A quienes hemos decidido seguir a Cristo, debemos estar siempre preparados para enfrentar los embates del Diablo |
Todos los días los
cristianos nos enfrentamos a una batalla espiritual. La propia Palabra de
Dios nos enseña que nuestra vida en la tierra es un combate constante contra
el Maligno, y nos recuerda, a quienes hemos decidido seguir a Cristo, estar
siempre preparados para enfrentar los embates del Diablo. Para hacer de esta
Cuaresma un verdadero tiempo de conversión, sin ningún tipo de concesión al
Demonio, te presentamos estas diez eficaces armas espirituales.
1.- Lleva una vida
ordenada
En primer lugar, presta
mucha atención a la oración, que es la base de tu vida espiritual. Date un
tiempo también para leer la Biblia; te sugerimos leer detenidamente el
Evangelio de San Mateo 25,35-40.
Por otra parte, debes
estar firmemente arraigado en tu vocación. Podría ser la vida
matrimonial, el sacerdocio, la vida consagrada, etc. Pero sea cual sea tu
vocación, debes ser fiel en todas las cosas a la llamada que Dios te ha dado.
Finalmente, dedica
un tiempo a la Iglesia. Sabemos que no todos hemos sido llamados de tiempo
completo al ministerio en la Iglesia, pero todos podemos colaborar de alguna
manera, en la medida de nuestras posibilidades.
2.- Rechaza tajantemente
la tentación
Un problema en el
combate espiritual es la respuesta lenta y débil a la tentación. Pero con la
gracia de Dios, puedes fortalecer tu voluntad para rechazar con decisión y
firmeza la tentación desde el principio. Por otra parte, a menudo tenemos
tentación porque nos colocamos en una situación cercana al pecado. Pero
recuerda siempre este proverbio: “El que con fuego juega, tarde o temprano se
quema”.
3.- Ubica al enemigo y
pide ayuda a Dios
Cuando caemos en la
tentación resulta muy útil admitirlo de esta manera: “Estoy siendo tentado
por el Diablo, el enemigo de Dios”. Nómbralo y pronuncia oraciones
cortas y fervientes para pedir la ayuda del Señor. Algunos ejemplos de
estas oraciones cortas, pero poderosas son: “Jesús, yo confío en ti…” “Dulce
Corazón de María, sé mi salvación …” “¡Señor, sálvame …” “Señor ven a mi
rescate …” y por supuesto, invocar con fe y confianza los santos nombres de
Jesús, María y San José.
4.- Combate la
desolación
La desolación espiritual
se experimenta como oscuridad ante la verdad divina, insensibilidad ante la
Palabra, pereza para hacer el bien, lejanía del Señor. Puede tener una fuerza
inesperada y tambalear tus buenas intenciones que tenías sólo un día antes. San
Ignacio decía que en estado de desolación, es importante: más oración y
más meditación, examinar tu conciencia (mira por qué estás en desolación) y
finalmente aplicarse alguna penitencia adecuada.
|

UNA NUEVA PRIMAVERA ESPIRITUAL
«Si se promueve la lectio divina con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia… La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón… No hay que olvidar nunca que la Palabra de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz en nuestro camino»
Benedicto XVI, 16 septiembre 2005




INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO
jueves, 21 de julio de 2022
10 poderosas armas para luchar contra el Demonio.
El método de la Lectio Divina y sus 10 pasos metodológicos.
La Lectio Divina
La lectio divina indica actualmente una forma tradicional de leer y meditar en la Palabra de Dios. La expresión lectio divina o lectio sacra no significa directamente una lectura cualquiera o un estudio de la Biblia con finalidades científicas, literarias, exegéticas o hermenéuticas, ni tampoco una forma de meditación tradicional, sino más bien una atención particular a la palabra revelada y a aquel que nos habla en ella, el mismo Dios. Su cualificación de «divina" indica que la lectio tiene como objeto la Palabra de Dios y que se hace en la presencia del Dios vivo, bajo la acción de su gracia. Supone una relación con el Padre que nos habla en su Verbo y con el Espíritu que es el maestro y el éxegeta de la Escritura, en comunión con toda la Iglesia.
La lectio divina indica actualmente una forma tradicional de leer y meditar en la Palabra de Dios. La expresión lectio divina o lectio sacra no significa directamente una lectura cualquiera o un estudio de la Biblia con finalidades científicas, literarias, exegéticas o hermenéuticas, ni tampoco una forma de meditación tradicional, sino más bien una atención particular a la palabra revelada y a aquel que nos habla en ella, el mismo Dios. Su cualificación de «divina" indica que la lectio tiene como objeto la Palabra de Dios y que se hace en la presencia del Dios vivo, bajo la acción de su gracia. Supone una relación con el Padre que nos habla en su Verbo y con el Espíritu que es el maestro y el éxegeta de la Escritura, en comunión con toda la Iglesia.
Sigue...................
El Vaticano reconoce jurídicamente y oficialmente la Asociación internacional de exorcistas (AIE)
La Congregación para el Clero, mediante un decreto fechado el 13 de junio 2014, reconoció jurídicamente a la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE).
Según la información de L’ Osservatore Romano, el dicasterio de la Santa Sede concedió la personaría jurídica de la asociación internacional de fieles con base al canon 322, parágrafo 1 del Codex iuris canonici´, aprobando también sus estatutos.
La idea de englobar a los exorcistas en una asociación surgió del célebre exorcista el padre Gabriele Amorth en la década de los 80, con el objetivo de celebrar reuniones en las que compartir experiencias y reflexiones para así poder ayudar de un modo más concreto y eficaz a las personas que recurrían a ellos.
Y es que, según indica la nota del L’ Osservatore Romano, en aquel periodo se produjo un incremento de la difusión de las "prácticas ocultas", por lo que un creciente número de fieles reclamaba la ayuda de los exorcistas.
Dos años más tarde, en 1993, el padre Amorth y sus colegas italianos participaron en un simposio organizado por el exorcista francés René Chenessau y por el teólogo René Laurentin.
L´Osservatore Romano recuerda que la experiencia fue positiva, por lo que se repitió en 1994, encuentro en el que se decidió finalmente dar continuidad a este hecho dotándolo de una estructura organizativa, naciendo así, el 4 de septiembre de 1991, la Asociación Italiana de Exorcistas.
El padre Francesco Bamonte, presidente de la AIE desde el año 2012, manifestó al diario Vaticano y a otros medios que la aprobación de la Asociación "es un motivo de alegría, no solo para los asociados, sino para toda la Iglesia". El sacerdote recordó igualmente que Dios constantemente llama a algunos sacerdotes "a este precioso ministerio del exorcismo y de la liberación", con la tarea de "acompañar con humildad, fe y caridad" a aquellas personas que necesitan de una específica atención espiritual".
El padre Bamonte manifestó, además, su deseo que otros sacerdotes se den cuenta de esta dramática realidad, en ocasiones ignorada e infravalorada. "El exorcismo es una forma de caridad en beneficio de las personas que sufren; que entra, sin duda, entre las obras de misericordia corporales y espirituales", refirió al sacerdote.
Actualmente la Asociación Internacional de Exorcistas cuenta con unos 250 sacerdotes de 30 países que se dedican a esta labor pastoral.
Etiquetas:
(AIE),
Asociación internacional de exorcistas
Suscribirse a:
Entradas (Atom)