“Les voy a dar la bendición para cada uno de ustedes, para
sus familias, para todos los seres queridos y para este gran pueblo y noble
pueblo ecuatoriano, para que no haya diferencias, que no haya exclusivo, que no
haya gente que se descarte, que todos sean hermanos, que se incluyan a todos y
no haya ninguno que esté fuera de esta gran nación ecuatoriana. A cada uno de
ustedes, a sus familias les doy la bendición, pero recemos juntos primero el
Ave María... La bendición de Dios Todopoderoso, del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca para siempre. Y por favor
les pido que recen por mi. !Buenas noches y hasta mañana!”.
UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL
«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»
Benedicto XVI, 16 septiembre 2005