UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





viernes, 5 de julio de 2013

“Lumen fidei”, la primera Encíclica del Papa Francisco como confesión de fe integral escrita a cuatro manos por los Sucesores de Pedro

(RV).- Esta mañana a las 11,00, en el Aula Juan Pablo II de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, se presentó la primera Encíclica del Papa Francisco, “Lumen fidei”. Intervinieron en esta rueda de prensa el Cardenal Marc Ouellet, Prefecto de la Congregación para los obispos; Mons. Gerhard Ludwig Müller, Prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe y Mons. Rino Fisichella, Presidente del Consejo pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización. 

En su intervención, el Cardenal Marc Ouellet comenzó explicando que a la trilogía de Benedicto XVI sobre las virtudes teologales faltaba un pilar. Y dijo que la Providencia ha querido que el pilar faltante fuera un don del Papa emérito a su sucesor y, al mismo tiempo un símbolo de unidad, puesto que asumiendo y llevando a término la obra emprendida por su predecesor, el Papa Francisco da testimonio con él de la unidad de la fe. 
De este modo la luz de la fe es entregada de uno al otro Pontífice, como en las carreras en el estadio, gracias al don de la sucesión apostólica, mediante el cual, se asegura la continuidad de la memoria de la Iglesia, así como también la certeza de tomar de la fuente pura de la que brota la fe.
Y añadió la alegría particular que se experimenta al recibir la Encíclica “Lumen fidei”, cuya modalidad compartida de transmisión ilustra de manera extraordinaria el aspecto más fundamental y original que ella desarrolla, a saber, la dimensión de la comunión en la fe. Esta Encíclica – prosiguió el purpurado – habla, en realidad, expresándose en un “nosotros” que es comunión. Habla de la fe como de una experiencia de comunión, de dilatación y de solidaridad en el camino de la Iglesia con Cristo y por la salvación de la humanidad.
El Cardenal Marc Ouellet dijo además que esta Encíclica añade un considerable desarrollo con respecto a la pertinencia de la fe para la vida social, para la edificación de la ciudad en la justicia y en la paz, gracias al respeto de toda persona y de su libertad, así como a los recursos de compasión y de reconciliación que ofrece para el consuelo de los sufrimientos y la composición de los conflictos. Porque la fe es un bien para todos, es un bien común.
Tras recordar que la Encíclica concluye contemplando a María, figura de la fe por excelencia, el Cardenal Ouellet añadió que el Papa Francisco reafirma con su predecesor una verdad de la fe dejada de parte y a veces en ciertos ambientes hasta puesta en duda: que en la concepción virginal de María tenemos un claro signo de la filiación divina de Cristo. Y concluyó con estas palabras:
Acojamos por tanto con gran alegría y gratitud esta confesión de fe integral bajo forma de catequesis a cuatro manos de los Sucesores de Pedro. Ellos exponen juntos la fe de la Iglesia en su belleza que se confiesa desde dentro del cuerpo de Cristo, como comunión concreta de los creyentes.
(María Fernanda Bernasconi – RV).