Texto Original Latín | Adaptación Castellano |
Veni, Creator Spiritus,
mentes tuorum visita. Imple superna gratia quae tu creasti pectora.
Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei, fons vivus, ignis, caritas, et spiritalis unctio.
Tu septiformis munere,
digitus paternae dexterae, tu rite promissum Patris, sermone ditans guttura.
Accende lumen sensibus,
infunde amorem cordibus, infirma nostri corporis, virtute firmans perpeti.
Hostem repellas longius,
pacemque dones protinus, ductore sic te praevio, vitemus omne noxium.
Per te sciamus da Patrem,
noscamus atque Filium, teque utriusque Spiritum credamus omni tempore.
Deo Patri sit gloria,
et Filio qui a mortuis surrexit, ac Paraclito in saeculorum saecula. Amen. |
Ven Espíritu creador;
visita las almas de tus fieles. Llena de la divina gracia los corazones que Tú mismo has creado.
Tú eres nuestro consuelo,
don de Dios altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción.
Tú derramas sobre nosotros
los siete dones; Tú el dedo de la mano de Dios, Tú el prometido del Padre, pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.
Enciende con tu luz nuestros sentidos,
infunde tu amor en nuestros corazones y con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra frágil carne.
Aleja de nosotros al enemigo,
danos pronto tu paz, siendo Tú mismo nuestro guía evitaremos todo lo que es nocivo.
Por Ti conozcamos al Padre
y también al Hijo y que en Ti, que eres el Espíritu de ambos, creamos en todo tiempo.
Gloria a Dios Padre y al Hijo
que resucitó de entre los muertos, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén. |
UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL
«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»
Benedicto XVI, 16 septiembre 2005