El tercer día del sínodo de los obispos sobre la familia, asamblea que dura dos semanas y que ha sido convocada por el papa Francisco, abrió este miércoles con el canto de la 'hora tercera'.
El sínodo tienen diariamente dos sesiones llamadas
'congregaciones', aunque esta mañana el Santo Padre no ha asistido a la quinta
congregación, porque realizó la catequesis en la audiencia general de los
miércoles en la plaza de San Pedro.
La congregación de la mañana inició con la reflexión del
arzobispo escocés de Grasgow, Philip Tartaglia que recordó en reciente
referendum que se realizó el mes pasado en su país, en donde las posiciones de
sí y del no, dividieron y polarizaron fuertemente al electorado, que en un 85
por ciento fue a votar, eligiendo por poco más de la mitad, quedarse unidos a
Gran Bretaña. Y que después del mismo se planteó si era posible reconstituir la
unidad del país. Partiendo desde esta idea, y de la carta en la que san Pablo
enseña: “El amor es siempre paciente y amable...” transportó la problemática a
los litigios familiares que terminan en separación o divorcio. E indicó la
necesidad de que la Iglesia sepa mediar y reconstruir. Y concluyó con un “no
podemos fallar en esto”.
Hoy fueron 78 intervenciones, indicó el director de la
Oficina de prensa de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, en conferencia
de prensa en la cual participaron el rector de la Univesidad Católica de Buenos
Aires, Mons. Víctor Fernández y el obispo africano Ignatius Kaigama. Además del
portavoz en español, padre Manuel Dorante y el de idioma inglés, padre Thomas
Rosica.
El portavoz del Vaticano indicó que hoy África estuvo muy
presente, con la intervención de una copia mixta de Costa de Marfil: la mujer
cristiana y el marido musulmán, y se entendió la variedad y complejidad de
situaciones existentes en África, pues en otros países esto no es posible, por
el contrario la mujer tiene que volverse musulmana. Y de las diversas
pastorales que esto significa, con las modulaciones destinadas a los problemas
pastorales específicos”.
“Se habló -añadió el padre Lombardi- de la luz que la Iglesia
lleva al mundo en términos no de faro fijo, sino de antorcha que acompaña al
pueblo en camino, paso por paso”. Se recordó también que la crisis de la
familia va unida a la crisis de a fe, y que la fe no es adherir solamente a los
contenidos, sino sobre todo una adhesión personal a Cristo.
También se registraron, indicó el director de la Oficina de
prensa, que muchas intervenciones subrayaron la confianza en la gracia de Dios,
más que nuestras debilidades; así como de la importancia de la oración en la
vida familiar. Además de intervenciones muy lindas sobre el perdón y
reconciliación en familia. Hubieron además intervenciones muy lindas sobre
el amor de Jesús, y se recordó a la samaritana, y de ese modo evangélico que
convierte el corazón.
Otro de los temas fue la fidelidad a la doctrina al
magisterio de la Iglesia y la misericordia y los problemas concretos de tantas
personas. “Esto ha sido modulado en diversas intervenciones”, añadió Lombardi,
así “cómo proponer la doctrina hoy”.
En las intervenciones se recordó que el Vaticano II ha
conciliado la cuestión entre la verdad con la libertad religiosa, en analogía
con lo que el sínodo tiene que hacer en la pastoral familiar.
Ha sido indicado también que de la misionaridad de las
familias va apoyada y de la importancia del anuncio que llevan las familias,
los movimientos, y la invitación del papa en Río a los jóvenes, delante de una
cultura de lo provisorio.
Se señaló en las intervenciones, indicó el padre Lombardi, lo
positivo de la familia como lugar de acogida, en particular de los ancianos y
enfermos.
Por su parte portavoz en español, padre Dorantes, recordó que
en las alocuciones en español se indicó el hecho de que muchas parejas llegan
al matrimonio sin haber realizado la comunión o confirmación.
En la Evaluación del estado de la familia uno de los padres
habló de diversas amenazas existetnes, como la brecha que crea la pobreza,
produciendo casos de separaciones para sustentar a las familias. La pobreza, la
falta de estudio, y de trabajo, que producen las migraciones.
Otro de los grandes retos que fue planteado, comentó el
portavoz en español, es la soledad, de los ancianos y niños. También la
dificultad de los jóvenes de tomarse un compromiso, o el de las comunidades
indígenas en la que existe un período de prueba de tres años, después de lo
que,con frecuencia es devuelta a su hogar. Y precisó que otro de los padres
sinodales, indicó que en su país el 70 por ciento de los niños nacen fuera del
matrimonio y por lo tanto sufren la falta de una familia, con todos los
problemas que esto implica.