UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





miércoles, 15 de junio de 2011

Lectio Divina : Jueves 16 de Junio : Evangelio según Mateo 6,7-15. : (XI Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)

Lectio Divina : 
Jueves, 16 Junio, 2011
Evangelio según Mateo 6,7-15. 
(XI Semana del Tiempo Ordinario - Ciclo A -)
  
1) Oración inicial

¡Oh Dios!, fuerza de los que en ti esperan, escucha nuestras súplicas; y, pues el hombre es frágil y sin ti nada puede, concédenos la ayuda de tu gracia para guardar tus mandamientos y agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor.



2) Lectura
Evangelio según San Mateo 6,7-15.
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados.
No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor
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3) Reflexión

• El evangelio de hoy nos presenta la oración del Padre Nuestro, el Salmo que Jesús nos ha dejado. Hay dos redacciones del Padre Nuestro: la de Lucas (Lc 11,1-4) y la de Mateo (Mt 6,7-13). La redacción de Lucas es más breve. Lucas escribe para las comunidades que venían del paganismo. Trata de ayudar a las personas que están iniciando el camino de la oración. En el evangelio de Mateo, el Padre Nuestro está en aquella parte del Sermón del Monte, donde Jesús orienta a los discípulos y a las discípulas en la práctica de las tres obras de piedad: limosna (Mt 6,1-4), oración (Mt 6,5-15) y ayuno (Mt 6,16-18). El Padre Nuestro forma parte de una catequesis para judíos convertidos. Ellos estaban ya acostumbrados a rezar, pero tenían ciertos vicios que Mateo trata de corregir. En el Padre Nuestro Jesús resume toda su enseñanza en siete preces dirigidas al Padre. En estas sietes peticiones, retoma las promesas del Antiguo Testamento y manda pedir al Padre que Le ayude a realizarlas. Los primeros tres hablan de nuestra relación con Dios. Los otros cuatro tienen que ver con nuestra relación con los demás.
• Mateo 6,7-8: La introducción al Padre nuestro. Jesús critica a las personas para quienes la oración era una repetición de fórmulas mágicas, de palabras fuertes, dirigidas a Dios para obligarlo a responder a sus pedidos y necesidades. Quien reza debe buscar en primer lugar el Reino, mucho más que los intereses personales. La acogida de la oración de parte de Dios no depende de la repetición de las palabras, sino de la bondad de Dios que es Amor y Misericordia. El quiere nuestro bien y conoce nuestras necesidades, antes que recitemos nuestras oraciones.
• Mateo 6,9a: Las primeras palabras: “¡Padre Nuestro, que estás en el cielo!” Abba, Padre, es el nombre que Jesús usa para dirigirse a Dios. Expresa la intimidad que tenía con Dios y manifiesta la nueva relación con Dios que debe caracterizar la vida de la gente en las comunidades cristianas (Gal 4,6; Rom 8,15). Mateo añade al nombre del Padre el adjetivo nuestro y la expresión que estás en el Cielo. La oración verdadera es una relación que nos une al Padre, a los hermanos y a las hermanas y a la naturaleza. La familiaridad con Dios no es intimista, sino que expresa la conciencia de pertenecer a la gran familia humana, de la que participan todas las personas, de todas las razas y credos: Padre Nuestro. Rezar al Padre y entrar en la intimidad con él, es también colocarse en sintonía con los gritos de todos los hermanos y hermanas. Es buscar el Reino de Dios en primer lugar. La experiencia de Dios como Padre es el fundamento de la fraternidad universal.
• Mateo 6,9b-10: Las tres peticiones por la causa de Dios: el Nombre, el Reino, la Voluntad. En la primera parte del Padre-nuestro, pedimos para que se restaure nuestra relación con Dios. Para restaurar la relación con Dios, Jesús pide :
(a) la santificación del Nombre revelado en el Éxodo en ocasión de la liberación de Egipto; 
(b) pide la venida del Reino, esperado por la gente tras el fracaso de la monarquía; 
(c) pide el cumplimiento de la Voluntad de Dios, revelada en la Ley que estaba en el centro de la Alianza. El Nombre, el Reino, la Ley: son los tres ejes sacados del Antiguo Testamento que expresan cómo debe ser la nueva relación con Dios. Las tres peticiones muestran que es preciso vivir en la intimidad con el Padre, haciendo con que su Nombre sea conocido y amado, que su Reino de amor y de comunión se vuelva realidad, y que se haga su Voluntad así en la tierra como en el cielo. En el cielo, el sol y las estrella obedecen a la ley de Dios y crean el orden del universo. La observancia de la ley de Dios "así en la tierra como en el cielo" tiene que ser la fuente y el espejo de armonía y de bienestar en toda la creación. Esta relación renovada con Dios, se vuelve visible en la relación renovada entre nosotros que, a su vez, es objeto de cuatro peticiones más: el pan de cada día, el perdón de las deudas, el no caer en la tentación y la liberación del Mal.
• Mateo 6,11-13: Las cuatro peticiones por la causa de los hermanos: Pan, Perdón, Victoria, Libertad. En la segunda parte del Padre nuestro, pedimos que sea restaurada y renovada la relación entre las personas. Las cuatro peticiones muestran cómo deben ser transformadas las estructuras de la comunidad y de la sociedad para que todos los hijos y las hijas de Dios vivan con igual dignidad. Pan de cada día: La petición del "Pan de cada día" (Mt 6,11) recuerda el maná de cada día en el desierto (Ex 16,1-36). El maná era una “prueba" para ver si la gente era capaz de caminar según la Ley de Señor (Ex 16,4), esto es, si era capaz de acumular comida sólo para un día como señal de fe que la providencia divina pasa por la organización fraterna. Jesús invita a realizar un nuevo éxodo, una nueva convivencia fraterna que garantice el pan para todos. La petición de "perdón por las deudas" (6,12) recuerda el año sabático que obligaba a los acreedores al perdón de las deudas a los hermanos (Dt 15,1-2). El objetivo del año sabático y del año jubilar (Lev 25,1-22) era de deshacer las desigualdades y empezar de nuevo. ¿Cómo rezar hoy: “Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido". Los países ricos, todos ellos cristianos, se enriquecen gracias a la deuda externa de los países pobres. No caer en la Tentación: la petición "no caer en la tentación" (6,13) recuerda los errores cometidos en el desierto, donde el pueblo cayó en la tentación (Ex 18,1-7; Núm 20,1-13; Dt 9,7-29). Es para imitar a Jesús que fue tentado y venció (Mt 4,1-17). En el desierto, la tentación llevaba a la gente a seguir por otros caminos, a volverse atrás, a no asumir el camino de la liberación y a reclamar de Moisés que lo conducía la liberación. Liberación del Mal: el mal es el Maligno, Satanás, que trata de desviar y que, de muchas maneras, trata de llevar a las personas a no seguir el rumbo del Reino, indicado por Jesús. Tentó a Jesús para que abandonara el Proyecto del Padre y fuera el Mesías conforme a las ideas de los fariseos, de los escribas y de otros grupos. El Maligno aleja de Dios y es motivo de escándalo. Entra en Pedro (Mt 16,23) y tienta a Jesús en el desierto. Jesús lo vence (Mt 4,1-11).


4) Para la reflexión personal

• Jesús dice "perdona nuestras deudas", pero hoy rezamos "perdona nuestras ofensas" ¿Qué es más fácil: perdonar las ofensas o perdonar las deudas?
• ¿Cómo sueles recitar el Padre Nuestro: mecánicamente o poniendo toda tu vida y tu compromiso en él?


5) Oración final

Los montes se derriten como cera,
ante el Dueño de toda la tierra;
los cielos proclaman su justicia,
los pueblos todos ven su gloria. (Sal 97,5-6)