VATICANO, 30 Mar. 12 / 10:36 am (ACI/EWTN Noticias).- La Librería Editora Vaticana presentó recientemente la segunda edición del Rito de exequias, en la que se subraya que los católicos no deben esparcir las cenizas de un difunto luego de ser cremado, ya que esa práctica, muy de moda actualmente, es contraria a la fe cristiana. Las cenizas deben ser enterradas.
En este documento en
italiano, que fue presentado en la sede de Radio Vaticana, se ha revisado todos
los textos bíblicos y de oración, y se ha incluido un apéndice dedicado
enteramente a las exequias en el caso de la cremación.
Mons. Angelo Lameri, de la
Oficina Litúrgica Nacional de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), explicó
que se ha colocado la cremación en un apéndice aparte para subrayar el hecho de
que la Iglesia,
"aunque no se opone a la cremación de los cuerpos cuando no se hace ‘in
odium fidei’ (por odio a la fe), sigue considerando que la sepultura del cuerpo
de los difuntos es la forma más adecuada para expresar la fe en la
resurrección de la carne, así como para favorecer el recuerdo y la oración de
sufragio por parte de familiares y amigos".
El texto también señala
que excepcionalmente, los ritos previstos en la capilla del cementerio o ante
la tumba se pueden celebrar en el lugar mismo de la cremación.
Se recomienda además el acompañamiento
del féretro a dicho lugar. De especial importancia es la afirmación de que
"la cremación se considera concluida cuando se deposita la urna en el
cementerio".
Todo esto porque aunque
algunas legislaciones permiten esparcir las cenizas en la naturaleza o
conservarlas en lugares diversos del cementerio, "estas prácticas producen
no pocas perplejidades sobre su plena coherencia con la fe cristiana, sobre
todo cuando remiten a concepciones panteístas o naturalistas".
Otra de las novedades del
rito de las exequias se refiere al momento de la visita de la familia, que no se
contemplaba en la edición anterior. Mons. Lameri afirma al respecto que
"para un sacerdote, es un momento para compartir el dolor, escuchar a los
familiares afectados por el luto, y conocer algunos aspectos de la vida de la persona difunta con el
fin de ofrecer un recuerdo correcto y personalizado durante la celebración de
las exequias".
Otra novedad es la
secuencia ritual, revisada y enriquecida, en el momento de cerrar el ataúd. Se
proponen textos adecuados a diversas situaciones: para una persona anciana,
para una persona joven, para quien ha muerto inesperadamente.
Una nueva adaptación
permite ahora pronunciar palabras de cristiano recuerdo del difunto en el
momento de la despedida. Asimismo, se ha añadido una amplia propuesta de
formularios para la oración de los fieles.
El nuevo Rito de las
exequias quiere ser también un instrumento paraprofundizar en la búsqueda del
sentido de la muerte.
El Obispo Alceste Catella,
Presidente de la Comisión Episcopal para la liturgia de la CEI, señaló para
concluir que "este libro atestigua la fe de los creyentes y el valor del
respeto y de la 'pietas' hacia los difuntos, el respeto por el cuerpo humano
incluso cuando ya no tiene vida".
"Testimonia la fuerte
exigencia de cultivar la memoria, de tener un lugar cierto en el que deponer el
cadáver o las cenizas, en la certeza profunda de que Esto es auténtica fe y
humanismo auténtico", concluyó.