida, gozo, paz y felicidad.
Háblame Señor tu eres mi Señor y mi maestro
y no escucharé a nadie sino a ti. Amén.


2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. 21, 1. 15-19.
Después de la aparición a la orilla del lago, Jesús resucitado dijo a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?”. Él le respondió: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”. Le volvió a decir por segunda vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Él le respondió: “Sí, Señor, sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas”. Le preguntó por tercera vez: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?”. Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: “Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”. Jesús le dijo: “Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras”. De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: “Sígueme”.
Palabra del Señor.

3°. MEDITACIÓN:
A. COMENTARIO INTRODUCTORIO

  • Junto al lago de Tiberíades Jesús llama a Pedro por su nombre original, “Simón hijo de Juan”.
  • Pedro escucha atento la voz del Señor.
  • Pedro a pesar de haber afirmado que no lo abandonaría, luego lo negó tres veces, jurando que no lo conocía.
  • Ahora, la experiencia de la resurrección ha madurado su corazón y sus ideas, y quiere seguirlo no al compás de sus caprichos o exaltaciones, sino animado por el Espíritu del Resucitado.
  • A la pregunta de Jesús, Pedro tiene que contestar con mucha más humildad.
  • Pedro, el apóstol impulsivo, que quería de veras a Jesús, aunque se había mostrado débil por miedo a la muerte, tiene ahora la ocasión de reparar su triple negación con una triple profesión de amor.
  • La triple negación es ahora una triple pregunta.
  • Esto es lo que Pedro experimenta.
  • Pero la relación personal con Jesús, no se cierra sobre ellos dos. Este amor lanza a Pedro hacia los demás.
  • Jesús restituye a Pedro delante de todos y esto le exige hacerse cargo de los demás; ser su pastor, cuidarlos, conducirlos por el camino verdadero.
  • Pedro ahora responderá con la dedicación exclusiva al servicio de la comunidad y dará testimonio de Jesús ante el pueblo, ante los tribunales, en la cárcel y finalmente con su propio martirio en Roma. 
  • El amor lo llevó a la obediencia y al abandono confiado.
  • También a nosotros el Señor nos llama a seguirlo.
  • Desde nuestra debilidad podemos hacer nuestras las palabras de Pedro: «Señor, tú sabes que te amo». 
  • El amor es la raíz en que se alimenta todo verdadero seguimiento y el seguimiento es el sello de todo verdadero amor.
  • Jesús quiere de nosotros un auténtico compromiso de amor que nos lleve a amar y servir a nuestro prójimo hasta el extremo, como nosotros hemos sido amados por Cristo.
B. REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.
«“¿Me amas?... Apacienta mis ovejas”. Las palabras de Jesús a Pedro en el Evangelio de hoy son las primeras que os dirijo, queridos hermanos. Estas palabras nos recuerdan algo esencial. Todo ministerio pastoral nace del amor... nace del amor. […]
Ser embajador de Cristo significa, en primer lugar, invitar a todos a un renovado encuentro personal con el Señor Jesús (Evangelii Gaudium, 3), nuestro encuentro personal con él. Esta invitación debe estar en el centro de vuestra conmemoración de la evangelización de Filipinas. Pero el Evangelio es también una llamada a la conversión, a examinar nuestra conciencia, como personas y como pueblo. Como los obispos de Filipinas han enseñado justamente, la Iglesia en Filipinas está llamada a reconocer y combatir las causas de la desigualdad y la injusticia, profundamente arraigadas, que deforman el rostro de la sociedad filipina, contradiciendo claramente las enseñanzas de Cristo.
El Evangelio llama a cada cristiano a vivir una vida de honestidad, integridad e interés por el bien común. Pero también llama a las comunidades cristianas a crear “ambientes de integridad”, redes de solidaridad que se extienden hasta abrazar y transformar la sociedad mediante su testimonio profético.» (Homilía de Papa Francisco, 16 de enero de 2015).

4°. ORACIÓN: Dialogo con el Divino Maestro
Jesucristo, como a Pedro, hoy me preguntas si te amo. Te respondo con todo mi corazón: ¡Sí, te amo! Quiero decírtelo no sólo con mis palabras, sino con mi vida toda: te amo, creo en Ti y en Ti confío.
Amén

Sólo tu Amor me llama y me consume
en las entrañas mismas de la ausencia
sólo en Ti conozco la clemencia
del aroma fontal de tu perfume.

Sólo por Ti transito peregrino
el valle azul de la presencia ignota.
Sólo por Ti mi amor en una nota
se hace canto de amor en tu camino.

Sólo tu aroma suave en las entrañas
embriaga el hondo vivir de mi jornada
y me envuelve la música soñada
de la presencia fiel que no me engaña.

Sólo en tu honor cantaré yo en este día
la canción de la vida y la memoria
la que canta los triunfos de tu gloria
y ha vencido la muerte y me da vida.
5°. CONTEMPLACIÓN: Silencio ante la Palabra.
6°. CONSOLACIÓN: Es sentir íntimamente el "gusto" de la Palabra de Dios.

7°. DISCERNIMIENTO: Pensar y Discernir la Palabra.
¿Sobre qué baso mi seguimiento y mi fidelidad al Señor?
¿Vivo desde el amor o el temor mi relación con Jesús?
¿Experimento en mi vida su llamada de amor?

8°. COMPARTIR: Comparto la Palabra.
9°. DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.

10. ACCIÓN CONCRETA: Propósito del día.
Hoy pediré a Jesús que envíe su  Espíritu Santo para que me transforme en un alegre, fiel y eficiente embajador de su amor.

SANTOS DE HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS



 -Santa Rita de Casia, virgen, 1456
Rita nació en Rocca-Porena, a 5 km del pueblo de Casia en 1381.
A pesar de que quería ser monja, cuando tenía 14 años de edad sus padres la casaron con un hombre del pueblo llamado Paolo Mancini. Su esposo le causó muchos sufrimientos, pero ella se consolaba en la oración y le devolvió su crueldad con bondad, logrando su conversión a Cristo con el paso de los años.
Tuvieron dos hijos mellizos, Jacobo y Paolo. Un día Mancini, que trabajaba como sereno y tenía muchos enemigos por su vida pasada, fue emboscado y asesinado. Un año más tarde (1417) también murieron sus dos hijos muy jóvenes. Fallecieron ambos al mismo tiempo, de muerte natural. Con un amor heroico por sus almas, le había suplicado a Dios que ambos adolescentes murieran, porque temía que estuvieran planeando vengar el asesinato de su padre (la ley de la vendetta). Ambos se enfermaron y murieron, también pidiendo perdón a su madre por todos los dolores que le habían causado.
Ya sin obligaciones familiares, Rita fue aceptada en el convento, recibió los hábitos de monja, y más tarde realizó su profesión religiosa. Tenía 36 años. En el convento, Rita se entregó a una vida de oración y penitencia.
En 1428, una madrugada, Rita recibió de manos de Cristo una larga astilla de madera clavada en el hueso de la frente. Se trataba de un estigma divino: la marca de la corona de espinas que Jesucristo había exhibido en la cruz. Le extrajeron la astilla y la guardaron como reliquia sagrada.
Uno de los símbolos de santa Rita es la rosa. En su vejez, ella contaba que su marido le prohibía dar de comer a los pobres. Un día en que estaba saliendo de su casa con un pan bajo sus ropas, Mancini, su esposo, la confrontó y le quitó el vestido: pero el pan se había convertido milagrosamente en rosas. Al final de su vida, la visitó su prima de su aldea de Rocca Porena. Le preguntó si quería algo y Rita le pidió que le llevara una rosa del jardín del convento. En pleno invierno, la prima creyó que no encontraría nada, pero cuál no sería su sorpresa al encontrar un pimpollo de rosa. Se lo llevó a Rita. Esa rosa representaría el amor de Cristo hacia Rita, y la capacidad de Rita de interceder por las causas imposibles.
Rita murió en el convento agustiniano el 22 de mayo de 1457 a la edad de 76 años. La gente se agrupó en el lugar para mostrar los últimos respetos a su cadáver, que emitía una intensa fragancia dulce (como si hubiera sido embalsamado). 
-Santos Faustino, Timoteo y Venusto, Roma.
-Santos Casto y Emilio, mártires, Africa, 210.
-Santa Julia, mártir; Córcega, s. V.
-San Basilisco, mártir, Comona del Ponto (Asia Menor), 308.
-San Marciono, obispo, Ravena.
-San Román, abad, Auxerre, s. VI.
-San Fulco, confesor, Aquino (Italia); s. XII.
-Beato Atón de Pistoya (Italia), 1155.

-Santa Elena, Auxerre (Francia).