El nombre de María, es nombre de salvación
para los regenerados, señal de
todas las virtudes, honra de castidad;
es el sacrificio agradable a Dios; es la virtud
de la hospitalidad; es la escuela de santidad;
es, por fin, un nombre completamente
maternal (San Pedro Crisólogo).
El nombre de María es como un bálsamo que corre
agradablemente sobre los miembros de los
enfermos y los penetra con eficacia.
Es semejante a este óleo,
que por sus unciones, reanima y suaviza, da fuerza,
flexibilidad y salud. Mucho más que el nombre
de todos los Santos, el de María nos reposa
de nuestra fatiga, cura todos nuestros males,
ilumina nuestra ceguera, conmueve nuestra
obstinación y nos da coraje para
enfrentar nuestro desánimo. María es la vida y
la respiración de sus servidores, la salud de
los enfermos, el remedio de los pecadores.
Ricardo de San Víctor, interpretando estas
palabras del Eclesiástico (VII, 2):
“Es mejor el buen nombre que los preciosos
bálsamos”, las aplica a la Bienaventurada
Virgen: “El nombre de María cura los males
del pecador con mayor eficacia que los
ungüentos más buscados; no hay enfermedad,
por desastrosa que sea, que no sucumba
inmediatamente a la voz de este bendito
nombre".
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El nombre de María abre el corazón de Dios y pone todos sus tesoros a disposición del alma que lo invoca. |
Nuestro Divino Salvador, si no recuerdo mal, nos lo
quiso recomendar cuando, resucitando entre los
muertos, el primer nombre que salió de sus labios
fue el de María.
En efecto, dirigiéndose a Magdalena, la primera
a quien Él apareció después de su Resurrección,
le dijo (Juan XX, 16): “María”, para nosotros significa
que el nombre de María encierra la vida en sí mismo
y se armoniza también con la vida inmortal, que
merece ser la primer palabra en salir de la boca
del Salvador, que ya poseía la inmortalidad. Esta
reflexión es hecha por Cesáreo, en su homilía
sobre la Visitación.
Nombre que desarma y abre el corazón
de Dios, en favor de los hombres
Y añadimos con el Padre J. Guibert, que así se
expresa en su Meditación para la fiesta del Santo
Nombre de María: “El nombre de María desarma
el corazón de Dios. No hay pecador, por más
criminal,que pronuncie en vano ese nombre.
Aunque mereciese, por sus faltas, toda la
cólera del cielo, él queda protegido como
por un pararrayos, después que pronuncia
el nombre de María".
A este nombre, el perdón desciende infaliblemente
obre las almas de los pecadores, no porque Ella
tenga el derecho de concederlo, pero porque es
omnipotente para implorarlo –
Omnipotencia suppex. El nombre de María abre
el corazón de Dios y pone todos sus tesoros a
disposición del alma que lo invoca.
La historia nos enseña que una multitud de Santos
piadosos hicieron el voto de jamás rechazar una
limosna que les fuese pedida en tal o cual nombre.
Así que escuchaban el nombre amado, ellos siempre
daban hasta el último óbolo y hasta sus propias ropas.
El nombre de María tiene ese poder mágico sobre el
corazón de Dios. Dios Hijo, Jesucristo, entrega todo
lo que tiene a aquellos que les extienden la mano
en nombre de su Madre; Dios Padre, fuente de toda
riqueza, concede toda gracia a aquellos
que mendigan delante suyo, invocando el nombre de
su Hija Bien amada. (...)
Nombre de salvación y de alegría
El nombre de María es un nombre salvador,
sobre todo en los peligros de orden moral.
¡Cuántas tentaciones fueron vencidas,
cuántos pecados evitados, cuántos
corazones inmundos purificados, cuántas
penosas confesiones extraídas de almas que se
creían para siempre cerradas!
Es también un nombre de consolación
y de alegría. Él disipa la tristeza en el alma
que lo pronuncia.
¿Tienes miedo de Dios y de su juicio?
Pensad en María e invocad su nombre:
vuestra confianza en Dios renacerá.
¿Tienes miedo de los hombres,
delante de los cuales te cubriste de vergüenza
y perdiste la reputación? Pensad
en María e invocad su nombre: y no
tendréis más recelo de levantar los ojos
delante de vuestros semejantes.
¿Os aplasta el peso de la humillación
o del dolor físico? Pensad en María,
invocad su nombre y seréis aliviados.
¿Temes a la muerte horrible que rompe
y pone fin a todo?
Pensad en María, invocad su nombre y
tendréis el coraje
de aceptar ese supremo sacrificio.
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"Este nombre tiene más virtud que el de todos los nombres de los Santos para consolar a los débiles, curar a los enfermos, iluminar a los ciegos, ablandar corazones endurecidos, fortificar a los que combaten, animar a los cansados y derribar el poder de los demonios". |
El nombre de María, en definitiva, es un nombre de
fuerza.
Cualesquiera que sean los enemigos que os amenazan,
vengan ellos del Infierno, como el demonio que os
tienta; o vengan del mundo, como los adversarios
que os persiguen, invocad el poderoso nombre de
María y a todos venceréis.Cualesquiera que sean
vuestras propias flaquezas, provengan ellas del orgullo,
de la envidia, de la sensualidad o de la pereza,
confiad vuestro débil corazón a la solicitud de la
Virgen, invocad el poderoso nombre de María y
os venceréis a vosotros mismos.
Precioso tesoro de la Santísima Trinidad
Recogiendo opiniones de los santos Doctores sobre
el nombre de María, San Juan Eudes nos trae esta
admirable síntesis:“El nombre de María, dice San
Antonio de Padua, es júbilo para el corazón, miel
para la boca y dulce melodía para los oídos".
“Bienaventurado el que ama vuestro nombre,
Oh María (es San Buenaventura quien habla),
porque este santo nombre es una fuente de gracias
que refresca el alma sedienta y produce frutos
de justicia".“Oh Madre de Dios, dice el mismo Santo,
qué glorioso y admirable es vuestro nombre.
El que lo lleva en su corazón se verá libre del miedo
de la muerte. Basta con pronunciarlo
para hacer temblar a todo el infierno y expulsar a
todos los demonios. Los que desean poseer la paz
y la alegría en el corazón, que honren vuestro
santo nombre".
“El nombre de María, dice San Pedro Crisólogo,
es nombre de salvación para los regenerados,
señal de todas las virtudes, honra de castidad;
es el sacrificio agradable a Dios; es la virtud
de la hospitalidad; es la escuela de santidad;
es, por fin, un nombre completamente maternal".
“Oh amabilísima María, exclama San Bernardo,
¡vuestro santo nombre no puede pasar por la boca
sin abrazar el corazón! Los que os aman no pueden
pensar en Vos, sin un consuelo y un gozo muy particular.
Nunca entras sin dulzura en la memoria de los que
os honran”.“Oh María, dice San Abad Raimundo Jordán,
llamado el Idiota, la Santísima Trinidad os dio un nombre
que, después del de vuestro Hijo, está por encima de todos
los nombres; nombre a cuya pronunciación deben doblar
las rodillas todas las criaturas del Cielo, de la tierra y
del Infierno, y toda lengua confesar y honrar la gracia,
la gloria y la virtud del santo nombre de María.
Porque, después del nombre de vuestro Hijo, no hay
quien sea tan poderoso para asistirnos en nuestras
necesidades, ni de quien debamos esperar más ayuda
de la que necesitamos para nuestra eterna salvación".
“Este nombre tiene más virtud que el de todos
los nombres de los Santos para consolar a los débiles,
curar a los enfermos, iluminar a los ciegos, ablandar
corazones endurecidos, fortificar a los que combaten,
animar a los cansados y
derribar el poder de los demonios” (...).
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El nombre de María es un nombre salvador, sobre todo en los peligros de orden moral. ¡Cuántas tentaciones fueron vencidas, cuántos pecados evitados, cuántos corazones inmundos purificados, cuántas penosas confesiones extraídas de almas que se creían para siempre cerradas! |
Escuchemos a San Germán de Constantinopla:
“Al igual que la respiración, dice, es no sólo
el signo, sino también la causa de la vida,
así que cuando véis cristianos que con frecuencia
tienen el santo nombre de María en sus bocas, es
señal que están vivos con la verdadera vida.
El cariño especial que tienen para este sagrado
nombre, da vida a los muertos,
conserva la vida y los llena de gozo y bendición”.
En una palabra, quien dice María, dice el más
precioso tesoro de la Santísima Trinidad, como
afirma Orígenes.
Quien dice María, dice el más admirable ornamento
de la casa de Dios. Quien dice María, dice la gloria,
el amor y las delicias del Cielo y de la Tierra.
Nombre terrible para los demonios
Concluímos con estas fervorosas palabras del
venerable Tomás de Kempis, respecto del glorioso
nombre de la Madre de Dios:
Los espíritus malignos tiemblan ante la Reina de
los Cielos, y huyen
como se corre del fuego, al escuchar su santo nombre.
Les causa pavor el santo y terrible nombre de María,
que para el cristiano es en extremo amable y es
constantemente celebrado.
No pueden los demonios comparecer ni pueden
poner en juego sus artimañas donde ven resplandecer
el nombre de María.
Como el trueno que resuena en el cielo, así caen
derribados al escuchar el nombre de Santa María.
Y cuanto más a menudo se profiere este nombre y
más fervorosamente se invoca,
más rápido y más lejos se escapan.
Nombre que debe ser continuamente invocado
De otro lado, los Santos Ángeles y los espíritus de los
justos se alegran y se regocijan con la devoción de los
fieles, al ver con cuánto afecto y frecuencia celebran
esta memoria de Santa María, cuyo glorioso nombre
aparece en todas las iglesias de la tierra,
especialmente en las consagradas en su alabanza.
Y es justo y digno que encima de todos los Santos
sea honrada en la Tierra la Madre de Dios, a quien
los Ángeles veneran todos a una sola voz,
con sublimes cantos.
Sea por tanto el nombre de María venerado por todos
los fieles, siempre amado por los devotos,
vinculado a los religiosos, recomendado a los seglares,
anunciado por los predicadores,
infundido a los afligidos, invocado en todos los
peligros.
(Clá Dias, João - Pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción Comentado, Artpress, São Paulo, 1997, p. 299 a 303)
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