“Hay un camino de reflexión, que procede con serenidad sabiendo que las conclusiones no son para los próximos días, sino que hay una ulterior reflexión antes del sínodo del 2015”. Lo indicó este viernes el director de la Oficina de prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi al comentar cómo procede el Sínodo de los obispos sobre el tema de la familia, que hoy entró en su quinto día de congregaciones o reuniones. Se comentaron también intervenciones durante la octava congregación, de ayer jueves por la tarde.
Estaban presentes en la Sala de prensa de la Santa Sede, el
padre Federico Lombardi y los dos portavoces, en inglés Rosica y en español
Manuel Dorantes; el matrimonio estadounidense Alice Heinzen, Jeffrey Heinzen; y
la periodista y teóloga libanesa Jocelyne Khoueiry.
“El papa Francisco llega y escucha, y así da un gran
testimonio” recordó el portavoz en español, indicando que su silencio y escucha
estaban presentes.
Y precisó que en las diversas intervenciones y respuestas
quedó claro que en el sínodo existe una gran atención a ser fieles a la
doctrina de la Iglesia que indica la indisolubilidad del matrimonio y al mismo
tiempo a una exigencia pastoral que permita encontrar una posibilidad para las
familias o personas heridas, sin renunciar a la enseñanza del Evangelio.
Entre los testimonios de los padres sinodales, uno indicó
que “no somos jefes de la misericordia de Dios, y que la misión que Jesús nos
dejó es evangelizar y sanar, y llevar la buena nueva”.
Otro padre sinodal recordó la importancia de la pastoral
hacia los niños, que si es presentada de un modo adecuado, hace que sus padres
se acerquen de nuevo a la Iglesia. También sobre la importancia de la relación
entre la familia y la educación de los niños, con particular referencia al
derecho de los padres a elegir el programa educativo más adecuado para que sus
hijos puedan recibir una educación de calidad.
También fue indicado que la vocación al matrimonio no tiene
que centrarse como en un contrato, sino en el amor como don, y que es necesario
respetar más el 'sacerdocio de los laicos' y que la misericordia y la verdad no
son opuestas.
Fue sugerido además que se abran los tribunales
eclesiásticos a los laicos y a la mujer, por lo que se refiere al estudio de
las nulidades matrimoniales.
Sobre el número de bodas decrecientes entre los jóvenes y el
aumento de las convivencias, se indicó que prima la idea de que el matrimonio
es más un gesto social con un fuerte esfuerzo económico, que un sacramento, y
que esto lleva muchas veces a recibir el sacramento en un segundo momento para
evitar los gastos excesivos.
Otro de los presentes, invitó a ver el matrimonio desde la
perspectiva de los hijos. “Yo soy hijo de divorciados y sentí el estigma contra
mis padres y contra mi” indicó en su exposición un padre sinodal.
Se recordó también que algunos padres o madres se quedan
solos y sin pareja, que las iglesias están llenas de 'viudos y viudas' del
divorcio, por el abandono a uno. Y en estos casos, el padre sinodal que tenía
la palabra pidió que se abriera un camino de penitencia y reconciliación final.
También de pensar a una nueva pastoral hacia los niños, ya
que les sucede que como pelotas de ping pong, un fin de semana están en una
casa y el siguiente en otra; y que escuchan 'la novia de mi papa' o el
'compañero de mi mamá' y que influencia tiene ese lenguaje.
Sobre la educación en países lacistas indicaron el derecho
inalienable de escoger que tiene los padres. Y que aveces nuestros colegios
católicos no están ayudando a los más jóvenes.
Un auditor laico solicitó que haya mejor formación de los
sacerdotes, desde el punto de vista religioso y también antropológico, y que
estén debidamente preparados para saber explicar cuestiones sobre la familia;
que sepan hablar en las homilías refiriéndose a la vida cotidiana. Ya que para
muchos las homilías son la única fuente de formación.
En el transcurso de las ocho congregaciones generales, las
intervenciones de los Padres sinodales fueron un total de 180, a las que hay
que sumar otras 80 durante las horas de debate libre.
Ayer por la tarde se reiteró también la vocación a la vida
como elemento fundamental de la familia, sobre el conocimiento de la encíclica
de Pablo VI Humanae Vitae para comprender mejor la importancia de la
utilización de los métodos naturales de regulación de la fertilidad y de la no
aceptación de la anticoncepción.
Unión y procreación --se dijo-- no están separadas del acto
conyugal. Por lo tanto se reafirmó con decisión, la condena de la manipulación
genética y la crioconservación de embriones.
Se anunció también que la Comisión Especial de Estudio para
la reforma del proceso matrimonial canónico, instituida por el Santo Padre
Francisco el 20 de septiembre de 2014, está preparando un procedimiento más
sencillo, uno y único para toda la Iglesia.
Una vez más se reflexionó sobre la relación entre emigración
y familia, insistiendo en que la familia es un derecho fundamental que cada
emigrante debe ver reconocido y se exhortó a los responsables de las políticas
internacionales de emigración a proteger el derecho a la unidad familiar porque
para los emigrantes la familia es un elemento esencial para la integración en
los países de destino.