UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





sábado, 17 de noviembre de 2012

Sábado 17 Noviembre : Beatificación de la hermana Crescencia Pérez en Pergamino (Argentina)





Un representante del Papa Benedicto XVI beatificará hoy en la ciudad bonaerense de Pergamino a María Crescencia Pérez, una religiosa argentina que vivió a principios del siglo XX, 
en una ceremonia para la que se aguarda una presencia multitudinaria de fieles.
La beatificación de la religiosa será proclamada por el cardenal Angelo Amato, quien viajó desde el Vaticano, hecho que conmueve a los pergaminenses de fe católica.
"Pergamino se encuentra estremecida por el acontecimiento, y ya la ciudad se considera de María Crescencia", confiesan los habitantes que asistirán al acto religioso.
La ceremonia de su beatificación está prevista para las 11, cuando el cardenal Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, lea la proclama que le permitirá recibir culto público.
El cuerpo de la monja se conserva incorrupto, un signo que la Iglesia le atribuye a su santidad, y reposa en una tumba en el colegio de la Congregación de las Hermanas del Huerto a la que pertenecía.
La hermana María Crescencia nació en la localidad bonaerense de San Martín el 17 de agosto de 1897, y siendo muy pequeña se trasladó con su familia a Pergamino, por problemas de salud de su madre.
En el Hogar de Jesús cursó el ciclo primario y luego se recibió de maestra de Labores, actividad que desempeñó con humildad como definieron quienes la conocieron, junto con la de catequista en los primeros años de su vida religiosa.
El 31 de diciembre de 1915 había ingresado al Noviciado de las Hermanas del Huerto, en Buenos Aires y enseguida se distinguió por su afán de ser como Teresita del Niño Jesús, santa de las pequeñas cosas diarias, y ejerció la caridad.
En otra etapa de su vida y mientras su salud declinaba se dedicó a los enfermos, niños con tuberculosis ósea, en el sanatorio Marítimo de Mar del Plata y murió en Vallenar, Chile, donde durante años, y ya minada por la tuberculosis, cuidó con singular esmero a leprosos.
Estuvo por última vez en Pergamino en 1928, y luego partió a su destino chileno, pero había afirmado que "por cumplir la voluntad de Dios iría al fin del mundo", lo que hizo hasta el día de su muerte, el 20 de mayo de 1932.
Un intenso aroma a violetas se sintió en el momento de su fallecimiento, dijeron numerosos testigos. Ella había advertido que habría una señal y éste es un signo que suele repetirse ante algunos de los miles de fieles que visitan su tumba en Pergamino, donde fue trasladada en 1986.
El milagro que hacía falta para la beatificación de María Crescencia se manifestó en María Sara Pane, quien sufría de diabetes infantil y en 1995, con 23 años, se le declaró una hepatitis. Los médicos que la asistían le dieron tres días de vida.
La única cura era un trasplante de hígado. En esas instancias fue trasladada del hospital Aeronáutico al Italiano. Allí, una hermana del Huerto le había llevado una estampita de María Crescencia, a quien la enferma le habló como "a una madre" y le pidió por su salud y por su pequeño hijo, de acuerdo con su relato.
Después de haber recibido la extremaunción, María Sara se recuperó. La curación de su hígado fue tal que uno de los médicos que iba a realizar el trasplante le dijo que era "la primera vez que veía que la ciencia y el milagro se juntaban".
Pasaron 15 años hasta que la junta médica del Vaticano analizó el caso, lo consideró un milagro y recomendó a Benedicto XVI la beatificación de Crescencia, concedida finalmente en noviembre del año pasado.
Circuito El Panorámico. En la misa de beatificación de hoy en el circuito El Panorámico (avenida Almafuerte y Paraguay) estará el obispo de San Nicolás, Héctor Cardelli, además del gobernador de Buenos Aires, Daniel Scioli, ya que se trata del primer beato bonaerense.
"Estamos en vísperas de un acontecimiento nacional muy importante, sin precedentes, como es la ceremonia de la beatificación de la hermana Crescencia, una mujer que se caracterizó por serle fiel a Dios, por desplegar una intensa vocación de servicio", dijo el padre Carlos Pérez, uno de los diez sobrinos de la beata.
La precedió hace cinco años Ceferino Namuncurá, el primer indígena argentino en ser beatificado. Ceferino fue un laico salesiano mapuche de Río Negro.
Las hijas de la Virgen del Huerto
La Congregación de las Hijas de María Santísima del Huerto (a la que pertenecía María Crescencia), conocidas también como gianellinas, fue fundada por Antonio María Gianelli, sacerdote nombrado santo, el 12 de enero de 1829 en la ciudad de Chiavari, provincia de Liguria, Italia. En 1853 la Iglesia reconoce formalmente a la orden.
Estuvo integrada en un principio por doce religiosas que fueron conocidas por su caridad. La orden se extendió por distintos puntos de Italia, abriéndose al servicio de hospitales, hospicios para huérfanos y escuelas.
El santuario de la Virgen del Huerto está en ciudad de Chiávari.
En Rosario, la congregación fundó en 1863 su colegio, levantado en Juan Manuel de Rosas y San Juan. Las hermanas de la orden desplegaron su actividad en hospitales, hospicios de huérfanos y diversas casas de salud.
Actualmente la orden tiene en el país 39 casas que albergan a 214 religiosas que ejercen su apostolado en escuelas, hogares de niños, hospitales, escuelas especiales y casas de retiro de nueve provincias del país.