1) Oración inicial
Señor y Dios nuestro, prepara nuestros corazones con la fuerza de tu Espíritu para que, cuando llegue Jesucristo, tu Hijo, nos encuentre dignos de sentarnos a su mesa y él mismo nos sirva en el festín eterno. Por nuestro Señor Jesucristo. Amen.
2) Lectura
Del santo Evangelio según Mateo 15,29-37
Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino.» Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?» Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos.» Él mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.
Pasando de allí Jesús vino junto al mar de Galilea; subió al monte y se sentó allí. Y se le acercó mucha gente trayendo consigo cojos, lisiados, ciegos, mudos y otros muchos; los pusieron a sus pies, y él los curó. De suerte que la gente quedó maravillada al ver que los mudos hablaban, los lisiados quedaban curados, los cojos caminaban y los ciegos veían; y glorificaron al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión de la gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino.» Le dicen los discípulos: «¿Cómo hacernos en un desierto con pan suficiente para saciar a una multitud tan grande?» Díceles Jesús: «¿Cuántos panes tenéis?» Ellos dijeron: «Siete, y unos pocos pececillos.» Él mandó a la gente acomodarse en el suelo. Tomó luego los siete panes y los peces y, dando gracias, los partió e iba dándolos a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos y se saciaron, y de los trozos sobrantes recogieron siete espuertas llenas.
Evangelio según San Mateo 15,29-37.
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?".
Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;
después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó.
Una gran multitud acudió a él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y él los curó.
La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban curados, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: "Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino".
Los discípulos le dijeron: "¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?".
Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen?". Ellos respondieron: "Siete y unos pocos pescados".
El ordenó a la multitud que se sentara en el suelo;
después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas.
3) Reflexión
El evangelio de hoy es como el sol que surge. El sol es siempre el mismo, todos los días, y alegra la vida, hace crecer las plantas. El peligro mayor es la rutina. La rutina mata el evangelio y apaga el sol de la vida.
• Los elementos que componen un relato del evangelio son siempre los mismos: Jesús, el monte, el mar, los enfermos, la multitud, los problemas de la vida. A pesar de conocerlos bien, como el sol de cada día, estos elementos traen siempre un mensaje nuevo.
• Al igual que Moisés, Jesús sube al monte y la gente se reúne a su alrededor. Llega con sus problemas: enfermos, cojos, ciegos, mudos, sordos, muchos problemas… No solamente gente mayor, adultos, sino que también los pequeños…Son el comienzo del nuevo pueblo de Dios que se reúne alrededor del nuevo Moisés. Jesús sana a todos.
• Jesús llama a los discípulos. Tiene compasión de la gente que no tiene nada que comer. Según los discípulos, la solución tiene que llegar de fuera: “¿De dónde sacar pan para tanta gente?” Según Jesús la solución tiene que venir de la gente: ¿Cuántos panes tienen?” –“Siete y unos cuantos peces”. Con estos pocos panes y peces Jesús sacia el hambre de todos, y sobran panes y peces. Si hoy la gente compartiese lo que tiene, no habría hambre en el mundo. ¡Sobrarían muchas cosas! Realmente, ¡otro mundo es posible!
• El relato de la multiplicación de los panes evoca la eucaristía y revela su valor cuando dice: “Jesús tomó el pan en sus manos, lo bendijo, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos”.
• Los elementos que componen un relato del evangelio son siempre los mismos: Jesús, el monte, el mar, los enfermos, la multitud, los problemas de la vida. A pesar de conocerlos bien, como el sol de cada día, estos elementos traen siempre un mensaje nuevo.
• Al igual que Moisés, Jesús sube al monte y la gente se reúne a su alrededor. Llega con sus problemas: enfermos, cojos, ciegos, mudos, sordos, muchos problemas… No solamente gente mayor, adultos, sino que también los pequeños…Son el comienzo del nuevo pueblo de Dios que se reúne alrededor del nuevo Moisés. Jesús sana a todos.
• Jesús llama a los discípulos. Tiene compasión de la gente que no tiene nada que comer. Según los discípulos, la solución tiene que llegar de fuera: “¿De dónde sacar pan para tanta gente?” Según Jesús la solución tiene que venir de la gente: ¿Cuántos panes tienen?” –“Siete y unos cuantos peces”. Con estos pocos panes y peces Jesús sacia el hambre de todos, y sobran panes y peces. Si hoy la gente compartiese lo que tiene, no habría hambre en el mundo. ¡Sobrarían muchas cosas! Realmente, ¡otro mundo es posible!
• El relato de la multiplicación de los panes evoca la eucaristía y revela su valor cuando dice: “Jesús tomó el pan en sus manos, lo bendijo, dio gracias, lo partió y lo dio a sus discípulos”.
4) Para la reflexión personal
• Jesús tiene compasión. ¿Tengo compasión por los problemas de la humanidad? ¿Hago algo?
• Los discípulos esperan que la solución venga de fuera. Jesús pide una solución desde dentro. ¿Yo?
• Los discípulos esperan que la solución venga de fuera. Jesús pide una solución desde dentro. ¿Yo?
5) Oración final
Ahí viene el Señor Yahvé con poder,
y su brazo lo sojuzga todo (Is 40,10)
y su brazo lo sojuzga todo (Is 40,10)