Queridos amigos, hoy, fiesta mundial del trabajo, quiero
dedicar un recuerdo a todos los trabajadores (laburantes), especialmente a los
hermanos que están desempleados, y una oración a san José obrero para que
encuentren trabajo cuanto antes.
“El trabajo forma parte del plan de amor de Dios; nosotros estamos llamados a cultivar y custodiar todos los bienes de la
creación, y de este modo participamos en la obra de la creación. El trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de una
persona. El trabajo, por usar una imagen, nos «unge» de dignidad, nos colma de dignidad; nos hace semejantes a Dios, que trabajó y
trabaja, actúa siempre (cf. Jn 5, 17). El trabajo da la capacidad de mantenerse a sí mismo, a la propia familia, y contribuir al
crecimiento de la propia nación.
Aquí pienso en las dificultades que, en varios países, encuentra el mundo del trabajo y de la empresa; pienso en cuantos están
desempleados, muchas veces por causa de una concepción economicista de la sociedad, que busca el beneficio egoísta, al margen de los parámetros de la justicia social.
Deseo dirigir a todos una invitación a la solidaridad; y animo a los responsables de la cuestión pública a esforzarse por dar nuevo
empuje a la ocupación; esto significa preocuparse por la dignidad de la persona.
Pero sobre todo quiero decir que no se pierda la esperanza. También San José tuvo momentos difíciles, pero nunca perdió la
confianza y supo superarlos, en la certeza de que Dios no nos abandona.
Agrego una palabra sobre otra particular situación de trabajo que me preocupa: me refiero a lo que podríamos definir como el
«trabajo esclavo», el trabajo que esclaviza. Cuántas personas, en todo el mundo, son víctimas de este tipo de esclavitud, en la
que es la persona quien sirve al trabajo, mientras que debe ser el trabajo quien ofrezca un servicio a las personas para que
tengan dignidad.
Pido a los hermanos y hermanas en la fe y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad una decidida opción contra la trata
de personas, en el seno de la cual se cuenta el «trabajo esclavo».
Queridos hermanos y hermanas, pidamos a San José y a la Virgen María que nos enseñen a ser fieles a nuestros compromisos
cotidianos, a vivir nuestra fe en las acciones de cada día y a dejar más espacio al Señor en nuestra vida, a detenernos para
contemplar su rostro. Gracias”.
Catequesis del Papa Francisco del 1 de mayo de 2013.
“El trabajo forma parte del plan de amor de Dios; nosotros estamos llamados a cultivar y custodiar todos los bienes de la
creación, y de este modo participamos en la obra de la creación. El trabajo es un elemento fundamental para la dignidad de una
persona. El trabajo, por usar una imagen, nos «unge» de dignidad, nos colma de dignidad; nos hace semejantes a Dios, que trabajó y
trabaja, actúa siempre (cf. Jn 5, 17). El trabajo da la capacidad de mantenerse a sí mismo, a la propia familia, y contribuir al
crecimiento de la propia nación.
Aquí pienso en las dificultades que, en varios países, encuentra el mundo del trabajo y de la empresa; pienso en cuantos están
desempleados, muchas veces por causa de una concepción economicista de la sociedad, que busca el beneficio egoísta, al margen de los parámetros de la justicia social.
Deseo dirigir a todos una invitación a la solidaridad; y animo a los responsables de la cuestión pública a esforzarse por dar nuevo
empuje a la ocupación; esto significa preocuparse por la dignidad de la persona.
Pero sobre todo quiero decir que no se pierda la esperanza. También San José tuvo momentos difíciles, pero nunca perdió la
confianza y supo superarlos, en la certeza de que Dios no nos abandona.
Agrego una palabra sobre otra particular situación de trabajo que me preocupa: me refiero a lo que podríamos definir como el
«trabajo esclavo», el trabajo que esclaviza. Cuántas personas, en todo el mundo, son víctimas de este tipo de esclavitud, en la
que es la persona quien sirve al trabajo, mientras que debe ser el trabajo quien ofrezca un servicio a las personas para que
tengan dignidad.
Pido a los hermanos y hermanas en la fe y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad una decidida opción contra la trata
de personas, en el seno de la cual se cuenta el «trabajo esclavo».
Queridos hermanos y hermanas, pidamos a San José y a la Virgen María que nos enseñen a ser fieles a nuestros compromisos
cotidianos, a vivir nuestra fe en las acciones de cada día y a dejar más espacio al Señor en nuestra vida, a detenernos para
contemplar su rostro. Gracias”.
Catequesis del Papa Francisco del 1 de mayo de 2013.