UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





martes, 17 de mayo de 2016

Homilía del Papa del martes 17 de mayo en la casa santa Marta: servicio humilde, no poder y dinero, pide Jesús a la Iglesia aún hoy

(RV).- El camino que indica Jesús es el del servicio, aunque a menudo en la Iglesia se busca poder, dinero y vanidad. Fue el vibrante llamado del Papa Francisco, en la Misa matutina en la Casa de Santa Marta. Recordó que los cristianos deben vencer las ‘tentaciones mundanas’, que dividen a la Iglesia y puso en guardia contra los trepadores, tentados de destruir a alguien, con tal de trepar.
Jesús enseña a sus discípulos el camino del servicio, pero ellos se preguntan quién será el más grande entre ellos. El Papa reflexionó con el Evangelio del día sobre las tentaciones mundanas que aún hoy arruinan el testimonio de la Iglesia. Y reiteró que Jesús habla un lenguaje de humillación, de muerte,  de redención. Mientras ellos hablan un lenguaje de trepadores: ¿quién subirá más en el poder?
Los cristianos deben vencer la tentación de trepar, de tener más poder
Es una tentación que tenían ellos, estaban tentados por la forma de pensar mundana. Se preguntan quién será el más grande, mientras Jesús les dice que hay que ser ‘el último’, ‘el servidor de todos’:
«En el camino que Jesús nos indica para ir adelante, el servicio es la regla. El más grande es el que sirve, el que es más, está al servicio de los otros, no el que se vanagloria, que busca poder,  dinero… vanidad, orgullo. No, estos no son los grandes. Es lo que pasó aquí con los apóstoles, también con la mamá de Juan y Santiago. Es una historia que sucede cada día en la Iglesia, en cada comunidad. ‘¿quién es el más grande de nosotros? ¿quién manda?’ Las ambiciones. En cada comunidad – parroquias o instituciones – siempre estas ganas de trepar, de tener poder».
También en la primera lectura, con la Carta de Santiago, se pone en guardia contra las pasiones por el poder, la envidia, los celos que destruyen al otro.
Nunca chismes que embarran al otro con tal de mandar
Éste es el mensaje para la Iglesia también hoy. El mundo habla de los que tienen más poder para mandar. Jesús afirma que ha venido al mundo «para servir. No para ser servido»:
«La vanidad, el poder… Como cuando tengo esas ganas mundanas de estar con el poder. No de servir, sino de ser servido. No se ahorra nada, con tal de llegar: chismes, embarrar a los otros…La envidia y los celos hacen este camino y destruyen. Es algo que todos conocemos, todos. Sucede hoy en toda institución de la Iglesia: parroquias, colegios, otras instituciones, también en los obispados… todos. Es lo que quiere el espíritu del mundo, que es espíritu de riqueza, vanidad y orgullo».
«Dos formas de hablar», constató el Papa Francisco: Jesús enseña el servicio y los discípulos discuten sobre quién será el más grande entre ellos. Mientras Jesús enseña que el camino en la vida cristiana es el servicio y la humildad
El espíritu mundano es enemigo de Dios, divide a la Iglesia
Cuando los grandes santos decían que se sentían tan pecadores es porque habían comprendido este espíritu del mundo, que estaba dentro de ellos y tenían tantas tentaciones mundanas, señaló también el Papa, recordando que nadie puede asegurar que un santo:
«Todos estamos tentados por estas cosas, estamos tentados de destruir al otro para trepar. Es una tentación mundana, que divide y destruye a la Iglesia. No es el Espíritu de Jesús. Qué lindo, imaginemos la escena: Jesús dice estas palabras y los discípulos dicen ‘no, mejor no preguntar mucho, vamos adelante’. Y los discípulos prefieren discutir entre ellos sobre quién será el más grande. Nos hará bien pensar en las tantas veces que hemos visto esto en la Iglesia y en las tantas veces que hicimos esto. Y pedir al Señor que nos ilumine, para comprender que el amor al mundo, es decir este espíritu mundano, es enemigo de Dios».

(CdM – RV)