LECTIO
DIVINA DEL EVANGELIO DE LA 11ª SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO: VIERNES
19 DE JUNIO 2015. San Romualdo, abad.
1°.
ORACIÓN DE PREPARACIÓN:
Ven, Espíritu Santo, llena mi corazón con la luz y el
fuego de tu amor para que esta Lectio Divina me enseñe a desprenderme de mí
mismo, a desapegarme más de todo lo material, y a compartir mi vida y mis
bienes con mis hermanos. Amén
2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. 6,19-23
Jesús dijo a sus discípulos: "No acumulen tesoros
en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones
perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo,
donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y
roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. La lámpara del
cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado. Pero si
tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en
ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!".
Palabra del Señor.
3°.MEDITACIÓN
DEL EVANGELIO:
A.
COMENTARIO INTRODUCTORIO
- Hoy el Evangelio nos trae dos breves frases sobre los tesoros y sobre el ojo como lámpara del cuerpo.
- 1. «No amontonen tesoros en la tierra…». Jesús los contrapone a los «tesoros en el cielo» que son valores verdaderos, duraderos.
- Jesús nos conoce muy bien y sabe que tenemos la tendencia a acumular.
- El Maestro nos dice dónde debemos invertir nuestro dinero, nos aconseja colocar nuestro capital en el banco de Dios, donde no hay ladrones y donde el dinero produce el máximo posible. Invita positivamente a acumular tesoros en el cielo, invirtiendo a través de la limosna y ayudando a los necesitados.
- La escala de valores que posee un hombre y las seguridades que busca orientan su vida, lo definen y marcan su personalidad.
- Lo que es invertido en Dios, tiene un valor duradero, por eso esta enseñanza es completada con la de la lámpara y el ojo.
- 2. «La lámpara del cuerpo es el ojo».
- Nuestra mirada es la que da color y sentido a todo.
- Si nuestra manera de mirar está enferma todo lo que vemos estará enfermo.
- Si no tenemos luz en los ojos, todo estará a oscuras.
- Para la Biblia, el ojo sano equivale a la generosidad y el ojo enfermo a la tacañería.
- La «Lámpara», indica el valor positivo y luminoso que la generosidad comunica al hombre.
- Lo opuesto de acumular riquezas es compartir lo que se tiene, obra de la generosidad.
- El apego al dinero hace del hombre un pobre miserable.
- Jesús pone el valor de la persona en el desprendimiento, que manifiesta el amor.
- La “codicia y la avaricia” son causa de enfermedad para el ser humano porque desnaturalizan el sentido de las cosas materiales considerándolas, no como medio son como fin.
- La generosidad es condición para la ayuda a los demás y para el cumplimiento de la solidaridad a la que Jesús nos llama.
- Nuestra sociedad neoliberal y fuertemente contradictoria está produciendo constantemente nuevos pobres, marginados, desengañados, inadaptados y también, en no pocas ocasiones, abandonados y desesperados.
- Sin embargo otra parte del mundo está lleno de bienes, ocupado obsesivamente en la producción y disfrute de los mismos.
- No debemos olvidar que muchos bienes que se presentan como fascinantes no son el supremo bien y que cuando se los adora, traen como consecuencia ambiciones, angustias, sometimiento, rivalidades, injusticias, desesperaciones.
- Con tanta abundancia de bienes, no está sosegada ni aquietada nuestra sociedad porque: “Nos hiciste, Señor, para ti, e inquieto está nuestro corazón hasta que descanse en Ti”.
B.
REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.
«No
acumulen, para ustedes, tesoros en la tierra. Este es un consejo de prudencia,
porque los tesoros sobre la tierra no son seguros: se estropean, vienen los
ladrones y se los llevan. Y, ¿en qué tesoros piensa Jesús? Principalmente en
tres y siempre vuelve sobre el mismo argumento.
El primer tesoro: el oro, el dinero, las riquezas...Pero no estás seguro con esto porque, quizá, te lo robarán; no, ¡estoy seguro con las inversiones!; ¡quizá cae la Bolsa y tú te quedas sin nada! Dime, ¿un euro más te hace más feliz o no? Las riquezas, tesoro peligroso, peligroso... Pero las riquezas son buenas, sirven para hacer muchas cosas buenas, para llevar adelante la familia: ¡esto es verdad! Pero si tú las acumulas como un tesoro, ¡te roban el alma! Jesús en el Evangelio vuelve a este tema, sobre las riquezas, sobre el peligro de las riquezas, sobre poner la esperanza en las riquezas.
El segundo tesoro: la vanidad. El tesoro de tener prestigio, de hacerse ver. Y esto siempre es condenado por Jesús. De esto modo, ha invitado a pensar lo que Jesús dice a los doctores de la ley, cuando ayunan, cuando dan limosna, cuando rezan para hacerse ver.
Finalmente el tercer tesoro es el orgullo, el poder. Se narra la caída de la reina Atalía, su gran poder duró siete años, después fue asesinada. ¡El poder termina! Cuántos grandes, orgullosos, hombres y mujeres de poder han terminado en el anonimato, en la miseria o en prisión. Es de ahí de donde viene la exhortación de no acumular dinero, vanidad, orgullo, poder. Estos tesoros no sirven.» (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de junio de 2014, en Santa Marta).
El primer tesoro: el oro, el dinero, las riquezas...Pero no estás seguro con esto porque, quizá, te lo robarán; no, ¡estoy seguro con las inversiones!; ¡quizá cae la Bolsa y tú te quedas sin nada! Dime, ¿un euro más te hace más feliz o no? Las riquezas, tesoro peligroso, peligroso... Pero las riquezas son buenas, sirven para hacer muchas cosas buenas, para llevar adelante la familia: ¡esto es verdad! Pero si tú las acumulas como un tesoro, ¡te roban el alma! Jesús en el Evangelio vuelve a este tema, sobre las riquezas, sobre el peligro de las riquezas, sobre poner la esperanza en las riquezas.
El segundo tesoro: la vanidad. El tesoro de tener prestigio, de hacerse ver. Y esto siempre es condenado por Jesús. De esto modo, ha invitado a pensar lo que Jesús dice a los doctores de la ley, cuando ayunan, cuando dan limosna, cuando rezan para hacerse ver.
Finalmente el tercer tesoro es el orgullo, el poder. Se narra la caída de la reina Atalía, su gran poder duró siete años, después fue asesinada. ¡El poder termina! Cuántos grandes, orgullosos, hombres y mujeres de poder han terminado en el anonimato, en la miseria o en prisión. Es de ahí de donde viene la exhortación de no acumular dinero, vanidad, orgullo, poder. Estos tesoros no sirven.» (Cf Homilía de S.S. Francisco, 20 de junio de 2014, en Santa Marta).
Yo había
pedido a Dios la fuerza para alcanzar el éxito,
pero
él me hizo débil a fin de que aprenda humildemente a obedecer.
Yo
había pedido la salud para hacer grandes cosas,
pero
él me dio la enfermedad para que pueda hacer cosas mejores.
Yo
había pedido el poder para poder ser apreciado por los hombres,
pero
me dio la debilidad para que experimentara la necesidad de Dios.
Yo
había pedido la riqueza para ser feliz,
pero
me ha dado la pobreza para que pueda ser prudente.
Yo
había pedido un compañero para no vivir solo,
pero
me dio un corazón para que pueda amar a todos mis hermanos.
Yo
había pedido cosas que pudieran alegrar mi vida,
pero
he recibido la vida para que pueda gozar de todas las cosas.
Yo
no he obtenido nada de lo que había pedido,
pero
he recibido todo cuanto había esperado.
Casi
a pesar de mi mismo,
mis
plegarias informuladas
han
sido escuchadas.
Yo
soy, entre los hombres, el más ricamente colmado.
5°. CONTEMPLACIÓN:
Silencio ante la Palabra.
6°.
CONSOLACIÓN: Es sentir íntimamente el "gusto" de la Palabra de Dios.
¿Qué tesoros apreciamos y
acumulamos?
¿Qué uso hacemos de los bienes de
este mundo?
¿Dónde está nuestro corazón, nuestra
preocupación?
8°.
COMPARTIR: Comparto la Palabra.
9°.
DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.
10. ACCIÓN
CONCRETA: Propósito del día.
Hoy meditaré
con mucha atención esta frase del evangelio: "Allí donde esté tu tesoro,
estará también tu corazón". Y....¿Dónde está mi corazón? Diré: Jesús, dame
un corazón pobre y libre de egoísmo para que tú puedas reinar totalmente en mi
vida y darte a mis hermanos.
SANTOS DE
HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS
-San Abgar V Ukama (el Negro), Rey de Edessa
-San
Adalberto de Magdeburgo,
-San
Bonifacio o Bruno de Querfurt, Predicador y Mártir
-San
Buonmercato Ferrara, Clérigo
-San Deodato o Didier de Nevers, Obispo
-San
Culmacio de Arezo, Diácono y Mártir
-San
Gaudencio de Arezo, Obispo y Mártir
-San Gervasio de Milán, Mártir
-San Lamberto de Zaragoza, Mártir
-San Lamberto de Zaragoza, Mártir
-San Lupo de Bérgamo, Duque
-Santos
Mártires Mercedarios de Maiorca
-San Modesto de Andlauer, Sacerdote y Mártir
-San Nazario de Capodistria, Obispo
-San Nazario de Capodistria, Obispo
-San Protasio de Milán, Mártir
-San Remigio Isoré, Sacerdote y Mártir
-San Remigio Isoré, Sacerdote y Mártir
-San Romualdo, Anacoreta Monje y Fundador (Memoria
Litúrgica)
-San Ursicinio de Ravena, Mártir
-San Zósimo de Sozópolis, Mártir
-Santa Adelaida de Bérgamo, Patrona de Bérgamo
-Santa
Aurora, Virgen y Mártir
-Santa Quildomarca (Hildemarca) o Hilda de Fécamp, Abadesa
-Santa Juliana Falconeri, Fundadora
-Santa Juliana Falconeri, Fundadora
San
Cayetano Errico, ruega por nosotros
"Oración
a San Miguel Arcángel"
San Miguel
Arcángel,
defiéndenos
en el combate diario.
Sé nuestro
amparo
contra la
perversidad y asechanzas
del
demonio.
Reprímale
Dios, pedimos suplicantes,
y tú
Príncipe de la Milicia Celestial,
por medio
del divino poder, arroja al infierno
a Satanás y
a los otros espíritus malignos
que andan dispersos
por el mundo
para la
perdición de las almas.
Amén.