(RV).- (Con audio) “La Iglesia no es una organización cultural, sino “la familia de Jesús”: Lo subrayó el Papa Francisco en su homilía de esta mañana durante su habitual misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
El Obispo de Roma reafirmó que los cristianos no deben avergonzarse de vivir con el escándalo de la Cruz y exhortó a no dejarse “atrapar poro el espíritu del mundo”. Concelebró con el Pontífice el Cardenal Arzobispo de La Habana, Jaime Lucas Ortega y Alamino, y participó en esta celebración un grupo de Gentil hombres de Su Santidad.
¿Con qué autoridad haces estas cosas? El Papa Francisco comenzó su homilía partiendo de la pregunta dirigida a Jesús por los escribas y los sumos sacerdotes. Una vez más, observó, quieren tenderle “una trampa” al Señor, tratando de arrinconarlo, de hacer que se equivoque. Pero, ¿cuál es – se preguntó el Papa – el problema que esta gente tenía con Jesús? ¿Acaso son los milagros que hacía? No, no es esto. En realidad – afirmó – “el problema que escandalizaba a esta gente era lo que los demonios gritaban a Jesús: “¡Tú eres el Hijo de Dios! ¡Tú eres el Santo!”. Éste es el centro, esto escandaliza de Jesús. “El hecho de que Él es Dios, que se ha encarnado”.
También a nosotros – prosiguió Francisco – “nos tienden trampas en la vida”, y esto que “escandaliza de la Iglesia es el misterio de la Encarnación del Verbo”. Y esto no se tolera, esto el demonio no lo tolera”:
“Cuántas veces se escucha decir: ‘Pero ustedes los cristianos, sean un poco más normales, como las demás personas, razonables!’ Precisamente éste es un razonamiento de encantadores de serpientes: ‘¿Pero sean así, no?, un poco más normales, no sean tan rígidos…’. Pero detrás de esto está: ¡No vengan con historias, que Dios se ha hecho hombre! La Encarnación del Verbo, ¡éste es el escándalo que está detrás! Nosotros podemos hacer todas las obras sociales que queramos, y dirán: ‘pero qué buena, la Iglesia, que buena la obra social que hace la Iglesia’. Pero si nosotros decimos que hacemos esto porque esas personas son la carne de Cristo, se produce el escándalo. Y ésta es la verdad, ésta es la revelación de Jesús: esa presencia de Jesús encarnado”.
Y “éste es el punto” – subrayó el Papa –: “Siempre existirá la seducción de hacer cosas buenas sin el escándalo del Verbo Encarnado, sin el escándalo de la Cruz”. En cambio, debemos “ser coherentes con este escándalo, con esta realidad que hace escandalizar”. Es “mejor así: la coherencia de la fe”. El Papa recordó después cuanto afirma el Apóstol Juan: “Esos que niegan que el Verbo ha venido en la carne son del anticristo, son el anticristo”. Por otra parte – dijo Francisco – “sólo aquellos que dicen que el Verbo ha venido en la carne son del Espíritu Santo”. El Santo Padre afirmó asimismo que “nos hará bien a todos nosotros pensar esto: la Iglesia no es una organización cultural, sino religiosa, y también social”:
“La Iglesia es la familia de Jesús. La Iglesia confiesa que Jesús es el Hijo de Dios que ha venido en la carne: ese es el escándalo, y por esto perseguían a Jesús. Y al final, lo que no había querido decir Jesús a estos – ‘¿Con qué autoridad haces esto?’ – lo dice al Sumo sacerdote. ‘pero, al final dinos: ¿Eres tú el Hijo de Dios?’ – ‘¡Sí!’. Condenado a muerte, por esto. Éste es el centro de la persecución. Si nosotros nos convertimos en cristianos razonables, en cristianos sociales, en cristianos sólo de beneficencia, ¿cuál será la consecuencia? Que no tendremos más mártires: esa será la consecuencia”.
En cambio, cuando nosotros, los cristianos, decimos esta verdad, que “El Hijo de Dios ha venido y se ha hecho carne”, cuando nosotros – prosiguió el Papa – “predicamos el escándalo de la Cruz, vendrán las persecuciones, vendrá la Cruz” y esto “será bueno”, “así es nuestra vida”:
“Pidamos al Señor que no tengamos vergüenza de este escándalo de la Cruz. Y también la sabiduría: pidamos la sabiduría de no dejarnos atrapar por el espíritu del mundo, que siempre nos hará propuestas educadas, propuestas civiles, propuestas buenas pero detrás de estas está precisamente la negación del hecho de que el Verbo ha venido en la carne, de la Encarnación del Verbo. Que, al final, es lo que escandaliza a los que persiguen a Jesús, es lo que destruye, la obra del diablo. Así sea”.
(María Fernanda Bernasconi – RV).