Papa Francisco : Homilía del Mièrcoles 29 de Mayo 2013 en Santa Marta : El triunfalismo detiene a la Iglesia: es la tentación del cristianismo sin la Cruz.
(RV).-
El Evangelio del día cuenta que Jesús, de camino hacia Jerusalén
anuncia a sus discípulos su pasión, muerte y resurrección. Es el camino
de la fe. Los discípulos -explicó el Papa en la homilía de este martes
en la casa de Santa marta- piensan en otro proyecto, piensan hacer sólo
la mitad del camino, que es mejor pararse" y "discuten entre sí sobre
cómo arreglar la Iglesia, cómo solucionar la salvación". Así, Juan y
Santiago, le piden sentarse, en su gloria, uno a su derecha y el otro a
su izquierda, lo que provoca una discusión entre los otros sobre quién
era el más importante en la Iglesia.
"La tentación de los
discípulos -dijo el Papa - es la misma que la de Jesús en el desierto,
cuando el demonio le propone otro camino": "hazlo todo rápidamente, haz
un milagro, algo que todo el mundo vea. Ve al templo y haz el
paracaidista sin dispositivo, así todo el mundo verá el milagro y así se
hará la redención". Es la misma tentación de Pedro cuando en un primer
momento no acepta la pasión de Jesús. "Es la tentación de un
cristianismo sin la cruz, un cristianismo a medio camino”. "La tentación
del cristianismo sin la cruz", una iglesia a medio camino" - que no
quiere llegar a donde el Padre quiere ", es la tentación del
triunfalismo. Queremos el triunfo de hoy, sin ir a la cruz, un triunfo
mundano, un triunfo razonable":
(audio)
"El triunfalismo en la Iglesia, detiene a la Iglesia. El triunfalismo
en los cristianos, frena a los cristianos. Una Iglesia triunfalista, es
una Iglesia a mitad de camino, una Iglesia que es feliz así, bien
equipada - ¡bien arreglada! - con todas las oficinas, todo muy bien,
todo bonito ¿eh? Eficiente. Pero una iglesia que reniega a los mártires,
porque no sabe que los mártires son necesarios a la Iglesia para el
camino de la Cruz. Una Iglesia que sólo piensa en los triunfos, los
éxitos, que no sabe aquella regla de Jesús: la regla del triunfo a
través del fracaso, el fracaso humano, el fracaso de la Cruz. Y ésta es
una tentación que todos tenemos".
El Papa, después evoca un momento particular de su vida:
(audio)
"Recuerdo que una vez, en que atravesaba un momento oscuro de mi vida
espiritual y le pedía una gracia al Señor, fui a predicar los ejercicios
espirituales a unas monjas. Y el último día se confesaron. Vino a
confesarse una religiosa anciana, de más de 80 años, pero con los ojos
claros y muy luminosos: era una mujer de Dios. Al final de la confesión
viendo que era una verdadera mujer de Dios, le dije:'oiga, como
penitencia, rece por mí, porque necesito una gracia, ¿eh? Si usted se la
pide al Señor, seguro que me la dará’. Se detuvo un momento, como si
rezara, y luego me dijo:"Claro que el Señor le dará la gracia, pero no
se engañe: se la dará a su manera divina'. Esto me hizo muy bien. Sentir
que el Señor siempre nos da lo que pedimos, pero a su manera divina. Y
el modo divino es esto hasta el final. La forma divina consiste en la
Cruz, no por masoquismo: no, no! Por amor. Por amor hasta el extremo".
Y esta es la oración con la que el Santo Padre terminó su homilía:
(audio)
"Pidamos al Señor la gracia de no ser una iglesia a mitad de camino,
una Iglesia triunfalista, de grandes éxitos, sino de ser una Iglesia
humilde, que camina con decisión, como Jesús. Adelante, adelante,
adelante. Con el corazón abierto a la voluntad del Padre, como Jesús.
Pidamos esta gracia".
ER - RV