El Papa
Francisco intervino este martes en los trabajos del Sínodo y "subrayó que
la doctrina católica sobre el matrimonio no fue tocada, no fue puesta en
cuestión por el Sínodo precedente". Lo dijo el vocero vaticano, padre
Federico Lombardi.
Previo a comenzar otro día sinodal, en su misa privada en Santa Marta, Francisco invitó a no poner obstáculos a la voluntad de Dios, con un "elenco de mandamientos que debo observar". Invitó a rezar para comprender "cómo es su corazón".
El corazón duro es el verdadero peligro para el ser humano, porque no deja entrar la misericordia de Dios. Lo subrayó Francisco en la homilía en Santa Marta, antes de dirigirse, según indicó la Radio Vaticana, al Aula nueva del Sínodo, en donde se lleva a cabo la Asamblea general de los obispos sobre el tema de la Familia.
El Pontífice invitó a no poner obstáculos a la misericordia del Señor, considerando más importantes las propias ideas o una lista de mandamientos que hay que seguir. Lo dijo refiriéndose al profeta Jonás, que antes se resiste a la voluntad de Dios, pero al final aprende que debe obedecerle. Francisco basó su homilía de hoy en la Primera lectura del día, del libro de Jonás, y subrayó que la ciudad de Nínive se convierte gracias a su predicación: «Hace de verdad el milagro, porque en este caso él dejó a un lado su testarudez y obedeció la voluntad de Dios, e hizo lo que el Señor le había mandado».
Nínive se convierte y por este motivo Jonás, hombre «no dócil al Espíritu de Dios, se enfurece: sintió un enorme disgusto y fue desdeñado». Y va más allá, llegando incluso a quejarse de Dios.
El Papa explicó que la historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es «la resistencia a la misión que el Señor le encomienda»; el segundo es «la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios, y Nínive se convierte». El tercero «la resistencia a la misericordia de Dios».
Francisco prosiguió reflexionando sobre la dureza de los corazones: «Esas palabras, ‘Señor, ¿no era acaso esto lo que decía cuando estaba en mi país? Porque Tú eres un Dios misericordioso y piadoso, y yo hice todo el trabajo de predicar, hice mi oficio bien hecho, y Tú, ¿los perdonas?’. Es el corazón con esa dureza que no deja entrar la misericordia de Dios. Es más importante mi predicación, son más importantes mis pensamientos, es más importante todo ese elenco de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo, más que la misericordia de Dios».
Y esta situación, «este drama», lo vivió también Jesús «con los Doctores de la Ley, que no comprendían por qué Él no había dejado lapidar a aquella mujer adúltera, por qué Él iba a cenar con los publicanos y con los pecadores: no entendían. No entendían la misericordia. ‘Tú eres misericordioso y piadoso’».
Pero el Salmo de hoy sugiere esperar «al Señor, porque con el Señor está a misericordia, y grande con Él es la redención».
El Papa subrayó: «En donde está el Señor está la misericordia. Y San Ambrosio añadía: ‘Y en donde hay rigidez están sus ministros’. La testarudez que desafía a la misión, que desafía a la misericordia».
Así, mientras nos vamos acercando al Año de la Misericordia, recordó el Papa, «recemos al Señor para que nos haga comprender cómo es su corazón, qué significa ‘misericordia’, qué quiere decir cuando Él nos dice: ‘Misericordia quiero, no sacrificio’».
Fuente: Vatican Insider/Agencias
Previo a comenzar otro día sinodal, en su misa privada en Santa Marta, Francisco invitó a no poner obstáculos a la voluntad de Dios, con un "elenco de mandamientos que debo observar". Invitó a rezar para comprender "cómo es su corazón".
El corazón duro es el verdadero peligro para el ser humano, porque no deja entrar la misericordia de Dios. Lo subrayó Francisco en la homilía en Santa Marta, antes de dirigirse, según indicó la Radio Vaticana, al Aula nueva del Sínodo, en donde se lleva a cabo la Asamblea general de los obispos sobre el tema de la Familia.
El Pontífice invitó a no poner obstáculos a la misericordia del Señor, considerando más importantes las propias ideas o una lista de mandamientos que hay que seguir. Lo dijo refiriéndose al profeta Jonás, que antes se resiste a la voluntad de Dios, pero al final aprende que debe obedecerle. Francisco basó su homilía de hoy en la Primera lectura del día, del libro de Jonás, y subrayó que la ciudad de Nínive se convierte gracias a su predicación: «Hace de verdad el milagro, porque en este caso él dejó a un lado su testarudez y obedeció la voluntad de Dios, e hizo lo que el Señor le había mandado».
Nínive se convierte y por este motivo Jonás, hombre «no dócil al Espíritu de Dios, se enfurece: sintió un enorme disgusto y fue desdeñado». Y va más allá, llegando incluso a quejarse de Dios.
El Papa explicó que la historia de Jonás y Nínive se articula en tres capítulos: el primero es «la resistencia a la misión que el Señor le encomienda»; el segundo es «la obediencia, y cuando se obedece se hacen milagros. La obediencia a la voluntad de Dios, y Nínive se convierte». El tercero «la resistencia a la misericordia de Dios».
Francisco prosiguió reflexionando sobre la dureza de los corazones: «Esas palabras, ‘Señor, ¿no era acaso esto lo que decía cuando estaba en mi país? Porque Tú eres un Dios misericordioso y piadoso, y yo hice todo el trabajo de predicar, hice mi oficio bien hecho, y Tú, ¿los perdonas?’. Es el corazón con esa dureza que no deja entrar la misericordia de Dios. Es más importante mi predicación, son más importantes mis pensamientos, es más importante todo ese elenco de mandamientos que debo observar, todo, todo, todo, más que la misericordia de Dios».
Y esta situación, «este drama», lo vivió también Jesús «con los Doctores de la Ley, que no comprendían por qué Él no había dejado lapidar a aquella mujer adúltera, por qué Él iba a cenar con los publicanos y con los pecadores: no entendían. No entendían la misericordia. ‘Tú eres misericordioso y piadoso’».
Pero el Salmo de hoy sugiere esperar «al Señor, porque con el Señor está a misericordia, y grande con Él es la redención».
El Papa subrayó: «En donde está el Señor está la misericordia. Y San Ambrosio añadía: ‘Y en donde hay rigidez están sus ministros’. La testarudez que desafía a la misión, que desafía a la misericordia».
Así, mientras nos vamos acercando al Año de la Misericordia, recordó el Papa, «recemos al Señor para que nos haga comprender cómo es su corazón, qué significa ‘misericordia’, qué quiere decir cuando Él nos dice: ‘Misericordia quiero, no sacrificio’».
Fuente: Vatican Insider/Agencias