lunes, 8 de junio de 2015

Lectio Divina (Método en 10 pasos): Lunes, 8 de Junio, 2015: Evangelio según San Mateo. 4, 25—5, 12. : (10ª Semana del Tiempo Durante el año - Ciclo B -)

LECTIO DIVINA DEL EVANGELIO DE LA 10ª SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO: LUNES 8 DE JUNIO 2015:

1°. ORACIÓN DE PREPARACIÓN:
Espíritu Santo, que no me cierre al poder de Dios y sepa comprender su Palabra y que las bienaventuranzas del Evangelio de hoy, sean mi criterio de vida, mi forma de pensar y de comportarme.
Amén.
2°. LECTURA DEL EVANGELIO:
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo. 4, 25—5, 12
Seguían a Jesús grandes multitudes que llegaban de Galilea, de la Decápolis, de Jerusalén, de Judea y de la Transjordania. Al ver la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él. Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron”.
Palabra del Señor.

VIDEO-EVANGELIO:
1. https://www.youtube.com/watch?v=LnoFiaW-9gI

3°.MEDITACIÓN DEL EVANGELIO:
A. COMENTARIO INTRODUCTORIO
Hoy empezamos a leer el evangelio de Mateo con el sermón de la montaña.
Jesús presenta la «carta magna» (las Bienaventuranzas) de su mensaje, de su evangelio anunciando ocho veces, a quienes quieran ser sus discípulos, la felicidad, el camino del proyecto de Dios, que es proyecto de vida plena. 
Jesús contempla la muchedumbre que simboliza a toda la humanidad doliente. Y siente, como en tantas ocasiones, compasión. Hace suyos los sufrimientos de cada uno. Los entiende por dentro.
Sube a la montaña, se sienta y comienza a hablar. 
El contenido es paradójico: llama felices a los pobres, a los humildes, a los de corazón misericordioso, a los que trabajan por la paz, a los que lloran y son perseguidos, a los limpios de corazón.
Esto no quiere decir que la felicidad está en la misma pobreza, o en las lágrimas, o en la persecución; sino, en lo que esta actitud de apertura y de sencillez representa y en el premio que Jesús promete.
Son llamados bienaventurados por Jesús,  los que no se bastan a sí mismos, los que no se apoyan en sus propias fuerzas, sino en Dios.
A los que quieran seguir este camino, Jesús les promete ser hijos de Dios, poseer la tierra y el Reino.
La sociedad en que vivimos llama dichosos a los ricos, a los que tienen éxito, a los que ríen, a los que consiguen satisfacer sus deseos. Jesús, en cambio, promete la felicidad por caminos muy distintos.
Si lo que cuenta en este mundo es pertenecer a los poderosos, a los importantes, las preferencias de Dios van a los humildes, los sencillos y los pobres de corazón. 
Jesús mismo será testimonio de esta felicidad porque es el único que la ha llevado a plenitud: Él es el pobre, el que crea paz, el misericordioso, el limpio de corazón, el perseguido que ahora, está glorificado como Señor, en la felicidad plena.
Las bienaventuranzas no son un código de obligaciones ni un programa de moral, sino el retrato de cómo es Dios, de cómo es Jesús, de qué es lo verdaderamente
Como discípulos misioneros de Jesús debemos asumir la increíble y desconcertante novedad de las bienaventuranzas, tomando el mensaje del evangelio como la nueva ley del Reino que invita a la verdad, la justicia, la solidaridad y la libertad, aunque tengamos que correr el riesgo de entregar, como Jesús, la propia vida por los demás.

B. REFLEXIÓN DEL PAPA FRANCISCO.
La palabra bienaventurados (felices), aparece nueve veces en esta primera gran predicación de Jesús. Es como un estribillo que nos recuerda la llamada del Señor a recorrer con Él un camino que, a pesar de todas las dificultades, conduce a la verdadera felicidad.
Queridos jóvenes, todas las personas de todos los tiempos y de cualquier edad buscan la felicidad. Dios ha puesto en el corazón del hombre y de la mujer un profundo anhelo de felicidad, de plenitud. ¿No notáis que vuestros corazones están inquietos y en continua búsqueda de un bien que pueda saciar su sed de infinito?
[…]Y así, en Cristo, queridos jóvenes, encontrarán el pleno cumplimiento de sus sueños de bondad y felicidad. Sólo Él puede satisfacer sus expectativas, muchas veces frustradas por las falsas promesas mundanas. Como dijo san Juan Pablo II: “Es Él la belleza que tanto les atrae; es Él quien les provoca con esa sed de radicalidad que no les permite dejarse llevar del conformismo; es Él quien les empuja a dejar las máscaras que falsean la vida; es Él quien les lee en el corazón las decisiones más auténticas que otros querrían sofocar. Es Jesús el que suscita en ustedes el deseo de hacer de su vida algo grande”» (Papa Francisco, Mensaje para la Jornada Mundial de la Juventud 2015).
4°. ORACIÓN: Dialogo con el Divino Maestro

Entre los más pobres
Este es tu escabel, y tus pies se posan aquí,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Cuando trato de inclinarme ante ti, mi gesto no alcanza
la profundidad en la que se posan tus pies
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
La soberbia no puede acercarse adónde tú caminas,
vestido como los humildes,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
Mi corazón nunca podrá hallar el camino
hasta donde tú estás acompañando
a los que no tienen compañía,
entre los más pobres, los ínfimos y los abandonados.
R. Tagore

5°. CONTEMPLACIÓN: Silencio ante la Palabra.

6°. CONSOLACIÓN: Es sentir íntimamente el "gusto" de la Palabra de Dios.

7°. DISCERNIMIENTO: Pensar y Discernir la Palabra.
¿Dónde buscamos la felicidad?
¿Aceptamos la propuesta de Jesús?
¿Qué lugar ocupa la renuncia en mi camino de vida?

8°. COMPARTIR: Comparto la Palabra.
9°. DELIBERACIÓN: Tomo una decisión concreta iluminado por la Palabra.
Como cristianos nos toca testimoniar este mensaje del evangelio de hoy, viviéndolo en la sencillez y cotidianidad de nuestra vida profesional y familiar, dejando a Dios la posibilidad de iluminar al mundo con la luz que emane de nuestras vidas.

SANTOS DE HOY - PIDAMOS LA INTERCESIÓN DE TODOS ELLOS
-Nuestra Señora de Alejandría, Egipto (Siglo 4)
-San Clodulfo de Metz, Obispo y Confesor 
-San Caliope, Mártir
-San Disibodo de Maguncia, Obispo
-San Eutropio de Valencia, Obispo
-San Fortunato de Fano, Obispo
-San Gaudencio, Discípulo de San Romualdo y apóstol de Hungría
-San Gildardo o Godardo de Rouen, Obispo hermano de San Medardo, Obispo de Rouen
-San Guillermo (William) Fitzherbert de York, Arzobispo y Confesor
-San Heraclio de Sens, Obispo
-San Jacobo o Santiago Berthieu, Presbítero y Mártir Jesuita
-San Maximiano de Siracusa, Obispo de Aix-la-Provence
-San Medardo de Noyon, Obispo de Soissons
-San Pedro de Amer, Mercedario
-San Sabiniano, Abad
-San Severino de Setempeda, Obispo
-San Salustiano de Cerdeña, Confesor 
-San Victorino de Camerino, Confesor y Ermita
-Santa Calíopa o Caliope de Lerma, Mártir
-Santa Sira de Chalons, Abadesa (Junio 8 - 10, Octubre 22 - 23)
-Santa Syra, Sira (Siria) de Rilly, Virgen Eremita 


Para profundizar la Lectio Divina visitar el blog: http://lectiodivinacamo.blogspot.com.ar/

camo.msscc@gmail.com

San Cayetano Errico, ruega por nosotros
"ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL"
San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla; sé
nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas
del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno
con el divino poder a Satanás y a los demás espíritus
malignos que andan dispersos por el mundo
para la perdición de las almas. Amén