La crónica de una sucesión pontificia histórica narrada por la pluma apasionada y profunda del director de “La Civiltà Cattolica”, Antonio Spadaro

EL ABRAZO ENTRE BENEDICTO XVI Y PAPA FRANCISCO

La crónica de una sucesión pontificia histórica narrada por la pluma apasionada y profunda del director de “La Civiltà Cattolica”, Antonio Spadaro

LUCA ROLANDIROMA

Han pasado casi cuatro meses desde ese 11 de febrero de 2013 que permanecerá impreso en la historia de la Iglesia y de la humanidad. El anuncio de la renuncia de Papa Ratzinger al pontificado fue a las 11,46 hrs., ante el Consistorio ordinario públicao para la canonización de Antonio Primaldo y sis 800 compañeros mártires de Otranto, de Laura de Santa Catalina de Siena Montoya y Upegui y de María Guadalupe García Zavala.

Un verdadero huracán. El Papa ha renunciado. Todo el mundo de la comunicación tradicional y moderna se detiene y comienza a seguir el evento del año, de la década. A partir de ese momento, hasta la elección del nuevo Pontífice, Jorge Mario Bergoglio, Francisco, del 13 de marzo de 2013, comienza un periodo de reflexión total, de oración, de interrogantes. La Iglesia es el centro del mundo. La globalización del efecto de la renuncia de Benedicto XVI plantea serias preguntas entre los creyentes y entre los no creyentes.

Desde su privilegiado puesto de observación, el director de “La Civitlà Cattolica”, el padre jesuita Antonio Spadaro, traza un primer itinerario, puntual sintético y sagaz, sobre esos momentos intensos e irrepetibles.

En el libro “De Benedicto a Francisco. Crónica de una sucesión al Pontificado” (Lindau, 2013), el jesuita retoma, con calma y no al calor de los hechos, las emociones que vivió en primera persona. Los sentimientos que desde el 11 de febrero hasta el 13 de marzo se multiplicaron en la mente y en el corazón del padre Spadaro y en los de millones de fieles y hombres y mujeres invlucrados en esta nueva realidad, en cierto sentido importantísima para volver a poner en el centro la Palabra de Dios, la presencia misteriosa de Cristo en la historia.

La escritura de Spadaro tiene esa fluidez de las narraciones que no pierden el hilo que conecta todos los sucesos del evento que permanecerá en nuestra memoria. Con sabiduría y profundidad, Spadaro retoma las reflexiones y los análisis que fueron publicados durante esos días extraordinarios por vaticanistas expertos, por comentadores y observadores laicos y cristianos; el jesuita evalúa en este libro sus diferentes calidades e indica los aspectos más articulados y relevantes que va encontrando. Estas reflexiones se articulan en una dialéctica experiencia íntima y colectiva de dos revoluciones en la Iglesia, de los dos meses increíbles que llevaron a la elección del Papa Francisco.

El director de “La Civiltà Cattolica” habla de la visión «jesuítica» del Papa y cita el elemento arraigado en la espiritualidad ignaciana: «su visión del todo, el contexto: la imagen de un Dios “vitalmente mezclado en medio de todos y unido a cada uno”». En este libro se encuentran las reflexiones más íntimas, profundas y espirituales sobre el “cambio de estafeta” en un momento de regeneración de la experiencia cristiana que prosigue su camino en la historia hacia el Reino; sobre la fuerza, el pensamiento teológico y la acción pastoral de Joseph Ratzinger, que se sublima en la apertura hacia la Iglesia del mañana, que es la Iglesia Trinitaria en la que Dios, Jesucristo y el Espíritu Santo, sigue su camino entre las paradojas, las incógnitas, las alegrías y los dolores del mundo y de la historia de la humanidad.

En esta crónica de los días de las últimas audiencias, de los últimos discursos, de la Sede vacante y del Cónclave (que más que un testamento espiritual conforman un verdadero programa para la Iglesia del futuro), el padre Spadaro describe, más allá de la simple dimensión de los medios de comunicación, el profundo sentimiento popular y las esperanzas de los cristianos sencillos.

Al final del libro hay un apéndice en el que se reproduce la relación epistolar entre el Papa Francisco y el general de los jesuitas, Adolfo Nicolás S.J. Alegría y responsabilidad, espiritualidad y humanidad se unen para comprender un vínculo profundo y el inmenso reconocimiento de la Compañía de Jesús, por lo que ha vivido y por lo que le tocará vivir con el primer Papa elegido de entre los hijos de la Congregación.