UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





jueves, 20 de febrero de 2014

Francisco: La riqueza y la propiedad son buenas cuando ayudan a los otros

Roma, 19 de febrero de 2014 
El papa Francisco ha escrito un prefacio para el libro “Povera per i poveri. La missione della Chiesa”, (Pobre y para los pobres. La misión de la Iglesia) del cardenal Gerhard Müller que será presentado el próximo martes. En el prólogo, el Santo Padre habla sobre la pobreza, no solamente económica pero también social y moral. E invita a usar los bienes no solamente para las propias necesidades, sino para que al ofrecerlos a otros produzcan frutos. Y precisa que la pobreza puede ser entendida como un recurso si lleva a la solidaridad, al punto que Jesús la convierte en una bienaventuranza. 

“El dinero es un instrumento que de alguna manera -como la propiedad- prolonga y acrecienta la capacidad de la libertad humana” y por ello le permite “de obrar en el mundo, de actuar y de llevar fruto”. Pero claramente es también un medio que aleja al hombre del hombre, llevándolo a tener un horizonte egoísta. El prefacio del libro del cardenal Muller es publicado hoy como primicia por el principal diario italiano, 'Il Corriere della Sera'.
El Santo Padre cita en el prefacio, la palabra aramaica que Jesús usa en el evangelio: 'mammona', o sea tesoro escondido, y recuerda que los bienes “que se tienen solamente para sí escondiéndolos de los otros, eso produce iniquidad”. Y cita también el termino griego usado por San Pablo, 'arpagmos', como un bien “tenido celosamente para sí, o peor como un fruto de lo que se le ha robado a los otros”.
El Papa indica además, que la palabra 'pobreza' en el mundo occidental es reducida simplemente a un sinónimo de 'malestar', porque relacionado a la falta de poder económico, lo que significa irrelevancia de poder, político, social y humano. Al punto que “quien no posee dinero es considerado solamente en la medida en la que puede servir a otras finalidades”. O sea enfatiza negativamente este estatus.
Algo que sucede cuando el hombre “habiendo perdido la esperanza de lo trascendente” también “pierde el gusto de la gratuidad” de “hacer el bien por la simple belleza de hacerlo”.
Y en el prefacio del libro escrito por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el papa Francisco señala que “la tarea de los cristianos es redescubrir, vivir y anunciar a todos esta preciosa y originaria unidad entre ganancia y solidaridad” y subraya que cuanto más el mundo contemporáneo descubra esta verdad se resolverán también tantos problemas económicos existentes.
Y en este cuadro, el papa Bergoglio precisa que “no existen solamente las pobrezas relacionadas con la economía. Jesús mismo nos lo recuerda, advirtiéndonos que nuestra vida no depende solamente de nuestros bienes”.
El Santo Padre habla además de la necesidad de la solidaridad que tenemos todos, desde que uno es niño. Primero las atenciones y cuidados de los papás, después en cada etapa de la vida se vuelve necesaria la ayuda de alguien, porque nadie “logrará nunca a apartar de sí el límite de la impotencia delante de algo o de alguien”.
Y que en esta óptica, la pobreza originaria no debe ser sentida como una limitación sino como un recurso, ya que lo que es dado se transforma en un don que es ventaja para todos. Y “esta es la luz positiva con la cual el evangelio nos invita a mirar a la pobreza” y por qué “Jesús la trasforma en una bienaventuranza”.

(19 de febrero de 2014) © Innovative Media Inc.