Lectio Divina:
Domingo, 15 Marzo, 2015
Evangelio según San Juan 3, 14-21. :
(4° Domingo del Tiempo Cuaresma - Ciclo B -)
Oración inicial
Shadai, Dios de la montaña,
que haces de nuestra frágil vida
la roca de tu morada,
conduce nuestra mente
a golpear la roca del desierto,
para que brote el agua para nuestra sed.
La pobreza de nuestro sentir
nos cubra como un manto en la oscuridad de la noche
y abra el corazón, para acoger el eco del Silencio
y así el alba,
envolviéndonos en la nueva luz matutina,
nos lleve
con las cenizas consumadas por el fuego
de los pastores del Absoluto,
que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro,
al sabor de la santa memoria.
Shadai, Dios de la montaña,
que haces de nuestra frágil vida
la roca de tu morada,
conduce nuestra mente
a golpear la roca del desierto,
para que brote el agua para nuestra sed.
La pobreza de nuestro sentir
nos cubra como un manto en la oscuridad de la noche
y abra el corazón, para acoger el eco del Silencio
y así el alba,
envolviéndonos en la nueva luz matutina,
nos lleve
con las cenizas consumadas por el fuego
de los pastores del Absoluto,
que han vigilado por nosotros junto al Divino Maestro,
al sabor de la santa memoria.
1. LECTIO
a) Texto:
Evangelio según San Juan 3, 14-21. :
14 Y
como Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el
Hijo del hombre, 15 para que todo el que crea tenga en él la vida
eterna. 16 Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para
que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17 Porque
Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por él. 18 El que cree en él, no es juzgado; pero el
que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo
unigénito de Dios. 19 Y el juicio está en que la luz vino al mundo, y
los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20 Pues
todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que no sean
censuradas sus obras. 21 Pero el que obra la verdad, va a la luz,
para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.»
Palabra del Señor
b) Momento de silencio:
Dejamos que la voz del Verbo resuene en nosotros.
Dejamos que la voz del Verbo resuene en nosotros.
Continúa
2. MEDITATIO
a) algunas preguntas:
- Dios ha amado tanto al mundo…: cuántos juicios y
prejuicios sobre un Dios lejano e insensible.¿No será quizás que le atribuimos
a Él lo que son por el contrario nuestras responsabilidades?
- La luz ha venido al mundo, pero los hombres han preferido las tinieblas: quien se ilusiona pensando que no es hombre y vive por Dios, no puede escoger la luz porque la ilusión desaparecería. ¿Cuantas tinieblas rodean mis jornadas?
- Quien obra la verdad viene a la luz. No tiene temor de mostrarse quien obra por aquello que es. No se le pide al hombre ser infalible. Sencillamente que sea hombre. ¿Somos capaces de vivir nuestra debilidad como lugar de encuentro y de apertura a Dios y a los otros, deseosos como yo de trabajar fielmente en su espacio y en su tempo?
- La luz ha venido al mundo, pero los hombres han preferido las tinieblas: quien se ilusiona pensando que no es hombre y vive por Dios, no puede escoger la luz porque la ilusión desaparecería. ¿Cuantas tinieblas rodean mis jornadas?
- Quien obra la verdad viene a la luz. No tiene temor de mostrarse quien obra por aquello que es. No se le pide al hombre ser infalible. Sencillamente que sea hombre. ¿Somos capaces de vivir nuestra debilidad como lugar de encuentro y de apertura a Dios y a los otros, deseosos como yo de trabajar fielmente en su espacio y en su tempo?
b) Clave de lectura:
vv. 14-15. Y como Moisés elevó la serpiente en el
desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre para que todo
el que crea tenga en Él la vida eterna. Para los hijos de Israel, mordidos por
serpientes venenosas en el desierto, Moisés ofreció una posibilidad de salvarse
fijando la vista en una serpiente de bronce. Si el hombre consigue levantar la
cabeza y mirar en alto, Dios prepara para él una alternativa. No obliga, está
allí, a disposición. El misterio de la libertad humana es de los más digno de
amor que Dios ha podido inventar. Escogiendo una mirada, un encontrarse, una
nueva oportunidad… el Hijo del hombre en el desierto del mundo será levantado
sobre la cruz como signo de salvación para todos aquéllos que sientan la
necesidad de continuar viviendo y no se abandonen a mordidas venenosas de
preferencias erróneas. Cristo está allí: maldito para el que no tiene fe,
bendito para el que cree. Un fruto que escoger, colgado del leño de la vida.
También nosotros como los israelitas en el desierto hemos sido “mordidos” por
la serpiente en el Edén y tenemos necesidad de mirar a la serpiente de bronce
levantada sobre el madero para no morir:“Quien cree en Él tiene vida eterna”.
v.16. Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo
unigénito, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida
eterna. El amor con que Dios nos ama es un amor de predilección, un amor
tangible, un amor que habla… ¿Podía venir directamente el Padre? Sí, ¿pero no
es más grande el amor de un padre que da a su hijo? Toda madre pudiendo
escoger, prefiere morir ella antes que ver morir a un hijo. ¡Dios nos ha amado
hasta tal punto de ver morir a su Hijo!
v. 17. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo
para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. Un Dios
capaz de juicio perfecto manda al Hijo, no para juzgar, sino para ser lugar de
salvación. Verdaderamente es necesario suspender todo pensamiento y sentirse
anonadado frente a tanto amor. Sólo quien ama puede “juzgar” , esto es,
“salvar”. Él conoce la debilidad del corazón humano y sabe que su imagen
ennegrecida tiene la posibilidad de volver a ser nítida, no hay necesidad de
rehacerla. La lógica de la vida no conoce la muerte: Dios que es vida no puede
destruir lo que Él mismo ha querido crear, se destruiría en algún modo a sí
mismo.
v.18. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no
cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo unigénito de
Dios. La fe es la discriminante de toda existencia. No creer en el nombre
del unigénito: ésta es ya una condena, porque se excluye del amor quien no
acoge al amor.
vv. 19-20. Y el juicio está en que la luz vino al
mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran
malas. Pues todo el que obra el mal aborrece la luz y no va a la luz, para que
no sean censuradas sus obras. El único juicio que abarca a toda la
humanidad es la llamada a vivir en la luz. Cuando el sol sale, nadie puede
substraerse a sus rayos…y así también los hombres. Cuando Cristo nace, ninguno
puede substraerse a esta luz que todo lo inunda. Pero los hombres se han
construidos casas para poder escapar de la luz del Amor que se expande por
doquier, casas de egoísmo, casas de oportunidad. Han perforado túneles y
escondrijos para continuar libremente haciendo sus obras. ¿Puede una obra falta
de luz dar la vida? La luz de la existencia tiene una sola fuente: Dios. Quien
se aparta de la luz, muere.
v. 21. Pero el que obra la verdad, va a la luz, para
que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. Todo lo que
cae bajo los rayos del amor eterno, se viste de luz, como sucede en la
naturaleza. Parece que todo sonríe cuando sale el sol. Y las cosas que durante
el día son familiares y bellas, de noche toman formas que infunden temor por el
solo hecho de no ser visibles. El sol no cambia la forma, pero la exalta en su
belleza, Quien vive la verdad de sí mismo y acoge su fragilidad como parámetros
de su ser hombre, no tiene temor de la luz, porque no tiene nada que esconder.
Sabe que como criatura trabaja con la lógica del límite, pero esto no disminuye
la grandeza de su obrar, porque su vida es un todo con la verdad eterna.
c) Reflexión:
El jardín se convierte en desierto para el hombre que se
aleja de Dios. Y en el desierto de su libertad sin límites el hombre encuentra
una vez más las mordidas venenosas de la serpiente. Dios sin embargo no
abandona a sus hijos, y cuando se alejan de Él los sigue, pronto para acudir en
sus necesidades. Una serpiente símbolo de curación se eleva cada vez que el
veneno infesta la vida en el hombre, Cristo Señor. Si el hombre prefiere mirar
a tierra y estar en el desierto de su “me basto solo”, Dios de todos modos se
ofrece a su mirada en el solo modo en el que el hombre lo reconoce: como una
serpiente. Cristo se ha hecho pecado, maldito, para salvar su imagen, con tal
de no apagar la vida humana. La condena no pertenece a Dios, sino la escoge el
hombre. Puedo no vivir junto al calor, libérrimo de hacerlo. Pero esto conlleva
el tener que procurarme otra clase de calor, si me quiero calentar. Con el
riesgo de pasar frío, enfermedad, fatiga…. la libertad por Dios tiene un precio
de condena. Es de personas poco inteligentes, no aprovecharse de un bien
regalado, es sencillamente de tontos no acoger lo que mejor sea para no
sentirse deudores. En el ámbito del amor, la palabra “deuda” no existe porque
la gratuidad es el único vocabulario consultable. Y con la palabra gratuidad
explota la luz: todo se convierte en posibilidad y ocasión. Obras hechas en las
tinieblas o más bien obras hechas en Dios: los simulacros de fango del débil
resplandor de piedras falsas son juguetes peligrosos para todos; mejor
frecuentar las aulas plenas de sol de un discipulado nunca terminado. Al menos
la vida se acrecienta y el gozo cubre de belleza toda cosa…
3. ORATIO
Salmo 35
El pecado es un oráculo para el impío
que le habla en el fondo de su corazón;
no tiene temor de Dios
ni aun estando en su presencia.
que le habla en el fondo de su corazón;
no tiene temor de Dios
ni aun estando en su presencia.
Se halaga tanto a sí mismo
que no descubre y detesta su culpa;
sólo dice maldades y engaños,
renunció a ser sensato, a hacer el bien.
-Tu amor, Yahvé, llega al cielo,
tu fidelidad alcanza las nubes;
tu justicia, como las altas montañas,
tus sentencias, profundas como el océano.
que no descubre y detesta su culpa;
sólo dice maldades y engaños,
renunció a ser sensato, a hacer el bien.
-Tu amor, Yahvé, llega al cielo,
tu fidelidad alcanza las nubes;
tu justicia, como las altas montañas,
tus sentencias, profundas como el océano.
Tú proteges a hombres y animales,
¡qué admirable es tu amor, oh Dios!
Por eso los seres humanos
se cobijan a la sombra de tus alas;
se sacian con las provisiones de tu casa,
en el torrente de tus delicias los abrevas;
pues en ti está la fuente de la vida,
y en tu luz vemos la luz.
¡qué admirable es tu amor, oh Dios!
Por eso los seres humanos
se cobijan a la sombra de tus alas;
se sacian con las provisiones de tu casa,
en el torrente de tus delicias los abrevas;
pues en ti está la fuente de la vida,
y en tu luz vemos la luz.
No dejes de amar a los que te conocen,
de ser fiel con los hombres sinceros.
¡Que el pie del orgulloso no me pise,
ni me avente la mano del impío!
Ved cómo caen los malhechores,
abatidos, no pueden levantarse.
de ser fiel con los hombres sinceros.
¡Que el pie del orgulloso no me pise,
ni me avente la mano del impío!
Ved cómo caen los malhechores,
abatidos, no pueden levantarse.
4. CONTEMPLACIÓN
Cuando el santo temor me abandona, Señor, siento en mi
corazón el pecado que habla. Son los momentos de la ilusión, momentos en los
que voy a buscar mis culpas y todo esto inútilmente, porque no he comprendido,
que sólo cumpliendo el bien, las falaces e inicuas palabras del mal se
extinguen. Es una atracción la obstinación en el mal, como si me diese más
brillo, honor, más valor. Cuando caigo en la cuenta que es inmenso lo que Tú me
das para vivir, entonces percibo los abismos de tu fidelidad y veo como tu
salvación no conoce confín; todo lo inunda y porta consigo; a mí criatura hecha
a tu imagen y todo lo que para mí has creado y a quien yo he dado nombre. En
verdad tu gracia es preciosa. En tu casa manda la abundancia de la protección y
discurre como el agua la delicia. Si me pongo tus ojos entonces todo es luz,
Señor, Y nada es ya difícil porque mi corazón, purificado de la tentación de
ser Dios en tu lugar, me dice que lo seré conmigo. Rivalidad, competición
hostilidad… desaparecen de frente a tu propuesta de participar en tu vida
divina. Dios contigo . Tu amor como linfa que camina por las entrañas de mi
humanidad hasta que encuentre mis orígenes: en tu Nombre.