LECTIO DIVINA
DEL EVANGELIO DE LA 12ª
SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO. VIERNES 26 DE JUNIO 2015.
La Lectio Divina es
la lectura-escucha-orante de la Palabra de Dios.
1°.
ORACIÓN DE PREPARACIÓN:
Señor, yo creo en ti y en tu amor. Si quieres puedes
convertir este momento de (lectio divina) lectura-orante de tu evangelio en una
experiencia de amor que sane y transforme toda mi vida; como el leproso, sé que
lo puedes hacer y humildemente te suplico que lo hagas. Amén
2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. 8,
1-4
Cuando Jesús bajó de la montaña, lo siguió una gran
multitud. Entonces un leproso fue a postrarse ante él y le dijo: “Señor, si
quieres, puedes purificarme”. Jesús extendió la mano y lo tocó, diciendo: “Lo
quiero, queda purificado”. Y al instante quedó purificado de su lepra. Jesús le
dijo: “No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la
ofrenda que ordenó Moisés para que les sirva de testimonio”.
Palabra del Señor.
3°.MEDITACIÓN
DEL EVANGELIO:
A.
COMENTARIO INTRODUCTORIO
- Los milagros que hoy nos comienza a relatar Mateo destacan la acción misericordiosa de Jesús con los necesitados y quiere mostrar, cómo el Maestro va transformando , sanando y liberando enfermedades en situaciones de total pobreza y marginalidad.
- Un leproso, lleno de dolor y consciente de su enfermedad acude a Jesús pidiéndole: «Señor, si quieres puedes limpiarme».
- Hoy la lepra es una enfermedad controlable y hasta curable, pero en tiempos de Jesús, era la terrible enfermedad que no sólo postraba físicamente a quien la padecía, sino que lo hacía impuro y, por lo tanto, excluido de la comunidad, sometido a la vergüenza pública que significaba tener que gritar para que todos corrieran a apartarse de él.
- Según la ley, un leproso no tenía acceso a Dios en el Templo, allí no había espacio para él.
- Como ciudadano no le eran concedidos ninguno de sus derechos.
- El leproso estaba “excluido de la vida”.
- Este hombre reconoce en Jesús su última esperanza.
- Pone toda su confianza en él.
- El leproso rompe con la norma y se acerca a Jesús para pedirle la curación con las sencillas palabras de un pobre: “Si quieres“. Jesús responde de la misma manera, y rompe la norma: extendiendo la mano y tocándolo…”
- ¡El puro toca al impuro y lo purifica! Jesús le limpia la lepra de la piel y sana su corazón.
- Libera al ser humano de toda atadura.
- Hoy existen otras «enfermedades» del cuerpo padecidas por muchos, y «enfermedades» del “espíritu” que provocan la exclusión y hasta la eliminación de la persona.
- Enfermos de SIDA, que no pueden controlar su enfermedad, porque hay enfermos de avaricia que especulan con las medicinas lucrando y compitiendo a costa de la vida de las personas.
- A pesar de todo, Jesús continúa pasando a nuestro lado, día tras día, y espera la misma petición: «Señor, si quieres…» porque desea la salvación de aquel que sufre en el cuerpo y la de aquel que tiene el alma enferma.
«El
episodio de la curación del leproso se desarrolla en tres breves etapas: la
invocación del enfermo, la respuesta de Jesús, las consecuencias de la curación
prodigiosa. El leproso le suplica a Jesús, ´de rodillas´ y le dice: ´Si quieres
puedes purificarme´. A esta oración humilde y llena de confianza, Jesús
responde con una actitud profunda de su ánimo: la compasión. La compasión es
una palabra muy profunda que significa ´sufrir con el otro´.
El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquel hombre, acercándose a él y tocándolo. Este particular es muy importante. Jesús ´tiende la mano, lo toca... y en seguida la lepra desaparece y Él lo purifica”. La misericordia de Dios supera cada barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no pone una distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio por nuestro mal. Y así justamente nuestro mal se vuelve el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros la humanidad enferma y nosotros de Él su humanidad sana y que cura.
Esto sucede cada vez que recibimos con fe un sacramento: el Señor Jesús nos ´toca´ y nos da su gracia. En este caso pensamos especialmente al sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra y del pecado.» (Papa Francisco, Ángelus del 15 de febrero de 2015).
El corazón de Cristo manifiesta la compasión paterna de Dios por aquel hombre, acercándose a él y tocándolo. Este particular es muy importante. Jesús ´tiende la mano, lo toca... y en seguida la lepra desaparece y Él lo purifica”. La misericordia de Dios supera cada barrera y la mano de Jesús toca al leproso. Él no pone una distancia de seguridad y no actúa delegando, sino que se expone directamente al contagio por nuestro mal. Y así justamente nuestro mal se vuelve el lugar del contacto: Él, Jesús, toma de nosotros la humanidad enferma y nosotros de Él su humanidad sana y que cura.
Esto sucede cada vez que recibimos con fe un sacramento: el Señor Jesús nos ´toca´ y nos da su gracia. En este caso pensamos especialmente al sacramento de la Reconciliación, que nos cura de la lepra y del pecado.» (Papa Francisco, Ángelus del 15 de febrero de 2015).
Oración en
la enfermedad
Cúmplase
en mí tu voluntad Señor.
Amo la vida que Tú me das y
quiero gastarla en tu servicio.
Quiero sanar para bendecir tu nombre
con los hermanos.
Concédeme esperar sereno,
agradecer a los que me cuidan,
purificando mi corazón para amarte más.
Y que brille la esperanza del gozo sin fin
todos los días de mi vida,
que pongo en tus manos.
Amén.
Amo la vida que Tú me das y
quiero gastarla en tu servicio.
Quiero sanar para bendecir tu nombre
con los hermanos.
Concédeme esperar sereno,
agradecer a los que me cuidan,
purificando mi corazón para amarte más.
Y que brille la esperanza del gozo sin fin
todos los días de mi vida,
que pongo en tus manos.
Amén.
5°.
CONTEMPLACIÓN: Silencio ante la Palabra.
¿Me preocupo por el dolor de mis
hermanos?
¿De qué modo colaboro para aliviar
el dolor de mis hermanos?
¿Me acerco a los que sufren y están
enfermos?
8°.
COMPARTIR: Comparto la Palabra.
9°.
DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.
10. ACCIÓN
CONCRETA: Propósito del día.
Hoy haré una
oración de fe, como la del leproso, con la plena confianza de creer, y saber,
que Dios me dará todo lo que necesito....a su modo y según sus tiempos.
SANTOS DE
HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS
-Nuestra
Señora de Meliapore, Indias del Este (1542)
-San Antelmo de Belley o de Chignin, Obispo
-San David de Tesalónica, Eremita
-San Deodato de Nola, Obispo (Busco Estampa)
-San Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador de la Prelatura "Opus Dei"
-San José María Ma-Tai-Shun, Médico Catequista Mártir
-San José María Robles Hurtado, Sacerdote, Escritor, Fundador y Mártir
-San Juan de Roma, Mártir
-San Medico, Mártir
-San Majencio o Adjutor de Poitou, Abad
-San Pablo de Roma, Mártir
-San Pelayo o Paio de Córdoba, Mártir (Memoria Litúrgica)
-San Rodolfo de Gubbio, Obispo
-San Salvio de Valenciennes, Obispo de Angulema y Mártir
-San Superio de Valenciennes, Discípulo de Salvio y Mártir
-San Vigilio o Virgilio de Trento, Obispo y Mártir
-Santa Columba de Magné,
-Santa Macrina de Magné,
-Santa Pazanne (o Perseverancia) de Poitou, Virgen y Mártir
-San Antelmo de Belley o de Chignin, Obispo
-San David de Tesalónica, Eremita
-San Deodato de Nola, Obispo (Busco Estampa)
-San Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador de la Prelatura "Opus Dei"
-San José María Ma-Tai-Shun, Médico Catequista Mártir
-San José María Robles Hurtado, Sacerdote, Escritor, Fundador y Mártir
-San Juan de Roma, Mártir
-San Medico, Mártir
-San Majencio o Adjutor de Poitou, Abad
-San Pablo de Roma, Mártir
-San Pelayo o Paio de Córdoba, Mártir (Memoria Litúrgica)
-San Rodolfo de Gubbio, Obispo
-San Salvio de Valenciennes, Obispo de Angulema y Mártir
-San Superio de Valenciennes, Discípulo de Salvio y Mártir
-San Vigilio o Virgilio de Trento, Obispo y Mártir
-Santa Columba de Magné,
-Santa Macrina de Magné,
-Santa Pazanne (o Perseverancia) de Poitou, Virgen y Mártir
San
Cayetano Errico, ruega por nosotros
"Oración
a San Miguel Arcángel"
San Miguel
Arcángel,
defiéndenos
en el combate diario.
Sé nuestro
amparo
contra la
perversidad y asechanzas
del
demonio.
Reprímale
Dios, pedimos suplicantes,
y tú
Príncipe de la Milicia Celestial,
por medio
del divino poder, arroja al infierno
a Satanás y
a los otros espíritus malignos
que andan
dispersos por el mundo
para la
perdición de las almas.
Amén.