UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





lunes, 10 de septiembre de 2012

Para qué sirve el agua bendita?




Nuestra fe es un tesoro en todo sentido. Es profunda, rica, llena de significados hasta en los más mínimos detalles. Es una lástima que nos ocurra con tanta frecuencia que nos acostumbremos a ella. Santiguarse con agua bendita, hacer una genuflexión ante el Santísimo Sacramento, arrodillarse o ponerse en pie durante la misa y muchas cosas más son momentos de nuestra vida cristiana cuyo sentido puede pasarnos fácilmente desapercibido. Las razones pueden ser muchas: la repetición nos ha mecanizado; entender nuestra propia fe no es una prioridad; no estamos acostumbrados a cuestionar las cosas que hacemos, etc, etc… pero lo hermoso de esto es que entre las muchas razones que encontremos, un católico NUNCA podrá decir: “son cosas que tienen poco sentido“.
Me parece que el video muestra, en un modo genial, como una de las acciones más habituales que realizamos los católicos, santiguarse con agua bendita, está llena de un sentido profundísimo y hermoso que encuentra su fundamento en nuestro bautismo y confirmación, llegando a tocar las fibras más íntimas de nuestra vida cristiana.
Este material podría ser utilizado como una bonita catequesis sobre el sentido profundo de santiguarse con agua bendita, pero me parece aún más especial, tomarlo como un ejemplo para cuestionar la superficialidad con la que nos aproximamos al tesoro enorme que es nuestra fe católica. Puede servir para que muchos dejemos de dar por descontado que nuestra fe tiene sentido, y empecemos efectivamente a buscar ese sentido; ya sea en las cosas grandes o en las pequeñas. Nadie ama lo que no conoce. Destrabar el dique de superficialidad que nos impide encontrarnos con la belleza del catolicismo es el primer paso para enamorarnos de nuestra fe.
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