UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





viernes, 25 de junio de 2010

Lectio Divina : Viernes 25 de Junio : 12ª Semana del Tiempo Ordinario : 2 Reyes 25, 1-12 (Tiempo Ordinario - Ciclo C )


Lectio Divina
Viernes 25 de Junio
Primera Lectura  :
+ Lectio :
2 Reyes 25, 1-12
El día diez del mes décimo del año noveno del reinado de Sedecías, Nabucodonosor, rey de Babilonia, vino a Jerusalén con todo su ejército, la sitió y construyó torres de asalto alrededor de ella. La ciudad estuvo sitiada hasta el año undécimo del reinado de Sedecías.

El día nueve del cuarto mes, cuando el hambre había arreciado en la ciudad y la población no tenía ya nada que comer, abrieron una brecha en la muralla de la ciudad. El rey Sedecías y sus hombres huyeron de noche por el camino de la puerta que está entre los dos muros del jardín del rey, y ocultándose de los caldeos que tenían cercada la ciudad, escaparon en dirección al desierto.

El ejército caldeo persiguió al rey y le dio alcance en los llanos de Jericó, donde su ejército se dispersó y lo abandonó. Los caldeos capturaron la rey y lo llevaron a Riblá, donde estaba Nabucodonosor, rey de Babilonia, quien lo sometió a juicio. Nabucodonosor hizo degollar al los hijos de Sedecías en su presencia, mandó que le sacaran los ojos y lo condujo encadenado a Babilonia.

El día séptimo del quinto mes del año décimo noveno del reinado de Nabucodonosor en Babilonia, Nebuzaradán, jefe del ejército caldeo y súbdito del rey de Babilonia, entró en Jerusalén, quemó el templo del Señor, el palacio real y todas las casas de Jerusalén. Los soldados caldeos que estaban con el jefe del ejército, destruyeron las murallas que rodeaban la ciudad. Nebuzaradán deportó al resto de la población y tambén a los que se habian rendido al rey de Babilonia, y sólo dejó a algunos campesinos pobres para trabajar las viñas y los campos.
Palabra de Dios

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Primero en el 722 cae el Reino del norte y ahora en el 587 desaparece definitivamente el reino del sur. Con ello el pueblo puede ver que, como dirá siglos más adelante san Pablo, “El salario del pecado es la muerte”. El pueblo confiaba en sus reyes, en sus instituciones, en el templo, y habían descuidado completamente lo que agrada al Señor; se había convertido en un pueblo “pagano”, que se escudaba en su alianza con Dios y que pensaba que podía vivir como viven los paganos en el pecado, y que la Alianza los protegería de sus enemigos y de la muerte. La historia nos muestra lo equivocado que está el hombre cuando piensa que puede burlarse de Dios, que puede pecar y quedar sin consecuencias. Hermanos, aprendamos de esta triste experiencia del Pueblo de Dios y démonos cuenta de que no podemos pensar que simplemente por el hecho de estar bautizados o por asistir a misa el domingo podremos aspirar a la vida en abundancia y a la vida eterna. Es triste que tantos hermanos asistan el domingo a misa, pero apenas salen de la asamblea, regresan inmediatamente al pecado, a la injusticia, a la violencia. Es tremendo el número de hermanos que piensan que lo único importante en la vida es llevar a bautizar a los hijos sin darle después importancia el enseñarles a vivir cristianamente, a respetar el Evangelio y a nuestro Señor. Dios nos ha dejado el Antiguo Testamento para que nos sirva de experiencia. No cerremos nuestros ojos al estilo de vida que hoy llevan tantos hermanos. Busquemos la forma de, como el Profeta Jeremías, animarlos a cambiar su vida y regresar al Evangelio.


+ Oratio

Señor, yo sé que vivir según tu voluntad da la verdadera vida y felicidad, lo mismo que bien sé que si me alejo de ti me alejo en realidad de la vida y el amor. No permitas que me aleje de ti, mi Dios, más bien, lléname de tu Espíritu Santo para que pueda buscarte sin descanso y que de este modo toda mi vida esté rendida a ti.


+ Operatio

Hoy haré un examen de conciencia profundo, pediré perdón al Señor y me programaré para confesarme lo antes posible.