(RV).- Como informó el vocero vaticano, p. Federico Lombardi, el viernes por la tarde, a las 18 (hora de Roma), en la Capilla de la Casa de Santa Marta, donde vive, el Papa encontró a un grupo de niños huéspedes del pabellón de Oncología Pediátrica del Policlínico “Agostino Gemelli” de Roma. Los niños, gravemente enfermos, eran 22, y estaban acompañados por sus padres, por representantes del personal médico del Gemelli, voluntarios del Unitalsi, religiosas y sacerdotes que los asisten y acompañan en peregrinación a los santuarios de Lourdes o Loreto. En total 70 personas. Entre los presentes se encontraban también tres hermanitas, las tres enfermas, con sus padres. Con ocasión de una peregrinación a Lourdes los niños del grupo habían enviado a Francisco sus dibujos de la Gruta de Lourdes (el diseño calificado como el más bello fue hecho en Braille por un niño ciego), acompañándolos con una carta en la que le habían ofrecido al Papa ir a rezar con él. El p. Lombardi contó que el encuentro se llevó a cabo en un clima de oración y de gran emoción, pero también de alegría, como cada vez que los niños son los protagonistas. Luego de la señal de la cruz, el saludo de paz del Papa y el rezo del Padre Nuestro, una niña dirigió a Francisco unas palabras de saludo pidiéndole rezar por todos los niños enfermos del mundo y bendecir a sus padres. Luego todos cantaron el “Ave María de Lourdes”. Luego el Santo Padre dirigió a los niños algunas palabras a manera de diálogo, escuchando sus preguntas y recibiendo de ellos pequeños presentes, e invitándoles a sentir siempre la presencia de Jesús a su lado, “porque Jesús los quiere tanto” : “¿Qué cosa hace Jesús, cuando encuentra un niño que llora? ¿Qué cosa hace? ¿Se detiene? Jesús se detiene. ¿Por qué? ¡Porque los niños son aquellos que Jesús más ama! Así es Jesús. Y hoy Jesús está cerca de todos nosotros, de todos ustedes que han venido aquí. ¡En serio! ¡Jesús está aquí, con nosotros! ¿Jesús está aquí con nosotros?”. Luego de un Ave María recitado juntos, el Papa impartió la bendición, que es “como un abrazo de Dios”. Finalmente – como acostumbra – saludó personalmente con gran afecto a todos los presentes, cada niño con sus padres. Como constató el p. Lombardi, el encuentro duró aproximadamente media hora. (RC-RV) |