UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





miércoles, 10 de julio de 2013

Miércoles, 10 de Julio : San Cristóbal, Mártir


A ti acudimos, San Cristóbal,
para que nos acompañes a los largo de la vida
y nos alcances poder llegar al fin de cada día
con salud, bienestar, paz y gracia de Dios.
Tú llevaste sobre tus hombros al Niño Jesús
que así quiso premiarte por tus servicios ofrecidos
a todos quienes te pedían ayuda en el camino.
Ya que eres abogado de los que están en camino,
y especialmente de los conductores,
rogamos tu intercesión par que nos asistas en el viaje
y nos obtengas del Señor, el bien de regresar
felices y agradecidos a nuestros hogares.
Amén.

Breve historia de San Cristóbal
Según la tradición, fue el hijo único de un rey cananeo; nació en Sidón o en Tiro. Antes de ser bautizado se llamaba Relicto. Era un verdadero gigante por su estatura, de abundante cabellera y mirada profunda; despertaba en todos una gran simpatía.
Mientras fue pagano, pensó sólo en aventuras. Su sed de gloria le impulsó a poner su espada al servicio de "el que sea el rey más grande de la tierra", decía con entusiasmo. Y por esto, dejando su patria, fue a luchar para el emperador de Roma.
Durante tiempo buscó nuevo maestro y encontró a un ermitaño cristiano, quien le habló de ofrecer su vida a Cristo y lo bautizó.
Además el ermitaño lo instruyó en el conocimiento de los misterios de la fe verdadera. Le preguntó entonces Relicto al ermitaño: "¿Cómo he de servir a mi nuevo Señor?". Le responde éste: "Con la oración y el ayuno". "No sé rezar". "Ayuna, entonces". "¿No ves mi corpulenta estatura? He de comer más que los otros para sostenerme". "Sírvele entonces con tu estatura y tu fuerza. Ayuda a vadear el río a los caminantes que lo necesiten".
Obedeció exactamente al eremita.
Su cuerpo gigantesco empezó a transportar sobre sus hombros a los que no se atrevían a vadear la corriente. Y así una temporada; hasta que un día vio un niño en la ribera; y habiéndole preguntado qué deseaba, el pequeño le respondió que le pasase a la otra orilla. Lo puso al hombro, creyendo que el peso sería insignificante.
«Cristóbal entró animoso al río con su báculo (una vara con la que solía ir a todas partes), como jugueteando con las olas; pero a los pocos instantes se iba a pique, arrebatado de la furia de las aguas. Crecían éstas; se hinchaban las olas; procuraba él cortarlas valientemente, haciendo pie firme en la arena; pero nada le valía, porque el Niño que llevaba en sus hombros le abrumaba tanto con el peso, que si Él mismo no le diera la mano, en ellas hubiera hallado su sepultura. Rendido, sudando y gimiendo, salió a la orilla y admirado puso al Niño en la arena y le dijo:
"¿Quién eres, Niño? En gran peligro me has puesto. Jamás me vi en riesgo de perder la vida, sino hoy, que te llevé sobre mi espalda. Las aguas aumentaban su enojo, y Tú ibas multiplicando tu peso. No pesabas tanto al principio. ¿Quién eres, Niño, que tan en la mano tienes hacerte ligero o pesado? Creo que más pesas Tú que el Mundo..."
Y entonces oyó Relicto la respuesta, en la cual se le señalaba, precisamente, el nombre que habría de adoptar en el Bautismo:
"Te llamarás Cristóbal, porque has llevado a Cristo sobre tus hombros. No te admires de que yo te pese más que el mundo, aunque me veas tan niño; porque, realmente, peso yo más que el mundo entero. Yo soy de este mundo, que dices, el único Creador; y así, no sólo al mundo, sino al Creador del mundo, has tenido sobre ti. Bien puedes gloriarte con el peso: Yo soy ese Señor que buscas. Hallaste ya lo que deseas y a quien has servido tanto en esas obras piadosas. Y aunque sobra mi palabra para crédito de mi verdad, pues sólo porque yo lo digo tiene su firmeza la fe, ejecutaré un prodigio para que conozcas la grandeza de este Niño pequeño. Vuélvete a tu casa, no tienes ya que temer las olas. Fija en la tierra ese árido tronco que te sirve de báculo, que mañana lo verás, no sólo florido, sino coronado de frutos"».
A la mañana siguiente el bastón se había transformado en una palmera llena de frutos. El milagro impactó a muchos. Con la alegría de ser un discípulo de Cristo, Cristóbal se encargó de anunciar en toda la ciudad de Samos el Evangelio produciéndose muchas conversiones,
Ante esta situación el prefecto de la región de Lycia, apoyado en los decretos del emperador Decio, persiguió a Cristóbal; fue encarcelado y después de ser torturado, fue decapitado.
Es considerado patrono de “los que llevan a otros” y por ello de los automovilistas, transportistas, etc.