¿PUEDE EL DEMONIO PROVOCAR UNA ENFERMEDAD MENTAL?
Si el demonio puede tentar, también podría hacerlo de forma
continua, intensa, sin descanso, y tratar de provocar por tanto una obsesión o
una fobia o una depresión u otras enfermedades. Si hemos dicho que puede
transmitir especies inteligibles, podría transmitirlas con tal frecuencia que
perturbara seriamente la vida ordinaria de la persona hasta el punto de
desequilibrarla. Por poder hacerlo lo puede hacer. Pero Dios impide su libre
actuación sobre nosotros. Toda acción del demonio sobre los hombres debe ser
permitida por Dios.

A la pregunta por tanto de si el demonio puede provocar enfermedades mentales la respuestas es: sí, si Dios lo permite. Respuesta que vale para todo. Incluso a la pregunta ¿podemos contraer una enfermedad mental sin intervención del demonio? La respuesta sería exactamente la misma: sí, si Dios lo permite. Se trata de una respuesta que tiene un carácter casi universal. Pero por amplia que sea -de hecho cabe casi de todo en ella-, mucho me temo que no hay otra respuesta a esa pregunta.

A la pregunta por tanto de si el demonio puede provocar enfermedades mentales la respuestas es: sí, si Dios lo permite. Respuesta que vale para todo. Incluso a la pregunta ¿podemos contraer una enfermedad mental sin intervención del demonio? La respuesta sería exactamente la misma: sí, si Dios lo permite. Se trata de una respuesta que tiene un carácter casi universal. Pero por amplia que sea -de hecho cabe casi de todo en ella-, mucho me temo que no hay otra respuesta a esa pregunta.
Conocido el mecanismo interno que usa para provocar la
tentación -la infusión de especies inteligibles en nuestra inteligencia,
memoria e imaginación-, este modus operandi también se puede usar de forma tan
pertinaz que desequilibre a la persona. Entra dentro del poder del demonio el
hacerlo. Lo único que puede impedirlo es la voluntad de Dios. Ahora bien, ¿lo
impide siempre? Indudablemente no. Si Dios no impide siempre la actuación de
las causas naturales que provocan la enfermedad, tampoco impide siempre la
actuación del demonio. Ahora bien, en este ámbito como en todo el campo de las
causas de las patologías físicas o mentales, la actuación del demonio es
excepcional. Toda enfermedad mental se debe a causas naturales mientras no se
demuestre lo contrario.
Por otro lado, si pusiéramos una al lado de la otra a una
persona enferma mental por causas naturales y a otra enferma mental por causa
demoníaca, no habría manera de distinguir la una de la otra pues sólo veríamos
el efecto externo.
Fuente: Padre Fortea, en “Posesión y Exorcismo”, Signos de
estos Tiempos.