Dios le
confió a San José una misión excepcional: ser esposo de la Virgen María y padre
adoptivo de Su Hijo, Jesús, constituyéndose así en el Custodio de la Sagrada
Familia y en el santo que más cerca está de Jesús y de la Virgen...
San José
entra en este puesto con la sencillez y humildad, en las que se manifiesta la
profundidad espiritual del hombre; y él lo llena completamente con su vida. «Al
despertar José de su sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado»
(Mateo 1,24)...
En estas
pocas palabras está todo. Toda la decisión de la vida de José y la plena
característica de su santidad. «Hizo». José es hombre de acción. Es hombre de
trabajo...
La
meditación sobre su vida y las obras, tan profundamente ocultas en el misterio
de Cristo y, a la vez, tan sencillas y límpidas, ayuda a todos a encontrar el
justo valor y la belleza de la vocación, de la que cada una de las familias
humanas saca su fuerza espiritual y su santidad...
Día 1º-
Padre de Jesús.
Escogido por el Eterno Padre, con amor previsor, para ser un padre para Jesús, tú, oh san José, has sido uno de los principales interlocutores en el plan de la salvación, según las promesas de Dios a su pueblo.
Ayúdame, san José, a leer hoy, el proyecto de Dios sobre mi vida, conforme a su plan de salvación.
Día 2º- Hombre de los proyectos divinos.
Durante tu vida, tú, san José, no te has preocupado por hacer cosas grandes, sino por cumplir bien la voluntad de Dios, inclusive en las cosas más sencillas y humildes, con mucho empeño y amor.
Enséñame, san José, la prontitud en buscar y realizar la voluntad de Dios.
Escogido por el Eterno Padre, con amor previsor, para ser un padre para Jesús, tú, oh san José, has sido uno de los principales interlocutores en el plan de la salvación, según las promesas de Dios a su pueblo.
Ayúdame, san José, a leer hoy, el proyecto de Dios sobre mi vida, conforme a su plan de salvación.
Día 2º- Hombre de los proyectos divinos.
Durante tu vida, tú, san José, no te has preocupado por hacer cosas grandes, sino por cumplir bien la voluntad de Dios, inclusive en las cosas más sencillas y humildes, con mucho empeño y amor.
Enséñame, san José, la prontitud en buscar y realizar la voluntad de Dios.
Continúa
Día 3º- Esposo de la Madre de Dios. Después de la perturbación inicial, oh san José, tu ‘sí’ a la voluntad de Dios fue claro y preciso, aceptando a María como tu esposa. Fue por tu ‘sí’ que Jesús formó parte, a pleno derecho, de la estirpe de David ante la ley y ante la sociedad.
Te confiamos, oh san José, a todos los padres, para que, siguiendo tu ejemplo, acepten en los hijos el don inestimable de la vida humana.
Día 4º- Hombre del silencio. Junto a Jesús y a María, san José, fuiste hombre del silencio. Tu casa fue un templo. ¡Un templo donde lo primero fue el amor!
Enséñame, oh san José, a dominar mi locuacidad y a cultivar el espíritu de recogimiento.
Día 5º- Hombre de fe. Aún más que Abraham, a ti, san José, te tocó creer en lo que es humanamente impensable: la maternidad de una virgen, la encarnación del Hijo de Dios.
Fortalece, oh san José, a quien se desanima y abre los corazones para confiar en la Providencia de Dios
Día 6º- Hombre de la esperanza. Oh San José, tú has vivido en una actitud de serena esperanza ante la persona de Jesús, de quien, durante tu vida, jamás pudiste vislumbrar algo que revelara su divinidad.
Aumenta, san José, mi capacidad de esperanza, alimentando el aceite para mis lámparas de espera.
Día 7º- Hombre del amor a Dios. Oh san José, tú diste pruebas de entrega plena y total a tus seres queridos, Jesús y María, y con ello dabas gloria a Dios.
Enséñame, oh san José, a amar a Dios con todo mi corazón, con toda mi mente y con todas mis fuerzas, y al prójimo como a mí mismo.
Día 8º- Hombre de la acogida.
Oh san José, tu trabajo te llevaba a relacionarte a menudo con la gente, y en ello diste pruebas de atenta cortesía y de calurosa acogida.
Oh san José, ¡que yo sepa descubrir aquellos gestos que me hacen imagen viva de la disponibilidad con que Dios nos recibe tal como somos!
Día 9º- Hombre del discernimiento.
No te fue tan fácil, oh san José, discernir entre las circunstancias de la vida lo que Dios quería de ti para tu misión y tu familia. Ayúdame, oh san José, a intuir entre los acontecimientos del día el paso de Dios por mi vida.
Día 10º- Hombre de la docilidad.
¡Qué hermosa fue tu docilidad, oh querido santo, en actitud de constante atención a las Sagrada Escritura y a la voluntad de Dios!
Aleja de mí, oh san José, la presunción, el apego tonto a mis opiniones, la obstinación de seguir sólo mis ideas
Día 11º- Hombre de la entrega.
Tú, oh san José, no perdías tiempo en cosas vanas e inútiles y no obrabas con disgusto o mala gana.
Ayúdame, oh san José, a no ser flojo en mis responsabilidades, sino a dedicarme a mis quehaceres con la máxima entrega.
Día 12º- Hombre de la sencillez.
Ser persona sencilla como tú, oh san José, no es sólo una dimensión del carácter, sino una virtud adquirida con el esfuerzo diario de hacerse disponible a los demás.
Ayúdame, oh
san José, a no ser persona complicada, retorcida, e inaccesible, sino amable,
sencilla y transparente.
Día 13º-
Hombre de la confianza. Tu seguridad, oh san José, se cimentaba en la
atención y adhesión constante a la voluntad de Dios, tal como iba
manifestándose día tras día.
Haz, oh san
José, que yo tenga la seguridad de quien confía en Dios, sabiendo que en
cualquier situación, aunque adversa, estoy en sus manos.
Día 14º-
Hombre de la paz. Tú, oh san José, como padre has educado a Jesús
adolescente hacia aquellos valores que luego Él predicó, proclamando felices a
“los que trabajan por la paz”.
Oh san
José, ayúdame a promover la paz en mi propia familia y en el ambiente donde
vivo y trabajo.
Día 15º-
Ejemplo de humildad. ¡Como te sentías pequeño a tus ojos, oh san José!
¡Como amabas tu pequeñez! Siempre en la sombra, mantuviste tu vida bien
escondida para responder al proyecto de Dios.
Ayúdame, oh
san José, a huir de la vanagloria. Haz que encuentre gusto en la humildad y en
relativizar mis intereses personales.
Día 16º-
Ejemplo de fortaleza. Sin duda, oh san José, tu fortaleza, como jefe de
familia, fue fundamental en los momentos cruciales que los Evangelios nos dejan
entrever. Pero seguramente se consolidó luego en el trabajo de cada día.
Ayúdame, oh
san José, a no desfallecer frente a las tentaciones, fatigas y sufrimientos.
Día 17º-
Ejemplo de obediencia. Fue admirable tu obediencia en lo poco que los
Evangelios nos revelan. Obedecer, casi a ciegas, a lo que las circunstancias
iban indicándote como querer de Dios.
Aleja de
mí, oh san José, todas las excusas que mi egoísmo y flojera me presionan para
no cumplir la voluntad de Dios.
Día 18º-
Ejemplo de justicia. El evangelio te definió hombre justo, querido san
José. Lo cual para nosotros ahora significa ser persona que actúa para con Dios
y los hombres con rectitud y honestidad.
Alcánzame,
oh san José, la ayuda para mantener actitudes sanas en mis relaciones con Dios
y los hombres.
Día 19º- Ejemplo
de prudencia. Tu prudencia, querido santo, se manifestó en la correcta
valoración de las circunstancias para tomar en tu vida aquellas decisiones que
mejor favorecían a tu propia familia.
Haz, oh san
José, que yo no tome decisiones importantes sin antes valorar bien a quienes
realmente puedan afectar.
Día 20º-
Ejemplo de pobreza. La vida pobre y escondida en Nazaret, a lado de tus
seres queridos, te llevó, querido santo, a ser un trabajador responsable y
activo, sin escatimar sacrificio alguno.
Obtenme, oh
san José, la gracia del espíritu de pobreza, siendo responsable en mis
quehaceres.
Día 21º-
Ejemplo de gratitud. Nadie después de tu esposa, querido san José,
recibió, de la bondad de Dios, tanto como tú. Y después de María, nadie cultivó
tanto un corazón agradecido por los dones recibidos.
Haz, oh san
José, que yo sea consciente de los dones que Dios me otorga cada día.
Día 22º-
Ejemplo para los obreros. Como cada uno de nosotros, también tú, oh san
José, sentiste la fatiga y el cansancio del trabajo de cada día.
Ayúdame, oh
san José, a valorar la dignidad de mi trabajo, sea cual sea, y a cumplirlo con
entusiasmo y responsabilidad.
Día 23º-
Ejemplo de la misión. Aunque con una vida escondida, tú, oh querido santo,
has cumplido una misión específica, única e irrepetible en la historia.
Haz, oh san
José, que yo pueda con la palabra y con el testimonio de vida, colaborar en la
misión de la Iglesiapara la construcción del reino de Dios.
Día 24º-
Custodio de la virginidad. Como esposo dela Madre de Dios cuidaste
con amor casto su virginidad respondiendo así al proyecto de Dios.
Haz, oh san
José, que yo viva con responsabilidad mi vocación específica, educando y
fomentando mi capacidad de amar.
Día 25º-
Consuelo de los que sufren. Oh san José, tu vida no estuvo exenta de la
sombra del dolor, que has asumido con mucha serenidad y paz del corazón.
Ayúdame, oh
san José, a darme cuenta de que una vida de amor no puede estar exenta de la
sombra del sufrimiento para que encuentre el camino hacia la verdadera
felicidad.
Día 26º-
Esperanza de los afligidos. En tu vida, oh san José, no todo fue claro y
fácil de comprender. Sin embargo, supiste ubicarte siempre con la seguridad que
te daba la esperanza de estar en las manos de Dios.
Te ruego,
oh san José, de consolar hoy a todos los que están afligidos por cualquier
causa. Llena sus días de personas amigas y desinteresadas.
Día 27º-
Patrono de los moribundos. Tú, oh san José, tuviste la suerte de morir
asistido por Jesús y tu esposa María. ¡Nadie podría desear algo mejor en el
momento más decisivo de su vida!
Asísteme,
oh querido santo, en el momento de mi muerte.
Día 28º-
Amparo de las familias. Oh san José, la Escritura afirma que a
lado tuyo y de María, Jesús “crecía en edad, sabiduría y gracia”.
Te ruego,
oh san José, por los niños y los jóvenes para que encuentren en su familia y en
la comunidad el ambiente ideal para crecer sanos y felices.
Día 29º-
Modelo de vida doméstica. Oh san José, enla Familia de Nazaret
asumiste plenamente tu responsabilidad, con espíritu de colaboración y de
humildad.
Haz, oh san
José, que los padres sepan unir todas las potencialidades del amor humano con
una buena vida cristiana.
Día 30º-
Terror de los demonios. Oh san José, fortificado por la Palabra de la
Escritura, has podido vencer siempre las tentaciones.
Libera, oh
san José, mi corazón y mi mente de toda tentación, para que sea un buen
cristiano y un honrado ciudadano.
Día 31º-
Patrono de la Iglesia Universal. Oh san José, por la misión que te
fue confiada, asistes a la Iglesia de Cristo, haciendo que camine
siempre en la verdad y en el amor, para ser luz del mundo.
Guía,
querido santo, a la Iglesia de Cristo en el camino de la santidad,
para que sea siempre más eficaz y alegre anunciadora del Evangelio
LETANÍAS A
SAN JOSÉ
Señor, ten
piedad de nosotros (se repite)
Cristo, ten
piedad de nosotros
Señor, ten
piedad de nosotros
Cristo,
óyenos
Cristo,
escúchanos
Dios Padre
celestial Ten piedad de nosotros
Dios Hijo
Redentor del mundo
Dios
Espíritu Santo
Santísima
Trinidad, un solo Dios
San José. Ruega
por nosotros.
Descendiente
ilustre de David.
Lumbrera de
los Patriarcas.
Esposo de la
Madre de Dios.
Custodio
purísimo de la Virgen.
Padre
defensor del Hijo de Dios.
Solícito
defensor de Cristo.
Jefe de la
Sagrada Familia.
José
justísimo.
José
castísimo.
José
prudentísimo.
José
fortísimo.
José
obedientísimo.
José
fidelísimo.
Espejo de
paciencia.
Amante de
la pobreza.
Modelo de
obreros y artesanos.
Gloria de
la vida doméstica.
Custodio de
Vírgenes.
Amparo de
las familias.
Consuelo de
los menesterosos.
Esperanza
de los enfermos.
Patrono de
los moribundos.
Protector
de la santa Iglesia.
Padre de
nuestra Familia.
Cordero de
Dios que quitas los pecados del mundo.
Perdónanos,
Señor.
Cordero de
Dios que quitas los pecados del mundo.
Óyenos,
Señor.
Cordero de
Dios que quitas los pecados del mundo.
Ten piedad
de nosotros.
Ruega por
nosotros san José.
Para que
seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
Oremos:
Señor,
Jesús, que te dignaste elegir a san José
para esposo
de tu Madre santísima,
te rogamos
nos concedas tener en el cielo por intercesor, al que veneramos en la tierra
como protector. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
Oración
de la Familia a San José
San José,
queremos
poner
bajo tu
protección
a nuestra
familia,
para que
cada uno de nosotros
viva en la
fidelidad al Espíritu,
en la
escucha y cumplimiento
de la
Palabra de Dios.
Sé para
nosotros el modelo
del amor
desinteresado,
que busca
en primer lugar
la
felicidad
de mi
familia.
Amén
Oración de
los Padres
Oh santo
esposo de María,
por el don
que tú hiciste
de ti mismo
al servicio
de su divina maternidad,
bendice
nuestro matrimonio,
para que en
nuestros corazones
reine la
unión, la paz
y la
concordia.
Junto con
María
protege a
nuestra familia
para que
seamos siempre
fieles a
nuestra misión
de esposos
y padres,
en el mutuo
amor y respeto.
Oración de
los Hijos
Oh padre de
Jesús,
tú que has
tenido la suerte
de cargar
en tus brazos a Jesús,
de
acariciarlo;
protégenos
también a nosotros
con tu amor
paterno.
Defiéndenos
contra todo
peligro
del alma y
del cuerpo.
A ejemplo
de Jesús,
haznos
crecer
en edad y
sabiduría,
para que
podamos vivir siempre
en el amor
de Jesús y María.