martes, 11 de septiembre de 2012

Miércoles, 12 Septiembre, 2012 : Fiesta del Santísimo Nombre de la Virgen María

Según costumbre de los judíos, ocho días después del nacimiento de la Virgen, sus padres le impusieron el nombre de María. La liturgia, que ha fijado algunos días después de Navidad la fiesta del santo nombre de Jesús, ha querido instituir también la fiesta del santo nombre de María poco después de su Natividad. Celebrada primero en España, esta fiesta fué extendida a toda la Iglesia por el papa Inocencio XI, en 1683, para agradecer a María la victoria que acababa de ganar Juan Sobieski, rey de Polonia, contra los turcos, que asediaban a Viena y amenazaban a Occidente.El nombre hebreo de María, en latín Domina, significa Señora o Soberana; y eso es ella en realidad por la autoridad misma de su Hijo, soberano Señor de todo el universo. Gocémonos en llamar a María Nuestra Señora, commo llamamos a Jesús Nuestro Señor; pronunciar su nombre es afirmar su poder, implorar su ayuda y ponernos bajo su maternal protección.

El nombre de María, es nombre de salvación 
para los regenerados, señal de 
todas las virtudes, honra de castidad; 
es el sacrificio agradable a Dios; es la virtud 
de la hospitalidad; es la escuela de santidad; 
es, por fin, un nombre completamente 
maternal (San Pedro Crisólogo).
El nombre de María es como un bálsamo que corre 
agradablemente sobre los miembros de los
enfermos y los penetra con eficacia. 
Es semejante a este óleo, 
que por sus unciones, reanima y suaviza, da fuerza, 
flexibilidad y salud. Mucho más que el nombre
de todos los Santos, el de María nos reposa 
de nuestra fatiga, cura todos nuestros males, 
ilumina nuestra ceguera, conmueve nuestra 
obstinación y nos da coraje para 
enfrentar nuestro desánimo. María es la vida y 
la respiración de sus servidores, la salud de
los enfermos, el remedio de los pecadores. 
Ricardo de San Víctor, interpretando estas 
palabras del Eclesiástico (VII, 2): 
“Es mejor el buen nombre que los preciosos
bálsamos”, las aplica a la Bienaventurada 
Virgen: “El nombre de María cura los males 
del pecador con mayor eficacia que los 
ungüentos más buscados; no hay enfermedad, 
por desastrosa que sea, que no sucumba
inmediatamente a la voz de este bendito 
nombre".
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El nombre de María abre el corazón de
Dios y pone todos sus tesoros a
disposición del alma que lo invoca.
Nuestro Divino Salvador, si no recuerdo mal, nos lo 
quiso recomendar cuando, resucitando entre los
muertosel primer nombre que salió de sus labios 
fue el de María.
En efecto, dirigiéndose a Magdalena, la primera
a quien Él apareció después de su Resurrección, 
le dijo (Juan XX, 16): “María”, para nosotros significa 
que el nombre de María encierra la vida en sí mismo 
y se armoniza también con la vida inmortal, que 
merece ser la primer palabra en salir de la boca 
del Salvador, que ya poseía la inmortalidad. Esta 
reflexión es hecha por Cesáreo, en su homilía 
sobre la Visitación.
Nombre que desarma y abre el corazón 
de Dios, en favor de los hombres
Y añadimos con el Padre J. Guibert, que así se
expresa en su Meditación para la fiesta del Santo 
Nombre de María: “El nombre de María desarma 
el corazón de Dios. No hay pecador, por más 
criminal,que pronuncie en vano ese nombre.
Aunque mereciese, por sus faltas, toda la 
cólera del cielo, él queda protegido como 
por un pararrayos, después que pronuncia 
el nombre de María".
A este nombre, el perdón desciende infaliblemente 
obre las almas de los pecadores, no porque Ella
tenga el derecho de concederlo, pero porque es
omnipotente para implorarlo – 
Omnipotencia suppex. El nombre de María abre
el corazón de Dios y pone todos sus tesoros a 
disposición del alma que lo invoca.
La historia nos enseña que una multitud de Santos
piadosos hicieron el voto de jamás rechazar una 
limosna que les fuese pedida en tal o cual nombre. 
Así que escuchaban el nombre amado, ellos siempre 
daban hasta el último óbolo y hasta sus propias ropas. 
El nombre de María tiene ese poder mágico sobre el 
corazón de Dios. Dios Hijo, Jesucristo, entrega todo 
lo que tiene a aquellos que les extienden la mano 
en nombre de su Madre; Dios Padre, fuente de toda 
riqueza, concede toda gracia a aquellos 
que mendigan delante suyo, invocando el nombre de
su Hija Bien amada. (...)
Nombre de salvación y de alegría
El nombre de María es un nombre salvador,
sobre todo en los peligros de orden moral. 
¡Cuántas tentaciones fueron vencidas, 
cuántos pecados evitados, cuántos 
corazones inmundos purificados, cuántas 
penosas confesiones extraídas de almas que se 
creían para siempre cerradas!
Es también un nombre de consolación
y de alegría. Él disipa la tristeza en el alma 
que lo pronuncia. 
¿Tienes miedo de Dios y de su juicio?
Pensad en María e invocad su nombre: 
vuestra confianza en Dios renacerá. 
¿Tienes miedo de los hombres,
delante de los cuales te cubriste de vergüenza 
y perdiste la reputación? Pensad 
en María e invocad su nombre: y no
tendréis más recelo de levantar los ojos 
delante de vuestros semejantes. 
¿Os aplasta el peso de la humillación
o del dolor físico? Pensad en María, 
invocad su nombre y seréis aliviados. 
¿Temes a la muerte horrible que rompe
y pone fin a todo? 
Pensad en María, invocad su nombre y
tendréis el coraje 
de aceptar ese supremo sacrificio.
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 "Este nombre tiene más virtud que el de todos los nombres
de los Santos para consolar a los débiles, curar a los enfermos,
iluminar a los ciegos, ablandar corazones endurecidos, fortificar
a los que combaten, animar a los cansados
y derribar el poder de los demonios".
Nombre de fuerza
El nombre de María, en definitiva, es un nombre de
fuerza. 
Cualesquiera que sean los enemigos que os amenazan,
vengan ellos del Infierno, como el demonio que os 
tienta; o vengan del mundo, como los adversarios 
que os persiguen, invocad el poderoso nombre de 
María y a todos venceréis.Cualesquiera que sean 
vuestras propias flaquezas, provengan ellas del orgullo, 
de la envidia, de la sensualidad o de la pereza, 
confiad vuestro débil corazón a la solicitud de la
Virgen, invocad el poderoso nombre de María y 
os venceréis a vosotros mismos.
Precioso tesoro de la Santísima Trinidad
Recogiendo opiniones de los santos Doctores sobre
el nombre de María, San Juan Eudes nos trae esta 
admirable síntesis:“El nombre de María, dice San 
Antonio de Padua, es júbilo para el corazón, miel 
para la boca y dulce melodía para los oídos".
“Bienaventurado el que ama vuestro nombre,
Oh María (es San Buenaventura quien habla), 
porque este santo nombre es una fuente de gracias
que refresca el alma sedienta y produce frutos
de justicia".“Oh Madre de Dios, dice el mismo Santo, 
qué glorioso y admirable es vuestro nombre. 
El que lo lleva en su corazón se verá libre del miedo 
de la muerte. Basta con pronunciarlo 
para hacer temblar a todo el infierno y expulsar a
todos los demonios. Los que desean poseer la paz
y la alegría en el corazón, que honren vuestro 
santo nombre".
“El nombre de María, dice San Pedro Crisólogo,
es nombre de salvación para los regenerados, 
señal de todas las virtudes, honra de castidad;
es el sacrificio agradable a Dios; es la virtud 
de la hospitalidad; es la escuela de santidad;
es, por fin, un nombre completamente maternal".
“Oh amabilísima María, exclama San Bernardo,
¡vuestro santo nombre no puede pasar por la boca 
sin abrazar el corazón! Los que os aman no pueden 
pensar en Vos, sin un consuelo y un gozo muy particular. 
Nunca entras sin dulzura en la memoria de los que 
os honran”.“Oh María, dice San Abad Raimundo Jordán, 
llamado el Idiota, la Santísima Trinidad os dio un nombre 
que, después del de vuestro Hijo, está por encima de todos 
los nombres; nombre a cuya pronunciación deben doblar 
las rodillas todas las criaturas del Cielo, de la tierra y 
del Infierno, y toda lengua confesar y honrar la gracia, 
la gloria y la virtud del santo nombre de María. 
Porque, después del nombre de vuestro Hijo, no hay
quien sea tan poderoso para asistirnos en nuestras 
necesidades, ni de quien debamos esperar más ayuda 
de la que necesitamos para nuestra eterna salvación".
“Este nombre tiene más virtud que el de todos
los nombres de los Santos para consolar a los débiles,
curar a los enfermos, iluminar a los ciegos, ablandar 
corazones endurecidos, fortificar a los que combaten, 
animar a los cansados y 
derribar el poder de los demonios” (...).
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  El nombre de María es un nombre salvador,
sobre todo en los peligros de orden moral.
¡Cuántas tentaciones fueron vencidas, cuántos
pecados evitados, cuántos corazones inmundos
purificados, cuántas penosas confesiones
extraídas de almas que se creían
para siempre cerradas!
Escuchemos a San Germán de Constantinopla:
“Al igual que la respiración, dice, es no sólo 
el signo, sino también la causa de la vida, 
así que cuando véis cristianos que con frecuencia 
tienen el santo nombre de María en sus bocas, es
señal que están vivos con la verdadera vida. 
El cariño especial que tienen para este sagrado 
nombre, da vida a los muertos, 
conserva la vida y los llena de gozo y bendición”.
En una palabra, quien dice María, dice el más
precioso tesoro de la Santísima Trinidad, como 
afirma Orígenes. 
Quien dice María, dice el más admirable ornamento
de la casa de Dios. Quien dice María, dice la gloria, 
el amor y las delicias del Cielo y de la Tierra.
Nombre terrible para los demonios
Concluímos con estas fervorosas palabras del
venerable Tomás de Kempis, respecto del glorioso 
nombre de la Madre de Dios:
Los espíritus malignos tiemblan ante la Reina de
los Cielos, y huyen 
como se corre del fuego, al escuchar su santo nombre.
Les causa pavor el santo y terrible nombre de María, 
que para el cristiano es en extremo amable y es 
constantemente celebrado.
No pueden los demonios comparecer ni pueden
poner en juego sus artimañas donde ven resplandecer 
el nombre de María. 
Como el trueno que resuena en el cielo, así caen
derribados al escuchar el nombre de Santa María. 
Y cuanto más a menudo se profiere este nombre y
más fervorosamente se invoca, 
más rápido y más lejos se escapan.
Nombre que debe ser continuamente invocado
De otro lado, los Santos Ángeles y los espíritus de los
justos se alegran y se regocijan con la devoción de los 
fieles, al ver con cuánto afecto y frecuencia celebran 
esta memoria de Santa María, cuyo glorioso nombre 
aparece en todas las iglesias de la tierra, 
especialmente en las consagradas en su alabanza.
Y es justo y digno que encima de todos los Santos 
sea honrada en la Tierra la Madre de Dios, a quien 
los Ángeles veneran todos a una sola voz, 
con sublimes cantos.
Sea por tanto el nombre de María venerado por todos
los fieles, siempre amado por los devotos, 
vinculado a los religiosos, recomendado a los seglares, 
anunciado por los predicadores, 
infundido a los afligidos, invocado en todos los
peligros.

(Clá Dias, João - Pequeño Oficio de la Inmaculada Concepción Comentado, Artpress, São Paulo, 1997, p. 299 a 303)
Santísimo Nombre de María