Lectio Divina:
Viernes, 28 Febrero, 2014
7ª Semana del Tiempo del Tiempo Ordinario
Dios todopoderoso y eterno: concede a tu pueblo que la meditación asidua de tu doctrina le enseñe a cumplir de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por nuestro Señor.
Del santo Evangelio según Marcos 10,1-12
Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente hacia él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?» Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne.De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente hacia él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?» Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?» Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla.» Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne.De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre.» Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquélla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.»
Palabra del Señor
Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente
la multitud alrededor de él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez
más.
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?".
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".
Se acercaron algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: "¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?".
El les respondió: "¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?".
Ellos dijeron: "Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella".
Entonces Jesús les respondió: "Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes.
Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y mujer.
Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre,
y los dos no serán sino una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne.
Que el hombre no separe lo que Dios ha unido".
Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto.
El les dijo: "El que se divorcia de su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra aquella;y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio".
Continúa
• El evangelio de ayer traía los consejos de Jesús sobre la relación entre adultos y niños, entre grandes y pequeños en la sociedad. El evangelio de hoy trae consejos sobre cómo debe ser la relación entre hombre y mujer, entre marido y mujer.
• Marcos 10,1-2: La pregunta de los fariseos: “¿el marido puede repudiar a la mujer?” La pregunta es maliciosa Pretende poner a prueba a Jesús. “¿Es lícito a un marido repudiar a su mujer?” Señal de que Jesús tenía una opinión diferente, pues de lo contrario los fariseos no irían a interrogarlo sobre este asunto. No preguntan si es lícito que una esposa repudie a su marido. Esto no les pasa por la cabeza. Signo claro del fuerte dominio machista y de la marginación de la mujer en la sociedad de aquel tiempo.
• Marcos 10,3-9: La respuesta de Jesús: el hombre no puede repudiar a la mujer.En vez de responder, Jesús pregunta: “¿Qué dice la ley de Moisés?” La ley permitía al hombre escribir una carta de divorcio y repudiar a la mujer. Este permiso revela el machismo. El hombre podía repudiar a la mujer, pero la mujer no tenía este mismo derecho. Jesús explica que Moisés actuó así por la dureza de corazón de la gente, pero la intención de Dios era otra, cuando creó al ser humano. Jesús vuelve al proyecto del Creador y niega al hombre el derecho de repudiar a su mujer. Quita el privilegio del hombre ante la mujer y pide el máximo de igualdad entre los dos.
• Marcos 10,10-12: Igualdad hombre y mujer. En casa, los discípulos hacen preguntas sobre este asunto. Jesús saca las conclusiones y reafirma la igualdad de derechos y deberes entre hombre y mujer. Propone un nuevo tipo de relación entre los dos. No permite que una vez casados el hombre pueda repudiar a la mujer, y viceversa. El evangelio de Mateo añade un comentario de los discípulos sobre este asunto. Dicen: “Si la situación del hombre con la mujer es así, entonces mejor no casarse” (Mt 19,10). Prefieren no casarse, que casarse sin el privilegio de poder seguir mandando sobre la mujer y sin el derecho de poder pedir el divorcio en caso de que ella no les agrade más. Jesús va hasta el fondo y dice que hay solamente tres casos en que se permite a una persona no casarse:"No todos comprenden lo que acaban de decir, sino solamente los que reciben este don. Hay hombres que nacen incapacitados para casarse. Hay otros que fueron mutilados por los hombres. Hay otros que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse. ¡Entienda el que pueda!” (Mt 19,11-12). Los tres casos son: “(a) impotencia, (b) castración y (c) por el Reino. No casarse sólo porque el hombre no quiere perder el dominio sobre la mujer, esto ¡la Nueva Ley del Amor no lo permite! Tanto el casarse como el celibato, ambos deben estar al servicio del Reino y no al servicio de los intereses egoístas. Ninguno de los dos puede ser motivo para mantener el dominio machista del hombre sobre la mujer. Jesús cambió la relación hombre-mujer, marido-esposa.
• Marcos 10,1-2: La pregunta de los fariseos: “¿el marido puede repudiar a la mujer?” La pregunta es maliciosa Pretende poner a prueba a Jesús. “¿Es lícito a un marido repudiar a su mujer?” Señal de que Jesús tenía una opinión diferente, pues de lo contrario los fariseos no irían a interrogarlo sobre este asunto. No preguntan si es lícito que una esposa repudie a su marido. Esto no les pasa por la cabeza. Signo claro del fuerte dominio machista y de la marginación de la mujer en la sociedad de aquel tiempo.
• Marcos 10,3-9: La respuesta de Jesús: el hombre no puede repudiar a la mujer.En vez de responder, Jesús pregunta: “¿Qué dice la ley de Moisés?” La ley permitía al hombre escribir una carta de divorcio y repudiar a la mujer. Este permiso revela el machismo. El hombre podía repudiar a la mujer, pero la mujer no tenía este mismo derecho. Jesús explica que Moisés actuó así por la dureza de corazón de la gente, pero la intención de Dios era otra, cuando creó al ser humano. Jesús vuelve al proyecto del Creador y niega al hombre el derecho de repudiar a su mujer. Quita el privilegio del hombre ante la mujer y pide el máximo de igualdad entre los dos.
• Marcos 10,10-12: Igualdad hombre y mujer. En casa, los discípulos hacen preguntas sobre este asunto. Jesús saca las conclusiones y reafirma la igualdad de derechos y deberes entre hombre y mujer. Propone un nuevo tipo de relación entre los dos. No permite que una vez casados el hombre pueda repudiar a la mujer, y viceversa. El evangelio de Mateo añade un comentario de los discípulos sobre este asunto. Dicen: “Si la situación del hombre con la mujer es así, entonces mejor no casarse” (Mt 19,10). Prefieren no casarse, que casarse sin el privilegio de poder seguir mandando sobre la mujer y sin el derecho de poder pedir el divorcio en caso de que ella no les agrade más. Jesús va hasta el fondo y dice que hay solamente tres casos en que se permite a una persona no casarse:"No todos comprenden lo que acaban de decir, sino solamente los que reciben este don. Hay hombres que nacen incapacitados para casarse. Hay otros que fueron mutilados por los hombres. Hay otros que por amor al Reino de los Cielos han descartado la posibilidad de casarse. ¡Entienda el que pueda!” (Mt 19,11-12). Los tres casos son: “(a) impotencia, (b) castración y (c) por el Reino. No casarse sólo porque el hombre no quiere perder el dominio sobre la mujer, esto ¡la Nueva Ley del Amor no lo permite! Tanto el casarse como el celibato, ambos deben estar al servicio del Reino y no al servicio de los intereses egoístas. Ninguno de los dos puede ser motivo para mantener el dominio machista del hombre sobre la mujer. Jesús cambió la relación hombre-mujer, marido-esposa.
• En mi vida personal, ¿cómo vivo la relación hombre-mujer?
• En la vida de mi familia y de mi comunidad, ¿cómo está siendo la relación hombre-mujer?
5) Oración final
• En la vida de mi familia y de mi comunidad, ¿cómo está siendo la relación hombre-mujer?
5) Oración final
Yahvé es clemente y compasivo,
lento a la cólera y lleno de amor;
no se querella eternamente,
ni para siempre guarda rencor. (Sal 103,8-9)
lento a la cólera y lleno de amor;
no se querella eternamente,
ni para siempre guarda rencor. (Sal 103,8-9)