Benedicto XVI dice que :
"el Tiempo de Cuaresma no debe ser un tiempo de tristeza"
San Francisco de Sales
"Un santo triste es un triste santo"
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Benedicto XVI presidió este miércoles en la colina romana del Aventino la procesión penitencial que abre el tiempo litúrgico de la Cuaresma y ofició la misa de las Cenizas, en la que dijo que la Cuaresma no debe ser un tiempo de tristeza y que el mundo actual necesita convertirse.
"La opinión común es que la Cuaresma es un tiempo de tristeza, grisáceo. Sin embargo es un don precioso de Dios, un tiempo fuerte y denso de significados en el camino de la Iglesia hacia la Pascua", afirmó el pontífice ante varios miles de personas que asistieron al rito en la basílica de Santa Sabina.
El papa manifestó que la Cuaresma es un tiempo de conversión y que el mundo necesita "ser convertido por Dios, necesita su perdón, su amor, ya que necesita un corazón nuevo".
El obispo de Roma dijo también que todos los hombres necesitan la gracia de Dios, para iluminar sus corazones y mentes.
En una tarde soleada, Benedicto XVI se trasladó desde el Vaticano al Aventino, una de las siete colinas de Roma, para recorrer en procesión el trayecto que va desde la basílica de San Anselmo hasta la de Santa Sabina, para recibir e imponer las cenizas, en este miércoles que marca el comienzo de la Cuaresma.
El papa Ratzinger presidió la procesión acompañado de numerosos cardenales, obispos, los monjes benedictinos de San Anselmo y los dominicos de Santa Sabina, sacerdotes y miles de fieles.
Una vez en Santa Sabina, el papa, que vestía paramentos morados, recibió la ceniza, señal de conversión y penitencia, de manos del cardenal Jozef Tomko, prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos y titular de ese templo.
Después, impuso las cenizas a Tomko, así como a otros cardenales, obispos, religiosos y fieles.
Hoy, durante la audiencia pública en el Vaticano, Benedicto XVI dijo que la Cuaresma es un tiempo de conversión caracterizado por el ayuno, la limosna y la oración, pero que el ayuno es algo más que abstenerse de comer, ya que incluye también otras formas de privaciones para llevar una vida más sobria.
"Con la imposición de la ceniza, damos inicio al tiempo de Cuaresma. Las cenizas nos recuerdan nuestra condición de criaturas, al mismo tiempo que nos invitan a la penitencia y la conversión", afirmó el papa, que exhortó a los creyentes a seguir a Cristo de manera "más decidida y coherente, renovando la gracia y los compromisos bautismales".
Con motivo de la Cuaresma, Benedicto XVI hizo público recientemente un mensaje en el que afirmó que la avidez de dinero provoca violencia, prevaricación y muerte y por ello durante la Cuaresma la Iglesia invita a la conversión del hombre, para que se libere de su egoísmo y del instinto de dominio sobre los demás y se abra a la caridad.
El papa Ratzinger se refirió al ayuno, la limosna y la oración y dijo que haciendo más pobre nuestra mesa aprendemos a superar el egoísmo para vivir en la lógica del don y del amor
"Soportando la privación de alguna cosa -y no sólo de lo superfluo- aprendemos a apartar la mirada de nuestro yo, para descubrir a alguien a nuestro lado", subrayó en su mensaje.
Benedicto XVI señaló asimismo que en su camino el hombre también se encuentra ante la tentación "del tener y de la avidez de dinero, que insidia el primado de Dios en nuestra vida".
"El afán de poseer provoca violencia, prevaricación y muerte. Por esto, la Iglesia, especialmente en el tiempo cuaresmal, recuerda la práctica de la limosna, es decir, la capacidad de compartir", destacó el papa.
El obispo de Roma añadió que la idolatría de los bienes "no sólo aleja del otro, sino que despoja al hombre, lo hace infeliz, lo engaña, lo defrauda sin realizar lo que promete, porque sitúa las cosas materiales en el lugar de Dios, única fuente de la vida".
El próximo 13 de marzo, el pontífice se retirará durante una semana de ejercicios espirituales en el Vaticano, que concluirán el 19 de marzo.