UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





sábado, 6 de junio de 2015

Lectio Divina (Método en 10 pasos): Domingo, 7 de Junio, 2015: Evangelio según San Marcos. 14, 12-16. 22-25. : (Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo - Ciclo B -)


LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DE LA 10ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO: DOMINGO 7 DE JUNIO 2015: SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO.
Día del periodista.

1°. ORACIÓN DE PREPARACIÓN:
Señor, ilumíname y ayúdame a prepararme para poder tener este momento de oración de Lectio Divina . Permite que el meditar sobre tu Cuerpo y tu Sangre, que se me ofrece como fuente inagotable de gracia, me de la fuerza, la sabiduría, la confianza, para hacer tu voluntad hoy y siempre.
Espíritu Santo, que no desconfíe del poder de Dios y sepa comprender su Palabra.
Amén.

2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. 14, 12-16. 22-25
El primer día de la fiesta de los panes ácimos, cuando se inmolaba la víctima pascual, los discípulos dijeron a Jesús: “¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la comida pascual?”. Él envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: “Vayan a la ciudad; allí se encontrarán con un hombre que lleva un cántaro de agua. Síganlo, y díganle al dueño de la casa donde entre: El Maestro dice: “¿Dónde está mi sala, en la que voy a comer el cordero pascual con mis discípulos?”. Él les mostrará en el piso alto una pieza grande, arreglada con almohadones y ya dispuesta; prepárennos allí lo necesario”. Los discípulos partieron y, al llegar a la ciudad, encontraron todo como Jesús les había dicho y prepararon la Pascua. Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos, diciendo: “Tomen, esto es mi Cuerpo”. Después tomó una copa, dio gracias y se la entregó, y todos bebieron de ella. Y les dijo: “Ésta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos. Les aseguro que no beberé más del fruto de la vid hasta el día en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios”.
Palabra del Señor.

3°.MEDITACIÓN DEL EVANGELIO:
A. COMENTARIO INTRODUCTORIO
  • El evangelio nos ubica en la última cena de Jesús con los suyos. Son sus gestos y sus palabras en aquella noche, antes de morir. Sus palabras sobre el pan y sobre la copa, expresan la dimensión de lo que quería hacer en la cruz: entregarse por los suyos, por todos los hombres, por el mundo, con un amor sin medida.
  • Su muerte no pretendió que fuera una muerte sin sentido, ni un asesinato horrible e injusto. Sabe que ha de morir, para que los hombres comprendamos que solamente desde el amor hay futuro. La Eucaristía es el sacramento que nos une a ese misterio de la vida de Cristo, de Dios mismo, que nos la entrega a nosotros en la forma más sencilla.
  • El cabeza de familia pronunciaba la bendición, partía el pan sin levadura, e interpretaba su sentido como “pan de aflicción”, el pan de Egipto. Jesucristo hace el mismo gesto pero en una nueva clave: en aquel pan se concentra la intensidad de su vida misma, en el momento en que llega su Pascua.
  • Después de comer el cordero, el cabeza de familia levantaba la “copa de la bendición”, en acción de gracias por la Pascua celebrada. Jesucristo, pasando la copa, recoge el recuerdo de la alianza del Sinaí.
  • Lo absoluto de la afirmación: “Es mi cuerpo… es mi sangre” es la declaración de que la Eucaristía nos hace participar a sus discípulos, de la Alianza de un modo vivo, real, como comunión con aquella unión entre los hombres, realizada definitivamente en la vida y la muerte de Jesús de Nazaret.
  • Las palabras de Jesús sobre el cáliz expresan la continuidad de una historia de revelación, de promesas, de misericordia de Dios para con los hombres y la novedad de la persona de Cristo que anuncia que aquella alianza, ahora tiene lugar con una nueva sangre, la suya, que convierte en realidad para todos los hombres lo que la alianza y los sacrificios del Antiguo Testamento significaban.
  • La entrega de la sangre de Cristo como sangre personal, es para una alianza personal que toca a todos, y a cada uno de los hombres. La sangre derramada de Cristo sella una nueva y definitiva alianza entre Dios y la humanidad. Ya no harán falta la sangre de los animales sacrificados. Jesús, el Hijo de Dios, es la sangre “derramada… por todos los hombres para el perdón de los pecados”. Es unsacrificio definitivo, de una vez por todas y para todos. El sacrificio de Jesús no se repetirá, sólo se actualizará ininterrumpidamente en la eucaristía.
  • Según la tradición bíblica “la vida está en la sangre” de modo que la entrega de la sangre es entrega de la vida, la eucaristía es comunión con la vida glorificada de Jesús; comunión con el Resucitado, con su vida.
  • Esta nueva alianza, sellada con la sangre de Cristo, supone una novedad radical en las relaciones entre los hombres y Dios, porque nueva es la relación de Dios con los hombres por Jesucristo. En esta relación lo que nos liga es el amor. Porque lo que nos redime no es ni su muerte ni su sangre, sino lo que esta muerte y esta sangre significan: la entrega perfecta por amor al Padre en el cumplimiento de su voluntad.
  • Toda la vida de Jesús, todas sus obras y sus palabras no tuvieron otra intención que la de darnos a conocer el misterio insondable de Dios, que es amor, amor a los hombres. Y el momento culminante de la vida de Jesús, su muerte en la cruz, fue la demostración suprema de que “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida”. 
  • En el pan y el vino entregados, está la presencia de una vida vivida como don, dada y rota por todos, que obliga necesariamente a tomar parte en ella. Jesús en ese gesto recoge todo lo que Él ha hecho: Él ha ido rompiendo el pan de su vida hasta la muerte. Ha compartido con la gente su pan, su vida, su fe en el reino del Padre. Ahora comparte su cuerpo-pan para la vida, y su sangre será el sello de la Alianza, que constituya el nuevo pueblo de Dios.
  • En cada eucaristía, hacemos memoria de Jesús para comprender que el jueves santo y el viernes santo están inseparablemente unidos, como lo están la misa y la misión cristiana, el amor de Dios y el amor al prójimo.
  • Por la comunión, nos incorporamos a Cristo y a su Iglesia, y nos convertimos en hijos de Dios y consanguíneos suyos. La eucaristía es como una transfusión de la sangre, de la vida, del espíritu de Cristo para entrar así en su misión y en su causa. Jesús nos dice: “hagan esto en memoria mía”. No nos dice “mediten”, “escriban”, reflexionen”, “hagan congresos”, sino, sencillamente “hagan”.
  • La misa no se termina con la misa, sino con la misión. No somos cristianos para ir a misa. La Eucaristía es la expresión de nuestra fe, de nuestra esperanza y de nuestra caridad, y es siempre una exigencia para hacer operativa y eficaz nuestra fe, nuestra esperanza y nuestra caridad. Por eso, cuando finaliza la celebración reclama hacerse realidad en la vida; cuando termina la misa, debe recomenzar la misión.
  • Al celebrar hoy la festividad del Cuerpo y de la Sangre de Jesús, no sólo adoramos el cuerpo y la sangre de Jesús materialmente tomados, sino que adoramos el gesto de Jesús de ofrecerlos por nuestra liberación. No se trata de una adoración estática, sino una adoración activa que nos mueve a celebrar ese mismo “culto del Dios vivo”, en la entrega generosa, para que hoy este mundo concreto, este país concreto, esta comunidad concreta alcancen la ansiada liberación. 
  • Necesitamos que la hostia que hoy adoramos en custodias brillantes, sea la expresión de una vida efectivamente entregada en la custodia cotidiana del trabajo, de la familia, del estudio, de la profesión, del arte, de la política, etc.
  • Corpus Christi es una fiesta de alianza con el Señor; una fiesta en la que hacemos memoria de su compromiso de amor y entrega; una fiesta en la que recordamos que el culto y la celebración cristiana, van unidos siempre a la justicia, al amor y a la fraternidad. Por eso, si no practicamos su voluntad de vida y justicia, vaciamos de contenido nuestra participación en la celebración de la Eucaristía. 
  • Jesús se da como alimento y comida, en una alianza, al estilo de lo que nosotros podemos comprender, para darnos vida, para hacernos partícipes de su vida y para que partiendo y compartiendo nuestra vida, demos vida.

B. REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.
  • Lo hemos escuchado: en la [Última] Cena, Jesús da su Cuerpo y su Sangre a través del pan y del vino, para dejarnos el memorial de su sacrificio de amor infinito. Y en este «viático» lleno de gracia, los discípulos tienen todo lo que necesitan para su camino a lo largo de la historia, para hacer extensivo a todos el Reino de Dios. Luz y fuerza será para ellos el don que Jesús hizo de sí al inmolarse voluntariamente en la cruz. ¡Y este Pan de vida ha llegado hasta nosotros! El estupor de la Iglesia ante esta realidad nunca tiene fin. Se trata de un estupor que alimenta siempre la contemplación, la adoración y la memoria. Nos lo demuestra un texto muy hermoso de la liturgia de hoy, el Responsorio de la Segunda Lectura del Oficio de Lecturas, que dice así: «Reconoced en el pan lo que estuvo colgado en la cruz; en el cáliz, lo que manó del costado. Tomad, pues, y comed el cuerpo de Cristo; tomad y bebed la sangre de Cristo. Ya estáis hechos, vosotros, miembros de Cristo. Para que no viváis separados, comed al que es vínculo de vuestra unión; para que no os estiméis en poco, bebed vuestro precio».
  • Hay un peligro, una amenaza: vivir separados, estimarnos en poco. ¿Qué significa, hoy, este «vivir separados» y «estimarnos en poco»?
  • Vivimos separados cuando no somos dóciles a la Palabra del Señor, cuando no vivimos la fraternidad entre nosotros, cuando competimos por ocupar los primeros puestos —los arribistas—, cuando no tenemos el valor de testimoniar la caridad, cuando no somos capaces de ofrecer esperanza. Así vivimos separados. La Eucaristía nos permite dejar de vivir separados, porque es vínculo de comunión, es cumplimiento de la Alianza, signo vivo del amor de Cristo, que se humilló y aniquiló para que permaneciéramos unidos. Al participar en la eucaristía y al alimentarnos de ella, nos insertamos en un camino que no admite divisiones. Cristo presente en medio de nosotros, en el signo del pan y del vino, exige que la fuerza del amor supere todo desgarramiento, y al mismo tiempo que se convierta en comunión incluso con el más pobre, en apoyo para el débil, en atención fraternal dirigida a aquellos a los que les cuesta aguantar el peso de la vida diaria y corren el peligro de perder la fe.
  • Y después, la otra palabra: ¿Qué significa hoy para nosotros «estimarnos en poco», es decir diluir nuestra dignidad cristiana? Significa dejarnos contaminar por las idolatrías de nuestro tiempo: las apariencias, el consumo, el yo en el centro de todo, pero también la competitividad, la arrogancia como actitud ganadora, el no deber jamás admitir que uno se ha equivocado o que uno está necesitado. Todo esto hace que nos estimemos en poco; nos convierte en cristianos mediocres, tibios, insípidos, paganos.
  • Jesús derramó su sangre como precio y como purificación, para que fuéramos purificados de todo pecado: para no estimarnos en poco, mirémoslo a él, abrevémonos en su fuente, para quedar preservados del riesgo de la corrupción. Y entonces experimentaremos la gracia de una transformación: seguiremos siendo pobres pecadores, pero la Sangre de Cristo nos liberará de nuestros pecados y nos devolverá nuestra dignidad. Nos librará de la corrupción. Sin mérito nuestro, con humildad sincera, podremos llevar a los hermanos el amor de nuestro Señor y Salvador. Seremos sus ojos, que van en busca de Zaqueo y de la Magdalena; seremos su mano, que socorre a los enfermos en el cuerpo y en el espíritu; seremos su corazón, que ama a los necesitados de reconciliación, de misericordia y de comprensión.
  • Así la eucaristía actualiza la Alianza que nos santifica, que nos purifica y que nos une en comunión admirable con Dios. Así aprendemos que la eucaristía no es un premio para los buenos, sino la fuerza para los débiles, para los pecadores. Es el perdón, es el viático que nos ayuda a andar, a caminar....
  • Y no lo olvidemos: «Para que no viváis separados, comed al que es vínculo de vuestra unión; para que no os estiméis en poco, bebed vuestro precio»
  • (Cf. Papa Francisco, Homilía en la festividad del Corpus Christi, Jueves 4 de Junio de 2015)

4°. ORACIÓN: Dialogo con el Divino Maestro

Jesús, Maestro mí, gracias por quedarte en la Eucaristía, eres quien me reconforta cuando caigo en el camino, quien me ayuda a quitar los obstáculos y las asperezas que me quieren alejar del camino verdadero. Ayúdame a nunca «acostumbrarme» a este milagro de amor. Amén

“Mi Cuerpo es Comida”

Mis manos, esas manos y Tus manos
hacemos este Gesto, compartido
la mesa y el destino, como hermanos.
Las vidas en Tu muerte y en Tu vida.

Unidos en el pan los muchos granos,
iremos aprendiendo a ser la unida
Ciudad de Dios, Ciudad de los humanos.
Comiéndote sabremos ser comida,

El vino de sus venas nos provoca.
El pan que ellos no tienen nos convoca
a ser Contigo el pan de cada día.

Llamados por la luz de Tu memoria,
marchamos hacia el Reino haciendo Historia,
fraterna y subversiva Eucaristía. 
Pedro Casaldáliga

5°. CONTEMPLACIÓN: Silencio ante la Palabra.

6°. CONSOLACIÓN: Es sentir íntimamente el "gusto" de la Palabra de Dios.

7°. DISCERNIMIENTO: Pensar y Discernir la Palabra.
¿Qué experimento al recibir el cuerpo del Señor?
¿Me siento unido por la eucaristía al proyecto de Jesús?
¿Vivo la unidad con el resto del Cuerpo de Cristo?

8°. COMPARTIR: Comparto la Palabra.

9°. DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.

10. ACCIÓN CONCRETA: Propósito del día.
Hoy invitaré a un amigo/a a ir a Misa.

SANTOS DE HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS
-Nuestra Señora de Marienthal, Alemania, (Siglo 13)
-San Abencio de Córdoba, Monje y Mártir (Busco Estampa)
-San Alderico
-San Andrónico de Perm, Arzobispo y Mártir
-San Colmán de Dromore, Abad y Obispo
-San Godescalco, Rey de los vándalos occidentales, y compañeros Mártires
-San Havencio de Córdoba, Monje Mártir 
-San Isaac de Córdoba, Monje y Compañeros Mártires
-San Jeremías de Córdoba, Monje Mártir
-San Licarión de Egipto, Mártir
-San Pablo I de Constantinopla, Obispo.
-San Pedro de Córdoba, Presbítero y 5 compañeros Mártires
-San Roberto de Newminster, Abad Cisterciense
-San Sabino o Sabiniano de Córdoba, Monje  y Mártir
-San Valabonso o Walabonso de Córdoba, Diácono y Mártir 
-San Vistremundo de Córdoba, Monje Mártir
-San Vulflagio o Wulphy,
-San Wallabonse, Mártir
-San Willebaldo de Eichstätt,
-San Wistremundo de Córdoba, Monje y Mártir 
-Santa Ana García, Carmelita Descalza
-Santa Eugenia,
-Santa Teodequilda, hija de Clodoveo y de Santa Clotilde
-Venerable Matt o Matthew Talbot, Obrero, alcohólico convertido


San Cayetano Errico, ruega por nosotros


"ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL"
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla; sé
nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas
del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno
con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus
malignos que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas. Amén