UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL


«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»

Benedicto XVI, 16 septiembre 2005


HISTORIA Y PASOS DE LA LECTIO DIVINA




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO





jueves, 2 de junio de 2011

Lectio Divina : Viernes 3 de Junio : Evangelio según Juan 16,20-23a. : (Viernes de la VI Semana de Pascua - Ciclo A)

 
Lectio Divina : 
Viernes, 3 Junio, 2011
Evangelio según Juan 16,20-23a. 
(Viernes de la VI Semana de Pascua - Ciclo A)

 
1) Oración inicial
¡Oh Dios!, que por la resurrección de tu Hijo nos has hecho renacer a la vida eterna; levanta nuestros corazones hacia el Salvador, que está sentado a tu derecha, a fin de que cuando venga de nuevo, los que hemos renacido en el bautismo seamos revestidos de una inmortalidad gloriosa. Por nuestro Señor.
 
 
2) Lectura
Evangelio según San Juan 16,20-23a.
Les aseguro que ustedes van a llorar y se van a lamentar; el mundo, en cambio, se alegrará. Ustedes estarán tristes, pero esa tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo.
También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar.
Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. 
Palabra del Señor

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3) Reflexión
• En estos días entre Ascensión y Pentecostés, los evangelios de cada día están sacados de los capítulos de 16 a 21 del evangelio de San Juan, y forman parte del así llamado “Libro de la Consolación o de la Revelación” (Jn 13,1 a 21,31). Este libro está subdividido de la siguiente manera: despedida de los amigos (Jn 13,1 a 14,31); testamento de Jesús y oración al Padre (Jn 15,1 a 17,28); la obra consumida (Jn 18,1 a 20,31). El ambiente es de tristeza y de expectativa. Tristeza, porque Jesús se despide y la añoranza invade el corazón. Expectativa, porque está llegando la hora de recibir el don prometido del consolador que hará desaparecer la tristeza y traerá la alegría de la presencia amiga de Jesús en medio de la comunidad.
• Juan 16,20: La tristeza se transformará en Alegría. Jesús dice: También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar”. La frecuente alusión a la tristeza y al sufrimiento refleja el ambiente de las comunidades de finales del primer siglo en Asia Menor (actual Turquía), para las cuales Juan escribe su evangelio. Ellas vivían en una situación difícil de persecución y de opresión que era causa de tristeza. Los apóstoles habían enseñado que Jesús volvería pronto, pero la parusía, el retorno glorioso de Jesús, se estaba demorando y la persecución aumentaba. Muchos eran impacientes: “¿Hasta cuándo?” (cf 2Tess 2,1-5; 2Pd 3,8-9). Porque una persona sólo aguanta una situación de sufrimiento y de persecución cuando sabe que el sufrimiento es camino y condición para la perfecta alegría. Y entonces, aún teniendo la muerte delante de los ojos, la persona aguanta el dolor. Por esto el evangelio presenta la comparación tan bonita del parto.
• Juan 16,21: La comparación con los dolores del parto. Todos entienden esta comparación, sobre todo las madres: La mujer, cuando va a dar a luz, siente angustia porque le llegó la hora; pero cuando nace el niño, se olvida de su dolor, por la alegría que siente al ver que ha venido un hombre al mundo”. El dolor y la tristeza causadas por la persecución, aunque no ofrezcan un horizonte de mejoría, non son estertores de muerte, sino dolores de parto. Las madres saben de esto por experiencia. El dolor es terrible, pero aguantan, porque saben que el dolor es fuente de vida nueva. Así es el dolor de la persecución de los cristianos, y así puede y debe ser vivido cualquier dolor, siempre que sea a la luz de la experiencia de la muerte y resurrección de Jesús.
• Juan 16,22-23a: La alegría eterna. Jesús aplica una comparación: También ustedes ahora están tristes, pero yo los volveré a ver, y tendrán una alegría que nadie les podrá quitar. Esta es la certeza que anima a las comunidades cansadas y perseguidas de Asia Menor y las hace cantar de alegría en medio de los dolores. Como dice San Juan de la Cruz: “¡En una noche oscura, con ansias y amores inflamada, oh dichosa ventura, salí sin ser notada, estando ya mi casa sosegada!” La expresión En ese día indica la llegada definitiva del Reino que trae consigo su propia claridad. A la luz de Dios no habrá más necesidad de preguntar cosa alguna. La luz de Dios es la respuesta total y plena a todas las preguntas que pueden nacer de dentro del corazón humano.
 
4) Para la reflexión personal
• Tristeza e alegría. Existen juntas en la vida. ¿Cómo acontecen en mi vida?
• Dolores de parto. Esta experiencia está en el origen de la vida de cada uno de nosotros. Mi madre aguantó el dolor con esperanza, y por esto yo estoy vivo. Me detengo un momento y pienso en este misterio de la vida.
 
5) Oración final
¡Pueblos todos, tocad palmas,
aclamad a Dios con gritos de alegría!
Porque Yahvé, el Altísimo, es terrible,
el Gran Rey de toda la tierra. (Sal 47,2-3)