UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





viernes, 9 de mayo de 2014

Constantino El Grande - Película religiosa


Arrio, tras formarse en Antioquía, difunde sus ideas en Alejandría, dónde en el 320, Alejandro, obispo de Alejandría, convoca un sínodo que reúne más de cien obispos de Egipto y Libia, y en el se excomulga a Arrio y a sus partidarios, ya numerosos. No obstante, la herejía continúa expandiéndose, llegando a desarrollarse una crisis de tan grandes proporciones, que el Emperador Constantino el Grande se vio forzado a intervenir para encontrar una solución. Fue el Concilio de Nicea, el 20 de mayo del 325 D.C., donde el partido anti-arriano bajo la guía de San Atanasio, diácono de Alejandría, logró una definición ortodoxa de la fe y el uso del término homoousion (consustancial, de la misma naturaleza) para describir la naturaleza de Cristo: ««Creemos en un solo Dios Padre omnipotente... y en un solo Señor Jesucristo Hijo de Dios, nacido unigénito del Padre, es decir, de la sustancia del Padre, Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no hecho, consustancial al Padre...»» (Manual de Doctrina Católica Denzinger - Dz 54).