Santa Juana Francisca Chantal
Esta santa fue la más activa colaboradora de San Francisco
de Sales en la fundación de la comunidad de las Hermanas de la
Visitación. Nació en Dijon, Francia, en 1572. Era hija del
Presidente del Parlamento de esa región, el Sr. Fremiot, hombre muy distinguido
y apreciado. Su santa madre murió cuando la niña tenía apenas 18 meses, y toda
la educación de la futura santa en sus primeros años corrió por cuenta de su
padre, el cual supo encaminarla hacia la consecución de una gran
personalidad. En 1592, al cumplir Juana sus 20 años, se casó con el
Barón de Chantal, un aguerrido militar que poseía un castillo cerca al de la
familia de la joven. En adelante ella se llamará la Señora Fermiot de Chantal.
Su matrimonio transcurrió felizmente por nueve años, y tuvieron un hijo y tres
hijas. Pero en 1601 el esposo salió de cacería y a uno
de sus compañeros se le disparó el arma y lo hirió mortalmente. Ya moribundo el
Sr. Chantal hizo jurar a Juana que no tomaría ninguna venganza contra el que lo
había herido, y murió santamente. Ella quedaba viuda de sólo 29 años y con
cuatro hijos pequeños. Fue después madrina de los hijos del que había matado a
su marido, y para demostrar que sí perdonaba totalmente, ayudó siempre a esa
familia. Por dos años le pidió a Nuestro Señor la gracia de
encontrar un director espiritual que la encaminara hacia la santidad. Y una vez
en sueños vio a un sacerdote alto y venerable, y oyó una voz que le decía: «Ese
es». - Ella no lo había visto nunca antes. En el año
1604 San Francisco de Sales fue a la ciudad de Dijon a predicar la Cuaresma, y
Juana asistió a sus sermones, y tan pronto lo vio la primera vez, se dio cuenta
de que este era el sacerdote que le había sido indicado en el
sueño. Por su parte San Francisco fijó su atención en
una señora de riguroso luto que le atendía muy esmeradamente su sermón y al
terminar la predicación le preguntó al Sr. Arzobispo quién era la tal señora.-
«Es mi hermana - le dijo el prelado - y mañana se la presento». Al día
siguiente llevó a su hermana Juana a visitar a Monseñor de Sales.-
San Francisco de Sales había preparado con muchos años de oración y de
meditación la fundación de una nueva comunidad de religiosas. Las llamó
Hermanas de la Visitación de la Sma. Virgen. El santo obispo encontró en Juana
Francisca la mujer ideal para que le dirigiera su comunidad de
mujeres. Así que en 1610, los dos santos emprendieron la
fundación de esta nueva Congregación que tantos triunfos religiosos le iba a
proporcionar a la Iglesia Católica. Esta comunidad tenía la especialidad de que
recibía personas aun con graves defectos, y muy pobres, con tal de que tuvieran
un fuerte deseo de llegar a la santidad. San Francisco repetía que cada casa
religiosa es un hospital de almas a donde acuden quienes tienen el alma
enferma, pero desean conseguir su curación espiritual. Para ellas y
para las demás mujeres que desearan llegar a la santidad por medios fáciles y
sencillos, compuso San Francisco tres libros formidables que han hecho inmenso
bien en todo el mundo «La Práctica del amor de Dios» (el preferido por Santa
Juana), que la llevó a ella a un altísimo grado de amor hacia nuestro
Señor. «Las conversaciones Espirituales» (que son las
charlas que el santo les hacía a las religiosas cuando iba a visitarlas y que
la Madre Chantal y sus compañeras fueron copiando cuidadosamente) y El arte de
aprovechar nuestras faltas que no fue redactado como libro por el santo, sino
que ha sido extractado de los centenares de cartas que el escribió a las
personas a las cuales proporcionaba dirección espiritual por correspondencia.
Estos escritos sumados a su libro más famoso «La introducción a la Vida Devota»
( muy recomendado por su Santidad Juan Pablo II ), llevaron a la Madre Chantal
y a sus compañeras a un altísimo grado de espiritualidad.- Cuando
San Francisco de Sales murió, se encargó de la dirección espiritual de Juana y
de sus religiosas, San Vicente de Paúl, y este santo dejó de ella el siguiente
retrato espiritual: «Era una mujer de gran fe y sin embargo tuvo tentaciones
contra la fe toda su vida. Aparentemente había alcanzado la paz y
la tranquilidad del espíritu, pero en su interior sufría terribles pruebas,
tentaciones abominables y una sequedad espiritual que la hacía sufrir mucho. La
vista de su propia alma la atormentaba. Pero en medio de tan grandes
sufrimientos jamás perdió la serenidad y el buen genio, y todo lo hacía por
amor a Dios y por la salvación de las almas. Por eso la considero como una de
las almas más santas que haya habido sobre la tierra». Magnífico elogio hecho
por un gran santo, acerca de una santa admirable. En 1641 había
visitado ya uno por uno los 65 conventos que su comunidad tenía en varios
países. Tenía 69 años. Le había dicho a Nuestro Señor: «Puedes destruir y
cortar y quemar todo lo que en mí y en mi vida te parezca que es necesario
sacrificar para cooperar a la extensión de tu reino». Y
Dios le había aceptado su generoso ofrecimiento. Extenuada y falta de fuerzas a
causa de tanto trabajar y sacrificarse por la salvación de las almas, expiró
santamente el 13 de diciembre de ese mismo año, 1641. El Papa la declaró santa
en 1767.- Que Santa Juana nos consiga de Dios la gracia de dedicar
totalmente nuestra vida y nuestras fuerzas y capacidades a propagar el Reino de
Dios y a conseguir la salvación de muchas almas.UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL
«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»
Benedicto XVI, 16 septiembre 2005