UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





miércoles, 11 de diciembre de 2013

Lectio Divina : Miércoles, 11 de Diciembre, 2013 : Evangelio según San Mateo 11,28-30. : (Segunda Semana del Tiempo de Adviento - Ciclo A)



Lectio Divina : 
Miércoles, 11 Diciembre, 2013  
(Segunda Semana del Tiempo de Adviento - Ciclo A)
1) Oración inicial
Señor, Dios todopoderoso, que nos mandas abrir camino a Cristo, el Señor; no permitas que desfallezcamos en nuestra debilidad los que esperamos la llegada saludable del que viene a sanarnos de todos nuestros males. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 11,28-30
«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.» 
Palabra del Señor


Versión en Castellano : 
Evangelio según San Mateo 11,28-30. 
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré. 
Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana".  
Palabra del Señor 








Continúa


3) Reflexión
• Algunos textos de los evangelios nos revelan todo el significado cuando les ponemos como telón de fondo el Antiguo Testamento. Así es este texto tan breve y tan bello del evangelio de hoy. En este pasaje resuenan dos temas del Antiguo Testamento muy queridos y mencionados, un pasaje de Isaías y otro de los libros sapienciales. 
• Isaías habla del Mesías siervo y lo representa como un discípulo que va siempre en busca de una palabra de consuelo para poder animar a los desalentados: “El Señor Yahvé me ha concedido el poder hablar como su discípulo, y ha puesto en mi boca las palabras para aconsejar al que está aburrido. Cada mañana, él me despierta y lo escucho como lo hacen los discípulos”. (Is 50,4) Y el Mesías siervo lanza una invitación: “A ver ustedes que andan con sed ¡vengan a tomar agua! No importa que estén sin plata, vengan no más. Pidan trigo para el consumo, y también vino y leche, sin pagar” (Is 55,1). Estos textos estaban presentes en la memoria de la gente. Eran como los cantos de nuestra infancia. Cuando la gente los escucha, suscitan recuerdos, añoranzas. Asimismo la palabra de Jesús: “¡Vengan a mí! Despierta algo en la memoria y lleva consigo la añoranza de aquellos preciosos textos de Isaías. 
• Los libros sapienciales representan la sabiduría divina en la figura de una mujer, una madre que transmite a los hijos su sabiduría y les dice: "Adquieran sin dinero, sometan la cerviz a su yugo, que sus almas reciben la instrucción, pues está muy cerca al alcance de ustedes. Vean con sus propios ojos que he penado poco y conseguí mucho descanso”. (Sir 51,25-27). Jesús repite esta frase: “¡Encontrarán descanso!” 
• Justamente, por esta manera suya de hablar a la gente, Jesús aviva su memoria y así el corazón se alegra y dice: “¡Ha llegado el Mesías tan esperado!” Jesús transformaba la añoranza en esperanza. Hacía dar a la gente un paso más. En lugar de agarrarse a imágenes de un mesías glorioso, rey y dominador, imágenes que los escribas enseñaban, la gente cambiaba su visión y aceptaba a Jesús, mesías siervo. Mesías humilde y manso, acogedor y lleno de ternura, que hacía sentir ‘a gusto’ a los pobres en su presencia.
4) Para la reflexión personal
• La ley de Dios es para mí ¿yugo suave que me anima o un peso que me cansa?
• ¿He sentido alguna vez la ligereza y la alegría del yugo de la ley de Dios que Jesús nos ha revelado?
5) Oración final
Bendice, alma mía, a Yahvé,
el fondo de mi ser, a su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Yahvé,
nunca olvides sus beneficios. (Sal 103, 1-2)