UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





viernes, 24 de mayo de 2013

Papa Francisco : Homilía del Viernes 24 de Mayo en Santa Marta : Soportar con paciencia las dificultades y vencer con amor las opresiones.


(RV).- (Con audio)  “Soportar con paciencia y vencer con amor las opresiones externas e internas”: fue la oración que el Papa Francisco elevó esta mañana durante la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta en la memoria litúrgica de María Auxiliadora. 
En su homilía, Francisco pidió dos gracias, a saber: “Soportar con paciencia y vencer con amor”. Se trata de “gracias propias de un cristiano” – dijo –. Y observó que “soportar con paciencia ¡no es fácil!”. “No es fácil – dijo – cuando se presentan las dificultades desde afuera, o cuando llegan los problemas el corazón, al alma, los problemas internos”. Y explicó que soportar no es “llevar encima una dificultad”:
“Soportar es tomar la dificultad y llevarla arriba, con fuerza, para que la dificultad no nos abaje. Llevarla arriba con fuerza: esta es una virtud cristiana. San Pablo habla de esto varias veces. Soportar. Esto significa no dejarse vencer por la dificultad. Esto significa que el cristiano tiene la fuerza de no bajar los brazos, sostenerlas.... Llevarlas, pero arriba: soportar. Y no es fácil, porque el desánimo viene, y uno tiene ganas de bajar los brazos y decir: ‘Pero, adelante, hagamos lo que podamos, pero nada más’, un poco así…’. Pero no, soportar es una gracia. Debemos pedirla, en las dificultades”.
La otra gracia que pidió el Santo Padre fue “vencer con amor”: 
“Se puede vencer por tantos caminos, pero la gracia que pedimos hoy es la gracia de la victoria con el amor, por medio del amor. Y esto no es fácil. Cando tenemos enemigos afuera que nos hacen sufrir tanto: no es fácil, vencer con el amor. Nos vienen ganas de vengarnos, de hacer algo contra él… El amor: esa mansedumbre que Jesús nos ha enseñado. ¡Y esa es la victoria! El apóstol, Juan nos dice, en la primera Carta: ‘Ésta es nuestra victoria: nuestra fe’. Nuestra fe es precisamente creer en Jesús que nos ha enseñado el amor y nos ha enseñado a amar a todos. Y la prueba de que nosotros estamos en el amor es cuando rezamos por nuestros enemigos”. 
Rezar por los enemigos, por los que nos hacen sufrir – prosiguió diciendo el Obispo de Roma – “no es fácil”. Pero somos “cristianos vencidos” si no perdonamos a los enemigos y si no rezamos por ellos. Y exclamó: “¡Cuántos cristianos tristes y desanimados encontramos”! porque “no han tenido esta gracia de soportar con paciencia y vencer con amor”:
“Por esto pedimos a la Virgen que nos dé esta gracia de soportar con paciencia y vencer con amor. ¡Cuántas personas – tantos ancianos y ancianas – han hecho este camino! Y es bello mirarlos: tienen esa mirada bella, esa felicidad serena. No hablan tanto, pero tienen un corazón paciente y lleno de amor. Saben qué cosa es el perdón a los enemigos, saben qué cosa es rezar por los enemigos. Tantos cristianos son así”. 
En esta Misa participaron los empleados del Consejo pontificio de las Comunicaciones Sociales guiados por el presidente del dicasterio, Mons. Claudio Maria Celli. Y precisamente en el día en que se celebra (celebraba) la Jornada de oración por la Iglesia en China, también participaron en esta celebración Eucarística Mons. Savio Hon Tai-Fai, secretario de la Congregación para la Evangelización de los pueblos, y un grupo de sacerdotes, religiosas, seminaristas y laicos chinos. 
Al término de la oración de los fieles, el Papa Francisco rezó con estas palabras: “Por el noble pueblo chino, para que el Señor lo bendiga y la Virgen lo custodie”. La Misa concluyó con un canto a la Virgen en lengua china.
(María Fernanda Bernasconi – RV).