“Queridos
hijos! También hoy oro al Espíritu Santo para que llene sus corazones con una
fe firme. La oración y la fe llenarán su corazón de amor y de alegría, y
ustedes serán una señal para aquellos que están lejos de Dios. Hijitos,
exhórtense unos a otros a la oración con el corazón, para que la oración llene
su vida, y ustedes, hijtos, cada día serán, sobre todo, testigos del servicio a
Dios en la adoración y al prójimo en la necesidad. Yo estoy con ustedes e
intercedo por todos ustedes. Gracias por haber respondido a mi llamado”.