Roma, 19 de febrero de 2014
El papa Francisco ha escrito un prefacio para el
libro “Povera per i poveri. La missione della Chiesa”, (Pobre y para los
pobres. La misión de la Iglesia) del cardenal Gerhard Müller que será
presentado el próximo martes. En el prólogo, el Santo Padre habla sobre la
pobreza, no solamente económica pero también social y moral. E invita a usar
los bienes no solamente para las propias necesidades, sino para que al ofrecerlos
a otros produzcan frutos. Y precisa que la pobreza puede ser entendida como un
recurso si lleva a la solidaridad, al punto que Jesús la convierte en una
bienaventuranza.
“El dinero es un instrumento que de alguna manera -como la
propiedad- prolonga y acrecienta la capacidad de la libertad humana” y por ello
le permite “de obrar en el mundo, de actuar y de llevar fruto”. Pero claramente
es también un medio que aleja al hombre del hombre, llevándolo a tener un
horizonte egoísta. El prefacio del libro del cardenal Muller es
publicado hoy como primicia por el principal diario italiano, 'Il
Corriere della Sera'.
El Santo Padre cita en el prefacio, la palabra aramaica que
Jesús usa en el evangelio: 'mammona', o sea tesoro escondido, y recuerda que
los bienes “que se tienen solamente para sí escondiéndolos de los otros, eso
produce iniquidad”. Y cita también el termino griego usado por San Pablo,
'arpagmos', como un bien “tenido celosamente para sí, o peor como un fruto de
lo que se le ha robado a los otros”.
El Papa indica además, que la palabra 'pobreza' en el mundo
occidental es reducida simplemente a un sinónimo de 'malestar', porque
relacionado a la falta de poder económico, lo que significa irrelevancia de
poder, político, social y humano. Al punto que “quien no posee dinero es
considerado solamente en la medida en la que puede servir a otras finalidades”.
O sea enfatiza negativamente este estatus.
Algo que sucede cuando el hombre “habiendo perdido la
esperanza de lo trascendente” también “pierde el gusto de la gratuidad” de
“hacer el bien por la simple belleza de hacerlo”.
Y en el prefacio del libro escrito por el prefecto de la
Congregación para la Doctrina de la Fe, el papa Francisco señala que “la tarea
de los cristianos es redescubrir, vivir y anunciar a todos esta preciosa y
originaria unidad entre ganancia y solidaridad” y subraya que cuanto más el
mundo contemporáneo descubra esta verdad se resolverán también tantos problemas
económicos existentes.
Y en este cuadro, el papa Bergoglio precisa que “no existen
solamente las pobrezas relacionadas con la economía. Jesús mismo nos lo
recuerda, advirtiéndonos que nuestra vida no depende solamente de nuestros
bienes”.
El Santo Padre habla además de la necesidad de la
solidaridad que tenemos todos, desde que uno es niño. Primero las atenciones y
cuidados de los papás, después en cada etapa de la vida se vuelve necesaria la
ayuda de alguien, porque nadie “logrará nunca a apartar de sí el límite de la
impotencia delante de algo o de alguien”.
Y que en esta óptica, la pobreza originaria no debe ser
sentida como una limitación sino como un recurso, ya que lo que es dado se
transforma en un don que es ventaja para todos. Y “esta es la luz positiva con
la cual el evangelio nos invita a mirar a la pobreza” y por qué “Jesús la
trasforma en una bienaventuranza”.
(19 de febrero de 2014) © Innovative Media Inc.