Hace unos días el Papa Francisco obsequió a los fieles en la
Plaza de San Pedro un folleto especial por Cuaresma titulado “Custodia el
corazón”, que fue entregado por varios indigentes de Roma y que tiene una serie
de importantes recursos para el camino de conversión hacia la Semana Santa.
Entre los distintos recursos planteados por el Santo Padre
está un examen de conciencia de 30 preguntas para hacer una buena confesión,
así como una breve explicación sobre las razones para acudir al sacramento.
Este recurso cobra particular interés en la víspera de la
iniciativa “24 horas con el Señor”, a la que invita el Pontífice los días 13 y
14 de marzo para que los católicos, especialmente los más alejados de la Iglesia,
se reconcilien con Dios en preparación para la Pascua.
A la pregunta ¿por qué confesarse?, el folleto contesta:
“¡porque somos pecadores! Es decir, pensamos y actuamos de modo contrario al
Evangelio. Quien dice estar sin pecado es un mentiroso o un ciego. En el
sacramento Dios Padre perdona a quienes, habiendo negado su condición de hijos,
se confiesan de sus pecados y reconocen la misericordia de Dios”.
Para confesarse, prosigue el texto es necesario comenzar
“por la escucha de la voz de Dios” seguido del “examen de conciencia, el
arrepentimiento y el propósito de la enmienda, la invocación de la misericordia
divina que se nos concede gratuitamente mediante la absolución, la confesión de
los pecados al sacerdote, la satisfacción o cumplimiento de la penitencia
impuesta, y finalmente, con la alabanza a Dios por medio de una vida renovada”.
El examen de conciencia
A continuación las 30 preguntas propuestas por el Papa
Francisco para hacer una buena confesión:
En relación a Dios
¿Solo me dirijo a Dios en caso de necesidad? ¿Participo
regularmente en la Misa los domingos y días de fiesta? ¿Comienzo y termino
mi jornada con la oración? ¿Blasfemo en vano el nombre de Dios, de la Virgen,
de los santos? ¿Me he avergonzado de manifestarme como católico? ¿Qué hago para
crecer espiritualmente, cómo lo hago, cuándo lo hago? ¿Me rebelo contra los
designios de Dios? ¿Pretendo que Él haga mi voluntad?
En relación al prójimo
¿Sé perdonar, tengo comprensión, ayudo a mi prójimo? ¿Juzgo
sin piedad tanto de pensamiento como con palabras? ¿He calumniado, robado,
despreciado a los humildes y a los indefensos? ¿Soy envidioso, colérico, o
parcial? ¿Me avergüenzo de la carne de mis hermanos, me preocupo de los pobres
y de los enfermos?
¿Soy honesto y justo con todos o alimento la cultura del
descarte? ¿Incito a otros a hacer el mal? ¿Observo la moral conyugal
y familiar enseñada por el Evangelio? ¿Cómo cumplo mi responsabilidad de la
educación de mis hijos? ¿Honoro a mis padres? ¿He rechazado la vida recién
concebida? ¿He colaborado a hacerlo? ¿Respeto el medio ambiente?
En relación a mí mismo
¿Soy un poco mundano y un poco creyente? ¿Cómo, bebo, fumo o
me divierto en exceso? ¿Me preocupo demasiado de mi salud física, de mis
bienes? ¿Cómo utilizo mi tiempo? ¿Soy perezoso? ¿Me gusta ser servido? ¿Amo y
cultivo la pureza de corazón, de pensamientos, de acciones? ¿Nutro venganzas,
alimento rencores? ¿Soy misericordioso, humilde, y constructor de paz?