VATICANO,
12 Jun. (ACI).- El Papa
Francisco recibió a los obispos de la Conferencia Episcopal de Letonia y
Estonia al concluir su visita ad limina. En el discurso que les entregó, volvió
a hablar de la importancia de la familia y alertó contra una
“concepción reductiva” que “también influye en la mentalidad de los cristianos”
y lleva a considerar como matrimonio cualquier "forma de
gratificación afectiva".
El
Pontífice escribió que “'en nuestra época el matrimonio se considera una forma
de gratificación afectiva que puede constituirse de cualquier modo y
modificarse según la sensibilidad de cada uno”.
“Desafortunadamente
–alertó– esta concepción reductiva también influye en la mentalidad de los
cristianos, y lleva a la facilidad en el recurso al divorcio o a la
separación”.
Por ello,
los prelados están llamados a interrogarse “sobre la preparación al matrimonio
y también sobre cómo ayudar a las personas que viven estas situaciones, para
que los niños no se convierten en las primeras víctimas y los cónyuges no se
sientan excluidos de la misericordia de Dios y de la solicitud de la Iglesia, sino que sean ayudados en el
camino de la fe y de la educación cristiana de los hijos”.
Relacionando
la crisis económica y social con la familia, recordó que sus consecuencias
también afectaron estos años a Estonia y Letonia. Una de ellas es la emigración
cuyo resultado ha sido un gran número de “familias monoparentales que necesitan
una atención pastoral especial”.
“La
ausencia del padre o de la madre en muchas familias comporta para el otro
cónyuge un mayor esfuerzo, en todos los sentidos, para educar a los hijos. Para
estas familias es realmente preciosa vuestra atención y la caridad pastoral de
los sacerdotes, junto con la proximidad efectiva de las comunidades”.
Otro de los
asuntos abordados en su discurso fue el papel de los laicos en la
evangelización, algo que calificó de “indispensable”. Así, la cercanía y
solicitud de los obispos hacia los laicos “les ayudará a cumplir con las
responsabilidades que, según la enseñanza del Concilio Vaticano II, están llamados a
asumir en ámbito cultural, social y político, y también en el caritativo y
catequético”.
El Papa
expresó que “los fieles laicos son el trámite vivo entre lo que predicamos
nosotros, los pastores, y los diversos ambientes sociales” y como “tanto ellos
como ustedes están en contacto diario con las otras tradiciones cristianas
presentes en el territorio, juntos pueden sostener el diálogo ecuménico, tan
necesario hoy en día, para la paz social a veces sacudida por las diferencias
étnicas y lingüísticas”.
El Papa les
dio también ánimos para desarrollar su labor, pues “les ha elegido para
trabajar en una sociedad que, después de haber estado oprimida durante mucho
tiempo por regímenes fundados en ideologías contrarias a la dignidad y la
libertad humana, hoy está llamada a medirse con otras trampas peligrosas, como
el secularismo y el relativismo”. Por ello les exhortó a anunciar “sin
descanso” el Evangelio.
Francisco
les recordó que cuentan con la ayuda de los sacerdotes, que “aunque sean pocos
y de diversos orígenes, están a vuestro lado con respeto, obediencia y
generosidad”.
Animó a
cuidar la formación de los sacerdotes y a valorar “la presencia de los hombres
y mujeres de vida consagrada”.
En el Año dedicado a ellos pidió que sean apreciados sobre todo “por la riqueza
intrínseca de sus carismas y su testimonio.