UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





domingo, 12 de julio de 2015

Lectio Divina (Método en 10 pasos): Domingo, 12 de Julio, 2015: Evangelio según San Marcos. 6, 7-13. : (15° Domingo del Tiempo Ordinario - Ciclo B -)


LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DEL DOMINGO DE LA 15ª SEMANA DEL TIEMPO DURANTE EL AÑO. DOMINGO 12 DE JULIO 2015.

El método de la Lectio Divina consiste en la lectura-escucha-meditación -orante de la Palabra de Dios para encarnarla en la vida diaria.

1°. ORACIÓN DE PREPARACIÓN:
Espíritu Santo, ilumina nuestras mentes, para que al leer y meditar la Sagrada Escritura, sintamos la presencia de Dios Padre que se manifiesta a través de tu Palabra.
Abre nuestro corazón para darnos cuenta del querer de Dios y la manera de hacerlo realidad en nuestras acciones de cada día. Instrúyenos en tus sendas para que, teniendo en cuenta tu Palabra, seamos signos de tu presencia en el mundo. Amén.

2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos. 6, 7-13
Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Palabra del Señor.

3°.MEDITACIÓN DEL EVANGELIO:
A. COMENTARIO INTRODUCTORIO

  • El Evangelio Marcos dice que Jesús, después del rechazo y del  fracaso que acababa de sufrir en Nazaret, su propio pueblo, mientras visitaba las aldeas de alrededor confía la primera misión a los apóstoles. Se trata de una misión que se mueve en el ámbito próximo, el de Israel, donde Jesús ejercía su ministerio.
  • Marcos para describir la misión de los discípulos y de la Iglesia usa las mismas palabras que utiliza para describir la misión de Jesús: envió a los Doce, de dos en dos, predicaban la conversión, curaban a los enfermos, echaban a los demonios. La misión de los discípulos depende totalmente de la de Cristo y encuentra en ella su motivación y su modelo.
  • Jesús no trae solamente una palabra sino una vida que manifiesta que el Reino de Dios ya es una realidad en medio de los hombres con dos signos especiales: el demonio es vencido en el corazón de los hombres y el mal es destruido allí donde se hizo carne. La misión de los doce, como la de Jesús, no es para enseñar, sino para proclamar la conversión por la cercanía del reino de Dios
  • Conversión que significa un cambio radical de mentalidad, un giro total en las categorías que determinan el modo de actuar de los hombres. La misión de los doce busca provocar una transformación.
  • El alcance de esta transformación queda puesto de manifiesto en el poder que Jesús les confiere sobre los espíritus inmundos, es decir, sobre todo aquello que destruye al hombre. La transformación no es solo espiritual, sino que afecta a la totalidad del hombre y de la vida de los hombres. La misión es una lucha contra el maligno; donde llega la palabra del discípulo, tienen que salir a la luz el pecado, la injusticia, la ambición; y aparecen la oposición y la resistencia. Por eso el discípulo es un testigo que se compromete en la lucha de parte de la verdad, de la libertad y del amor.
  • Los doce deben ser ellos mismos signo visible de la conversión que proclaman en las circunstancias concretas en las que se vive. La pobreza es condición indispensable esta misión: ni pan, ni morral, ni dinero, sino sólo calzado corriente, un bastón y un solo manto. Fueron enviados para llevar la Buena Noticia de Jesús. Esa era su riqueza, y a eso debían aferrarse.
  • La misión de los doce es la misión de la Iglesia. Hoy igual que ayer y hasta el fin de los tiempos somos llamados como Iglesia a presentarnos ante el mundo como verdaderos testigos que transparentan el amor de Dios. Un amor que en Jesús y por Jesús ha derrochado su gracia para que podamos conocer el misterio de su voluntad. Nos ha asociado, como dice San Pablo, a su plan de recapitular todas las cosas, las del  cielo y las de la tierra, en Cristo.
  • Somos hombres llamados a la vida de Dios según el modo de Cristo, según la medida de Cristo, el primer elegido por el Padre; su Hijo y su apóstol por excelencia. Nosotros participamos de su elección, de su filiación, de su herencia y de su Espíritu en la medida que nos ponemos en su camino, creyendo en Él y viviendo como Él.
  • Con Cristo se ha abierto el principio de la nueva tierra en que habita la justicia, la verdad, la libertad, la fraternidad universal.
  • Aceptar su llamada implica ir más allá nosotros mismos y encontrarle sentido a la vida porque somos capaces de brindarnos al servicio de la vida para hacer la Historia de la Salvación. Llamados no para separarnos y aislarnos del mundo, sino para insertarnos con más intensidad en el mundo, sabiendo para qué estamos en el mundo, y qué tenemos algo invalorable para brindarle.
  • Si como los apóstoles, que sacaban demonios y curaban enfermedades, luchamos por todo esto se empieza ya a realizar esta “recapitulación en Cristo de todas las cosas” y podemos convertirnos en testigos creíbles de la vida plena que esperamos.
  • También a nosotros Jesús nos da las mismas instrucciones. La fuerza y credibilidad de la misión no radica en modelos sociales establecidos. La misión se mueve en el campo de la urgencia, de la dedicación al anuncio y de la exposición al rechazo.
  • Esto no es posible sin una pobreza que es fe y libertad. Fe porque como discípulos no confiamos sólo en nosotros mismos ni en nuestras propias posibilidades sino en la fuerza y el poder de Aquel que nos envía. Como discípulos se nos ha confiado una tarea, pero no se nos ha garantizado el resultado. El anuncio es una palabra que actúa, en la que se hace presente el poder de Dios, una palabra que compromete y frente a la cual es preciso tomar una postura. Una palabra que sacude, que provoca contradicciones.
  • Una pobreza que también es libertad porque un discípulo cargado de equipaje se hace inmóvil, incapaz de percibir y transparentar la novedad de Dios por estar demasiado instalado en seguridades humanas.
  • Pobreza que es libertad para aceptar esta dimensión misionera de la vocación cristiana para responder a Dios con generosidad, sin ataduras egoístas siguiendo dócilmente los movimientos del Espíritu Santo dentro de nosotros mismos. Libres para presentar el Evangelio puro, con la conciencia clara de que somos servidores del hombre. Equipados solamente con un gran amor a Jesucristo, nuestro modelo; cargados con el Evangelio hecho vida; armados con la confianza en Dios y con la esperanza en la acción del Espíritu Santo en el corazón de los hombres.
  • Libres para compartir los anhelos más profundos de la gente y caminar con todos los que también se esfuerzan por realizarlos: anhelos de una vida más digna y solidaria, de una mejor relación entre todos los hombres, de una riqueza mejor repartida, de una convivencia más humana.
  • Este tesoro que sólo se puede dar pobremente, con la sinceridad  de los pobres, ya que toda fuerza que no sea  la fuerza del propio mensaje lo debilita, lo oscurece, lo hace sospechoso e increíble. Sólo en medio de la debilidad y pobreza de los testigos Jesús resplandece como la  verdad y como una gracia de Dios que nos libera. Vivir como discípulos y anunciar a Jesús es liberar, no conquistar ni sólo buscar aumentar el número de miembros de una institución, sino crear fraternidad y extender con gozo la noticia de que Dios nos ama, acrecentar el  número de los verdaderos hijos de Dios, cuyo derecho irrenunciable es y será siempre  la libertad.
  • Porque fuimos engendrados en el Amor, anunciemos con confianza en ese Amor que nos hace hijos, pueblo, testigos y apóstoles.
  • Confiemos en el amor de Dios que nos llama, abandonémonos en sus manos; desprendiéndonos de nosotros mismos, vistiéndonos de Cristo y apoyando en él, nuestro bastón. Que la santidad de nuestra vida sea el signo de que hemos aceptado su llamada.
  • Quien ve al discípulo, debe poder ver a Cristo. Quien nos ve a nosotros, cristianos, debe encontrarse con la imagen más aproximada de Cristo. Esta es nuestra gran responsabilidad. Como vemos, cuando Dios nos llama en Cristo, nos transforma también en él.
  • Nuestra fe en Dios Padre: una íntima y radical convicción de  que, viviendo en el estilo de Jesús, es posible cambiar las cosas.

B. REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.

  • “Camino, servicio, gratuidad”. Son las tres palabras en torno a las cuales el Papa Francisco desarrolló su homilía. El Pontífice subrayó que un discípulo está llamado a caminar para servir y anunciar el Evangelio gratuitamente, venciendo el engaño de que “la salvación viene de las riquezas”.
  • El Evangelio de la Salvación
  • “Camino, servicio, gratuidad”. El Santo Padre articuló su homilía sobre estos tres puntos, comentando el pasaje del Evangelio del día, en que Jesús envía a los discípulos a anunciar la Buena Nueva. Y recordó que el Señor los envía a hacer un camino que no es “un paseo”, sino que los envía con “un mensaje: anunciar el Evangelio, salir para llevar la Salvación, el Evangelio de la Salvación”.
  • Llevar la Buena Nueva a través de un recorrido interior
  • El Papa Bergoglio explicó que la tarea que Jesús da a los discípulos es llevar la Buena Noticia. Mientras si un discípulo se queda detenido y no sale, no da a los demás lo que ha recibido en el Bautismo, no es un verdadero discípulo de Jesús, puesto que le falta el carácter misionero, le falta salir de sí mismo para llevar algo bueno a los demás”:
  • “El recorrido del discípulo de Jesús es ir más allá para llevar esta buena noticia. Pero hay otro recorrido del discípulo de Jesús: el recorrido interior, el recorrido dentro de sí, el recorrido del discípulo que busca al Señor todos los días en la oración, en la meditación. También ese recorrido el discípulo debe hacerlo, porque si no busca siempre a Dios, el Evangelio que lleva a los demás será un Evangelio débil, diluido, sin fuerza”.
  • Un discípulo de Jesús que no sirve no es cristiano
  • “Este doble recorrido  – dijo el Papa– es el doble camino que Jesús quiere de sus discípulos”. Después está la segunda palabra: “Servir”. “Un discípulo que no sirve a los demás  – añadió Francisco – no es cristiano. El discípulo debe hacer lo que Jesús ha predicado en aquellas dos colonias del cristianismo: las Bienaventuranzas y después el ‘protocolo’ sobre el cual nosotros seremos juzgados, Mateo, (capítulo) 25”. Estas dos columnas – advirtió el Santo Padre – “son el marco propio del servicio evangélico”:
  • El servicio a Cristo en los demás
  • “Si un discípulo no camina para servir no sirve para caminar. Si su vida no es para el servicio, no sirve para vivir como cristiano. Y allí se encuentra la tentación del egoísmo: ‘Sí, yo soy cristiano, para mí estoy en paz, me confieso, voy a Misa, cumplo los mandamientos’. ¡Pero el servicio! A los demás: el servicio a Jesús en el enfermo, en el encarcelado, en el hambriento, en el desnudo. ¡Lo que Jesús nos ha dicho que debemos hacer porque Él está allí! El servicio a Cristo en los demás”.
  • Servir gratuitamente, contrastar el engaño de las riquezas
  • La tercera palabra es “gratuidad”. “Gratuitamente han recibido, gratuitamente den”, es la admonición de Jesús. “El camino del servicio es gratuito – subrayó Francisco  – porque hemos recibido la salvación gratuitamente, pura gracia: ninguno de nosotros ha comprado la salvación, ninguno de nosotros la ha merecido. Es pura gracia del Padre en Jesucristo, en el sacrificio de Jesucristo”:
  • “Es triste cuando se encuentran a cristianos que se olvidan de esta Palabra de Jesús: ‘Gratuitamente han recibido, gratuitamente den’. Es triste cuando se encuentran comunidades cristianas, ya sean parroquias, congregaciones religiosas, diócesis, independientemente de las comunidades cristianas que sean, que se olvidan de la gratuidad,  porque detrás de esto y debajo de esto está el engaño  (de presumir) que la salvación viene de las riquezas, del poder humano”.
  • Tres palabras – reafirmó el Papa  – “camino como un envío para anunciar. Servicio: la vida del cristiano no es para sí mismo, sino para los demás, como fue la vida de Jesús. Y tercera: “gratuidad. Nuestra esperanza está en Jesucristo que nos envía así una esperanza que no decepciona jamás”. Pero – advirtió – “cuando la esperanza está en la propia comodidad en el camino o la esperanza está en el egoísmo de buscar las cosas para sí mismos y no para servir a los demás, o cuando la esperanza está en las riquezas o en las pequeñas seguridades mundanas, todo esto se derrumba. El Señor mismo lo hace caer”. (Homilía de Papa Francisco, 11 de junio 20015, Casa Santa Marta)

4°. ORACIÓN: Dialogo con el Divino Maestro

  • Bienaventurado el misionero que vive enamorado de Cristo, que se fía de Él como lo más necesario y absoluto, porque no quedará defraudado.
  • Bienaventurado el misionero que cada mañana dice “Padre Nuestro”, llevando en su corazón todas las razas, pueblos y lenguas, porque no se conformará con una vida mezquina.
  • Bienaventurado el misionero que mantiene su ideal e ilusión por el Reino y no pierde el tiempo en cosas accidentales, porque Dios acompaña a los que siguen su ritmo.
  • Bienaventurado el misionero con un corazón puro y transparente, que sabe descubrir el amor y la ternura de Dios sin complicaciones, porque Dios siempre se le revelará.
  • Bienaventurado el misionero que reconoce y acepta sus limitaciones y debilidades y no pretende ser invencible, porque Dios se complace en los humildes.
  • Bienaventurado el misionero que sabe discernir con sabiduría lo que conviene callar y hablar en cada circunstancia, porque nunca tendrá que arrepentirse de haber ofendido a un hermano.
  • Bienaventurado el misionero que no puede vivir sin la oración y sin saborear las riquezas de la Palabra de Dios, porque esto dará sentido a su vida.
  • Bienaventurado el misionero que anuncia la verdad sobre Jesucristo y denuncia las injusticias que oprimen a los hombres, porque será llamado profeta de los signos de los tiempos.
  • Bienaventurado el misionero que sabe asumir y valorar la cultura de los pueblos, porque habrá entendido el misterio de la Encarnación.
  • Bienaventurado el misionero que tiene tiempo para hacer felices a los demás, que encuentra tiempo para los amigos, la lectura, el esparcimiento, porque ha comprendido el Mandamiento del Amor y se conoce humano y necesitado.

5°. CONTEMPLACIÓN: Silencio ante la Palabra.
6°. CONSOLACIÓN: Es sentir íntimamente el "gusto" de la Palabra de Dios.

7°. DISCERNIMIENTO: Pensar y Discernir la Palabra.
¿Me siento llamado a anunciar la novedad de Jesucristo?
¿Experimento el anuncio como parte esencial de mi vida de fe?
¿En dónde pongo mis fortalezas?

8°. COMPARTIR: Comparto la Palabra.
9°. DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.

10. ACCIÓN CONCRETA: Propósito del día.
Ahora que hemos intuido cuál es el modo de pensar y de obrar del Maestro, iniciemos en nuestra vida los cambios necesarios para pensar y actuar como Cristo nos pide.

SANTOS DE HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS
-Nuestra Señora de Lure, Aviñón, Francia (1110)
-Virgen De Las Tres Manos
-San Abundio, Presbítero y Mártir
-San Andrés, Mártir
-San Ansbaldo, Confesor
-San Arduino, Confesor
-San Ciro, Anacoreta
-San Colman, Confesor
-San Dagila, confesor
-San Desiderio, Confesor
-San Felipe, Mártir
-San Félix, Obispo
-San Félix de Milán, Mártir
-San Fortunato de Aquileya, Diácono y Mártir
-San Gaudencio de Brescia, Obispo
-San Hermágoras de Aquileya, Obispo y Mártir
-San Hilario o Hilarión de Ancira, Mártir
-San Ignacio Clemente Delgado Cebrián, Obispo y Mártir Dominico
-San Jasón de Chipre, Obispo y Mártir
-San José Fernández, presbítero y mártir
-San Juan el Ibérico, Abad
-San Juan Gualberto, Abad y Confesor
-San Juan Jones, Presbítero y Mártir
-San Juan Wall, Abad
-San Juan, Protomártir Ruso
-San León I de Lucca o de la Cava, Abad
-San Lucio de Val Cavargna, Mártir
-San Máximo, Confesor
-San Menulfo, Obispo
-San Menou de Quimper, Obispo
-San Miguel, Mártir
-San Mnasón, Obispo
-San Nabor de Milán, Mártir
-San Oliver, Religioso
-San Olivier, Arzobispo y Mártir
-San Partenio, Obispo
-San Paterniano de Fano, Obispo
-San Paulino de Luca, Obispo y Mártir
-San Pedro Khanh, Presbítero y Mártir
-San Probo, Mártir
-San Proclo o Próculo de Ancira, Mártir
-San Teodoro, Protomártir Ruso
-San Ultán, Confesor
-San Vivenciolo de Lyon, Obispo
-Santa Epífana o Epifanía de Lentino, Mártir
-Santa Inés Lê Thi Thành, Madre y Mártir
-Santa Marcia o Marciana, Virgen y Mártir
-Santa María Angélica Álvarez Icaza, Religiosa
-Santa Verónica, mujer piadosa del NT


San Cayetano Errico, ruega por nosotros