UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





miércoles, 18 de noviembre de 2015

Audiencia General (video y texto integral) del Papa Francisco del miércoles 18 de noviembre 2015: Familias e iglesia salgan al encuentro con el Señor

(RV).- «Yo soy la puerta. El que entra por mí se salvará; podrá entrar y salir, y encontrará su alimento. Pero yo he venido para que las ovejas tengan Vida, y la tengan en abundancia» (Jn 10, 9.10b). En la catequesis del miércoles dieciocho de noviembre, en la cercanía del Jubileo de la Misericordia, el Papa centró su reflexión en el sentido de la puerta santa.

Familias e iglesia salgan al encuentro con el Señor
Manifestando su deseo de reflexionar en el umbral del Año de la Misericordia sobre el sentido de la puerta santa, “una puerta que se abre en la Iglesia para salir al encuentro de aquellos que por tantas razones se encuentran lejos”, el pontífice hizo presente que también las familias están invitadas “a abrir sus puertas para salir al encuentro de Jesús, que nos espera paciente, y que quiere traernos su bendición y su amistad”.
Recordó que en el mundo hay lugares en los que las puertas no se cierran con llave y que también los hay en donde las puertas blindadas son normales, e invitó a no rendirnos a la idea “de tener que aplicar este sistema a toda nuestra vida”, y menos aún, a la vida de la Iglesia. “Una Iglesia que no fuera hospitalaria o una familia cerrada en sí misma sería una realidad terrible, que mortifica el Evangelio y hace más árido el mundo”.

La puerta es para proteger no para rechazar
“La puerta abierta nos habla de confianza, de hospitalidad, de acogida, -reflexionó Francisco. La puerta es para proteger pero no para rechazar, y además no puede ser forzada, pues la hospitalidad brilla por la libertad de la acogida. Jesús siempre llama, siempre pide permiso. Al mismo tiempo, la puerta debe abrirse frecuentemente, aunque sólo sea para ver si hay alguien que espera y que no tiene el valor ni la fuerza para llamar”.
Así es como la puerta dice muchas cosas de la casa, y también de la Iglesia. La gestión de esta puerta, “necesita de un atento discernimiento” y al mismo tiempo, “debe inspirar una gran confianza”. 

La Iglesia es la portera de la casa del Señor, no la patrona.
Nosotros mismos somos los guardianes y los siervos de la Puerta de Dios que es Jesús, siguió explicando el Papa; es Él quien elige las ovejas, no las elige el guardián, porque también éste, obedece a la voz del Pastor.  En el Evangelio de san Juan, Jesús se compara con la puerta del redil, en el que encontramos seguridad. “Una puerta por la que podemos entrar y salir sin temor. La Iglesia debe colaborar con Cristo como el guardián del que habla el evangelio, escuchando la voz del Pastor y dejando entrar a todas las ovejas que Él trae consigo”.

Concluyendo la catequesis impartida en italiano, el Pastor de la Iglesia Universal alentó a las familias cristianas a hacer del umbral de sus hogares, “un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la hospitalidad de Dios”. “Es así como la Iglesia deberá ser reconocida en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que llama a la puerta, como la hospitalidad de un Dios que no te cierra la puerta con la excusa de que no eres de casa”.

Encomendarse a la familia de Nazaret

En sus saludos dirigidos a los peregrinos de lengua española el Obispo de Roma invitó a pedirle a la Sagrada Familia “que supo lo que significa encontrar una puerta cerrada, que ayude a los hogares cristianos a ser un signo elocuente de la Puerta de la Misericordia, que se abre al Señor que llama y al hermano que viene. Que Dios los bendiga”.