UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





miércoles, 17 de octubre de 2012

Papa explica el Credo durante su primera catequesis del Año de la Fe

Benedicto XVI ha comenzado un nuevo ciclo de catequesis sobre el Año de la Fe, que comenzó el pasado 11 de octubre y que durará hasta el 24 de noviembre de 2013.

Queridos hermanos y hermanas: Hoy comienzo una serie de catequesis que busca profundizar el tema de la fe para renovar la alegría de creer en Jesucristo y  caminar tras sus huellas. La Iglesia nos guía en este propósito por medio de la Palabra, los sacramentos y una caridad activa. Creer no es el encuentro con una idea o un programa, sino con una Persona, que vive y nos transforma al revelarnos nuestra verdadera identidad.

Creer no es algo extraño y lejano a nuestra vida, algo accesorio; al contrario, la fe en el Dios del amor, que se ha encarnado y ha muerto en la cruz por nuestra salvación, nos presenta de forma clara que sólo en el amor encuentra el hombre su plenitud. En cambio, todo lo que es contrario a ese amor lo destruye. Así, Dios ha querido revelarse y mostrarnos su designio haciéndonos capaces de reconocerle presente en la historia, con su Palabra y su obra. La Iglesia se hace portadora de este anuncio que contiene la regla de la fe, a la que debemos mantenernos fieles. En el Credo está lo esencial de esa fe, no sólo desde un punto de vista intelectual, sino, sobre todo, vivencial, pues sobre esa base debemos fundar nuestra conducta, la vida moral, ya que la fe exige nuestra conversión, por encima de todo relativismo y subjetivismo.