UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





miércoles, 27 de agosto de 2014

Jueves 28 de Agosto: Fiesta de San Agustín. "Tarde te amé"


¡Tarde te amé, 
hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé!
Y ves que tú estabas dentro de mí y yo fuera,
Y por fuera te buscaba;
Y deforme como era,
Me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste.
Tú estabas conmigo mas yo no lo estaba contigo.
Me retenían lejos de ti aquellas cosas
Que, si no estuviesen en ti, no serían.
Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera:
Brillaste y resplandeciste, y fugaste mi ceguera;
Exhalaste tu perfume y respiré,
Y suspiro por ti;
Gusté de ti, y siento hambre y sed;
Me tocaste y me abrasé en tu paz.
"Nos hiciste, Señor, para ti, y nuestro corazón está
inquieto hasta que descanse en ti"
Del libro de las Confesiones de san Agustín, obispo.
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Esta breve y profunda oración es como una flecha que san Agustín lanzó en el siglo IV y que desde entonces, va traspasando corazones uno detrás de otros. Quien lee este texto y entiende lo que Agustín sentía en ese momento, ha unido su corazón al suyo, dentro de un inmenso collar que salta por encima del tiempo y del espacio.