A partir de la tercera semana de mayo se extendió en redes sociales un “juego” identificado con el hashtag #charliechallenge presentándose como un reto en el que cualquiera puede participar. Para la semana siguiente ya era viral en Facebook, Twitter y Vine, principalmente entre niños y adolescentes que suben videos para mostrar su participación.
En realidad
no es un juego, sino una novedosa forma de esoterismo encubierto, un engaño
diabólico similar a la Ouija, la tabla maldita mediante la que se invoca a
espíritus que se hacen presentes en el entorno personal para establecer un
asedio. Las consecuencias son enfermedades, fracasos, pleitos, envidias, celos,
odios, obsesiones y en muchos casos la muerte.
Las
consecuencias de Charlie Challenge han comenzado a evidenciarse -al menos en
tres alumnos de una escuela de México, que ya son víctimas de obsesiones
diabólicas- pues prácticamente todos los niños y adolescentes están haciendo el
ritual de invocación del supuesto “fantasma” de nombre Charlie sin medir las
consecuencias que podrían sobrevenirles. Para hacerlo solamente se necesita de
una hoja de papel y dos lápices, objetos que todo niño tiene entre sus útiles
escolares.
En
respuesta, ya circula por WhatsApp una advertencia del Padre Ernesto María
Caro, exorcista de la arquidiócesis de Monterrey, en la que previene: “Aléjense
de toda práctica adivinatoria… y de esta terrible amenaza que se llama Charlie
Charlie. Si no quieres que el demonio arruine tu vida, tu salud, tu familia, y
en suma, tu felicidad, aléjate de esto. Si ya has participado de esto y ha
habido respuestas, es decir, se movió la Ouija, o se movieron los lápices, puedes
estar seguro que el denomino atravesó la puerta y es muy posible que se haya
establecido con tu persona una relación personal con el demonio. Busca un
sacerdote, confiésate y pídele que haga por ti una oración de liberación. Haz
una profesión solemne de fe y renuncia para siempre al demonio y a todas sus
prácticas adivinatorias. No juegues con esto, no participes de la invocación ni
estés presente cuando tus amigos lo hagan; resiste a la tentación pero, más
aún, ora con fe y conviértete a Nuestro Señor Jesucristo”.
El problema
de fondo es que la posesión satánica no es la única forma de asedio diabólico,
aunque sí la más grave, pues antes de una posesión, los demonios se arraigan en
torno a las personas. Los especialistas en demonología han clasificado ocho
formas de asedio diabólico: la Posesión, por la que el espíritu maligno reside
dentro de una persona con poder de hablar y moverse a través de ella sin que
pueda evitarlo; la Circumdatio, en la que un demonio asedia continuamente a una
persona; la Circumdatio externa, un asedio sensorial, pues se percibe una
fuerza que provoca ruidos, olores y que mueve objetos; la Circumdatio interna,
en la que se sienten terribles e intensas tentaciones que se prolongan durante
semanas o meses al tiempo que se ven sombras y se sufren pesadillas; la
Influencia, en la que un demonio ejerce un influjo sin entrar al cuerpo; la
Infestación, ocurre en objetos, animales, lugares, ciudades o territorios; el
Maleficio, la operación para dañar a otros con el concurso de demonios; y el
Hechizo, para obtener un beneficio personal con la participación de demonios.
Ante
cualquiera de estas manifestaciones se debe acudir de inmediato al sacramento
de la Reconciliación, decir los pecados al sacerdote y tener la firmeza de
alejarse de toda práctica esotérica, de brujería o de adivinación.