Lectio Divina:
Viernes, 27 Junio, 2014
(Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús - Ciclo A -)
1) ORACIÓN INICIAL
Que tu pueblo, Señor, exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu; y que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resucitar gloriosamente. Por nuestro Señor.
2) LECTURA DEL EVANGELIO
2) LECTURA DEL EVANGELIO
Del Evangelio según Mateo 11,25-30
En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»
Palabra del Señor
3) REFLEXIÓN
• El contexto del Capítulo 11 de Mateo en el que aparece el evangelio de hoy. En el Evangelio de hoy, Jesús acoge a los pequeños y manifiesta el deseo de que los pobres encuentren descanso y paz. Por esta opción por los pobres y excluidos, Jesús fue criticado y perseguido. Mucha gente no fue capaz de entenderlo. Juan Bautista, que miraba a Jesús con los ojos del pasado, se quedó con la duda (Mt 11,1-15). La gente, que miraba a Jesús con finalidad interesada, no supo cómo acogerlo (Mt 11,16-19). Las grandes ciudades alrededor del lago, que oyeron la predicación de Jesús y vieron sus milagros, no quisieron aceptar su mensaje (Mt 11,20-24). Los sabios y los doctores, que juzgaban todo a partir de su propia ciencia, no fueron capaces de entenderlo (Mt 11,25). Solamente los pequeños lo entendieron y aceptaron la Buena Nueva del Reino (Mt 11,25-30).
• Mateo 11,25-26: El Evangelio revelado a los pequeños. Ante esta contradicción que marcaba su vida, Jesús reza así: "Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.” Los sabios, los doctores, animados por una idea equivocada de Dios, habían creado una serie de leyes que imponían a la gente en nombre de Jesús. Pero la ley del amor, traída por Jesús, dice lo contrario. Lo que importa, no es lo que hacemos para Dios, sino lo que Dios, en su gran amor, ¡hace por nosotros! El pueblo pobre, los pequeños, entendía este mensaje de Jesús y quedaba alegre. Los sabios pensaban que Jesús estaba equivocado. No podían entender su enseñanza. Y Jesús termina: ¡Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito! Agrada al Padre el que los sabios y los inteligentes no entiendan su mensaje. Si quisiesen entenderlo, tendrán que hacerse discípulos de los pequeños, de los pobres y de los excluidos.
• Mateo 11,27: El Hijo conoce al Padre y lo revela a quien quiere. Jesús, como Hijo, conoce al Padre. El sabe lo que el Padre quería, cuando, siglos atrás, entregó a Moisés la Ley. Aquello que el Padre nos tiene que decir, El lo reveló a Jesús, el Jesús que lo revela a los pequeños, pues éstos se abren a su mensaje.
• Mateo 11,28-30: Venid a mí todos. Jesús convida a todos los que están cansados bajo el peso de la ley, de las observancias y de los impuestos, y promete descanso. Dice: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Muchas veces, esta frase fue manipulada para pedir al pueblo sumisión, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiere decir es lo contrario. Pide que el pueblo deje de lado a los profesores de religión de la época y empiece a aprender de él, que es "manso y humilde de corazón". Jesús no es como los escribas que se vanaglorian de su ciencia, sino que es como el pueblo que vive humillado y explorado. Jesús, el nuevo maestro, sabe por experiencia lo que le pasa a la gente y lo que el pueblo sufre. ¡Jesús es el amparo que el Padre ofrece al pueblo cansado!
• Mateo 11,28-30: Venid a mí todos. Jesús convida a todos los que están cansados bajo el peso de la ley, de las observancias y de los impuestos, y promete descanso. Dice: “Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón”. Muchas veces, esta frase fue manipulada para pedir al pueblo sumisión, mansedumbre y pasividad. Lo que Jesús quiere decir es lo contrario. Pide que el pueblo deje de lado a los profesores de religión de la época y empiece a aprender de él, que es "manso y humilde de corazón". Jesús no es como los escribas que se vanaglorian de su ciencia, sino que es como el pueblo que vive humillado y explorado. Jesús, el nuevo maestro, sabe por experiencia lo que le pasa a la gente y lo que el pueblo sufre. ¡Jesús es el amparo que el Padre ofrece al pueblo cansado!
• Las comunidades de la época de Mateo atravesaban un momento difícil y peligroso, al salir del mundo cerrado de las observancias y de los sacrificios hacia el mundo abierto de amor y de misericordia. También nosotros estamos en una travesía difícil hacia un nuevo tiempo y una nueva manera de ser cristianos. El evangelio de hoy es un espejo de lo que ocurre en nuestras comunidades. Nosotros también queremos que nuestras comunidades sean un amparo que el Padre ofrece al pueblo cansado y pobre. Por esto es importante que dejemos que el Padre sea el centro de nuestras vidas y que podamos decir con Jesús: “¡Nosotros, hijos e hijas, conocemos al Padre, y el Padre nos conoce!” Así podremos ser una presencia contemplativa y profética en medio de la gente pobre.
4) PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
4) PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL
• La ciencia puede ayudar y puede impedir el reconocer y acoger el mensaje de Jesús. ¿Qué es lo que más domina en mi vida?
• Los pequeños entienden y aceptan el mensaje. ¿Aprendí de ellos algo que no sabía?
5) ORACIÓN FINAL
¡Alabad a Yahvé desde el cielo,
alabadlo en las alturas,
alabadlo, todos sus ángeles,
todas sus huestes, alabadlo! (Sal 148,1-2)
alabadlo en las alturas,
alabadlo, todos sus ángeles,
todas sus huestes, alabadlo! (Sal 148,1-2)