El Papa Francisco anunció este viernes 13 de marzo en la
Basílica de San Pedro la celebración de un Jubileo de la Misericordia, un Año
Santo extraordinario.
Este Jubileo comenzará con la apertura de la Puerta Santa en
la Basílica Vaticana durante la Solemnidad de la Inmaculada Concepción el 8 de
diciembre y concluirá el 20 de noviembre de 2016 con la solemnidad de Cristo Rey del
Universo.
El Pontífice anunció el Año Santo así: “queridos hermanos y
hermanas, he pensado a menudo en cómo la Iglesia puede poner
más en evidencia su misión de ser testimonio de la misericordia. Es un camino
que inicia con una conversión espiritual. Por esto he decidido convocar un
Jubileo extraordinario que coloque en el centro la misericordia de Dios. Será
un Año Santo de la Misericordia, Lo queremos vivir a la luz de la palabra del
Señor: 'Seamos misericordiosos como el Padre'”.
“Estoy convencido de que toda la Iglesia podrá encontrar en
este Jubileo la alegría de redescubrir y hacer fecunda la misericordia de Dios,
con la cual todos somos llamados a dar consuelo a cada hombre y cada mujer de
nuestro tiempo. Lo confiamos a partir de ahora a la Madre de la Misericordia
para que dirija a nosotros su mirada y vele en nuestro camino”.
El anuncio, que coincide con el segundo aniversario de su
elección como Sucesor de San Pedro, lo realizó el Santo Padre durante la
homilía que pronunció en la celebración penitencial con la que dio inicio a la
iniciativa “24 horas para el Señor”, alentada y a cargo del Pontificio Consejo
para la promoción de la Nueva Evangelización.
La iniciativa ha sido acogida en todo el mundo con el fin de
promover la apertura extraordinaria de las iglesias y favorecer la celebración
del sacramento de la Reconciliación.
El Jubileo de la Misericordia busca resaltar además la
importancia y la continuidad del Concilio Vaticano II,
que concluyó hace 50 años.
La misericordia es uno de los temas más importantes en el
pontificado del Papa Francisco quien ya como obispo escogió como lema propio
“miserando atque eligendo”, que puede traducirse como “Lo miró con misericordia
y lo eligió” o “Amándolo lo eligió”.
El desarrollo de este Año se hará notar en numerosos
aspectos. Las lecturas para los domingos del tiempo ordinario serán tomadas del
Evangelio de Lucas, conocido como “el evangelista de la misericordia”.
Este apelativo al evangelista que no conoció en persona a
Cristo viene dado por ser el único que relata algunas de las parábolas más
emblemáticas, como la del hijo pródigo, la del buen samaritano o la oveja
perdida.
En el Domingo de la Divina
Misericordia -fiesta instituida por San Juan Pablo II, que se celebra
el domingo siguiente a la Pascua- se leerá
y publicará la bula del Año Santo junto a la Puerta Santa de la Basílica de San
Pedro.
El rito inicial del Jubileo es la apertura de la Puerta
Santa. Se trata de una puerta que se abre solamente durante el Año Santo,
mientas el resto de años permanece sellada. Tienen una Puerta Santa las cuatro
basílicas mayores de Roma: San Pedro, San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros
y Santa María Mayor.
El rito de la apertura expresa simbólicamente el concepto
que, durante el tiempo jubilar, se ofrece a los fieles una “vía extraordinaria”
hacia la salvación. Luego de la apertura de la Puerta Santa en la Basílica de
San Pedro, serán abiertas sucesivamente las puertas de las otras basílicas
mayores.
Los orígenes del Jubileo se remontan al judaísmo. Este Año
santo se celebraba cada 50 años, y durante el mismo se debía restituir la
igualdad a todos los hijos de Israel, ofreciendo nuevas posibilidades a las
familias que habían perdido sus propiedades e incluso la libertad personal.
Por otro lado, a los ricos, el año jubilar les recordaba que
llegaría el tiempo en el que los esclavos israelitas, llegados a ser nuevamente
iguales a ellos, podrían reivindicar sus derechos.
La Iglesia inició la tradición del Año Santo con el Papa
Bonifacio VIII, en el año
1300, quién previó la realización de un jubileo cada siglo.
Desde el año 1475 –para permitir a cada generación vivir al
menos un Año Santo- el jubileo ordinario comenzó a espaciarse cada 25
años.
Un jubileo extraordinario, como es el caso del que
proclamará el Papa Francisco, en cambio, se proclama con ocasión de un
acontecimiento de particular importancia.
Los Años Santos ordinarios celebrados hasta hoy han sido 26.
El último fue el Jubileo del año 2000, proclamado por San Juan Pablo II.
La costumbre de proclamar Años Santos extraordinarios se
remonta al siglo XVI. Los últimos de ellos, celebrados el siglo pasado, fueron
el de 1933, proclamado por Pío XI con motivo del XIX centenario de la
Redención, y el de 1983, proclamado por Juan Pablo II por los 1950 años de la
Redención.
La Iglesia católica ha dado al jubileo hebreo un significado
más espiritual que consiste en un perdón general, una indulgencia abierta a
todos, y en la posibilidad de renovar la relación con Dios y con el prójimo. De
este modo, el Año Santo es siempre una oportunidad para profundizar la fe y
vivir con un compromiso renovado el testimonio cristiano.
Estos son los años jubilares con los respectivos Papas:
1300: Bonifacio VIII
1350: Clemente VI
1390: proclamado por Urbano VI, presidido por Bonifacio IX
1400: segundo jubileo de Bonifacio IX
1423: Martín V
1450: Nicolás V
1475: proclamado por Pablo II, presidido por Sixto IV
1500: Alejandro VI
1525: Clemente VII
1550: proclamado por Pablo III, presidido por Julio III
1575: Gregorio XIII
1600: Clemente VIII
1625: Urbano VIIIBOLLETTINO N. 0187 - 13.03.2015 16
1650: Inocencio X
1675: Clemente X
1700: Abierto por Inocencio XII, concluidopor Clemente XI
1725: Benedicto XIII
1750: Benedicto XIV
1775: proclamado por Clemente XIV, presidido por Pío VI
1825: León XII
1875: Pío IX
1900: León XIII
1925: Pío XI
1933: Pío XI
1950: Pío XII
1975: Pablo VI
1983: Juan Pablo II
2000: Juan Pablo II
2015: Francisco
En los años 1800 y 1850 no hubo Jubileo a causa de las
circunstancias políticas de la época.